Tratamientos
13 de mayo, de 2022 • 4 Min

Qué es la pancreatectomía distal

distal pancreatectomy diagrams

Si el cáncer es operable, el tipo de cirugía que se hará depende de la ubicación del tumor.

Cuando se piensa en cirugía de páncreas, la palabra Whipple viene a la mente. Esta complicada y desafiante operación, cuyo nombre oficial es duodenopancreatectomía, dura entre cuatro y doce horas e implica manipular varios órganos.

Una versión menos conocida es la pancreatectomía distal. ¿Cuál es la diferencia y cómo deciden los médicos cuál es apropiada para cada paciente?

En pocas palabras, la operación de Whipple es en la cabeza del páncreas, y la pancreatectomía distal es para tumores en el cuerpo o la cola (el extremo delgado) del páncreas.

Aunque la pancreatectomía distal es menos complicada que el procedimiento de Whipple y se considera mínimamente invasiva, con un tiempo de recuperación más corto y efectos secundarios menos graves, igual es una cirugía mayor.

Qué sucede en la pancreatectomía distal

Primero se anestesia al paciente para la operación, que en general dura alrededor de cuatro horas. Durante el procedimiento, el abdomen se llena con gas para que el cirujano tenga mejor visibilidad del páncreas y la cavidad abdominal. Se insertan dos juegos de sondas por la nariz hasta el estómago para prevenir las náuseas y los vómitos y para drenar los líquidos durante la cirugía y la recuperación.

Por lo general se hacen tres incisiones en la pared abdominal: una para la cámara, una para el equipo quirúrgico y una para la mano del cirujano. La parte restante del páncreas se cierra con suturas (puntos) o con grapas.

El bazo: ¿se debe extirpar o no?

La cola del páncreas se encuentra dentro del bazo, y los vasos sanguíneos que alimentan el bazo pasan justo por detrás del páncreas. Este órgano inmunitario del tamaño del puño a menudo también se extirpa en la pancreatectomía distal.

¿Cómo deciden los médicos si deben conservar el bazo o extirparlo? Depende del tipo de tumor.

Si el tumor es benigno o precanceroso, los cirujanos pueden extirpar la cola del páncreas y conservar el bazo. Si se sabe o se sospecha que el tumor es canceroso, lo más probable es que el bazo se extirpe junto con el páncreas.

Hay dos razones para ello. En primer lugar, hay muchos ganglios linfáticos alrededor de la cola del páncreas y el bazo, y extirpar el bazo y la cola del páncreas reduce el riesgo de diseminación del cáncer a los ganglios linfáticos; además aumenta la probabilidad de detectar una diseminación que ya haya comenzado.

En segundo lugar, para llegar al tumor podría ser necesario extirpar la arteria y la vena que alimentan al bazo.

El bazo es muy importante en niños y adolescentes debido a su función inmunitaria de filtrar la sangre y controlar los glóbulos blancos que combaten las infecciones, pero tiene menos importancia en adultos.

En algunos hospitales, si se extirpa el bazo, los pacientes reciben la vacuna trivalente (de tres partes) para protegerlos contra las infecciones más importantes que podrían enfrentar: neumonía neumocócica, Haemophilus influenzae (versión bacteriana de la gripe) y meningitis.

Otros pacientes toman antibióticos a largo plazo después de la cirugía; todos los pacientes deben informar a sus médicos que se les ha extirpado el bazo, en caso de que requieran antibióticos diferentes para otras infecciones.

Posibles efectos secundarios

Una de las complicaciones más frecuentes después de la cirugía, que ocurre entre el 20 y el 30% de los pacientes, es el derrame de líquidos digestivos del páncreas.

Para combatir este problema, los médicos pueden insertar un drenaje que sale por el lado izquierdo del paciente y desemboca en un pequeño recipiente. Por lo general se retira cuando el paciente sale del hospital.

La demora en el vaciamiento gástrico también ocurre en el 15 al 20% de los pacientes. El estómago, que se encuentra cerca del sitio de la cirugía, se vacía lentamente, lo que causa sensación de llenura o malestar en la parte superior del abdomen, lo que hace que los pacientes no quieran comer.

Una consulta a un dietista especializado en oncología puede ayudar a aliviar esta complicación.

Alrededor del 60% de la insulina del cuerpo se produce en la cola del páncreas; por lo tanto, los diabéticos podrían necesitar un cambio en su tratamiento con pastillas o insulina. Otros podrían necesitar suplementos de insulina inmediatamente después de la cirugía, pero luego vuelven a su nivel normal. Y otras personas con niveles normales de azúcar en la sangre podrían no tener problemas en este sentido.

Lo mismo sucede con la necesidad de suplementos de enzimas digestivas. Si el páncreas no produce suficientes enzimas después de la cirugía, el paciente podría tener diarrea. En estos casos se pueden tomar pastillas de enzimas con las comidas. Por suerte la mayor parte de los jugos digestivos se producen en la cabeza del páncreas, de modo que probablemente quedará suficiente páncreas para evitar este problema.

La mayoría de los pacientes toleran la cirugía bastante bien. En general, la hospitalización dura aproximadamente cinco días, y la mayor parte de los pacientes se va a casa con una dieta normal o baja en grasas.