Un nuevo tratamiento conduce a un procedimiento de Whipple
- Cambio a especialistas en cáncer de páncreas
- Uso de FOLFIRINOX, una nueva combinación
- Pruebas genéticas en caso de que el cáncer regrese
Para la primavera de 2011, había estado teniendo problemas de estómago durante seis meses. En un momento dado, había reaccionado bien al medicamento para la acidez gástrica, pero ya no me ayudaba.
Pensé que tenía gripe. Pero cuando el resfriado se curó al cabo de unos días, todavía tenía malestar estomacal y llamé a mi médico. En el hospital, me diagnosticaron cáncer de páncreas y programaron un procedimiento de Whipple. No fue posible hacer una biopsia debido a la ubicación del páncreas y por el temor de que la biopsia fuera contraproducente.
Decidí ir a Memorial Sloan Kettering (MSK) en Nueva York para hacerme más pruebas. Allí me hicieron un procedimiento endoscópico que consistió en una ecografía y una biopsia del tumor, y la colocación de un stent en el conducto biliar para que drenara. Me diagnosticaron oficialmente cáncer de páncreas (adenocarcinoma) en estadio IIIB una semana después de cumplir 50 años, en abril de 2011.
Elaborar un plan de tratamiento
En MSK, el equipo de la Dra. Eileen O’Reilly, el Dr. Peter Allen (ahora en Duke University School of Medicine) y la Dra. Karyn Goodman (ahora en Mount Sinai, Nueva York), no tenía certeza de que la cirugía fuera a ser exitosa, si se podría extirpar el tumor de un vaso sanguíneo con éxito. Me recetaron cuatro sesiones de FOLFIRINOX, seguidas de una tomografía computarizada. Después de esto, tomaríamos una decisión sobre el próximo paso en el tratamiento.
Según tengo entendido, en la reunión anual sobre la investigación del cáncer se destacaron los hallazgos sobre el FOLFIRINOX y, aunque es tóxico, se ha demostrado que es más eficaz que la gemcitabina para pacientes con cáncer de páncreas que por lo demás están sanos. Administrarme FOLFIRINOX no era la práctica habitual, especialmente antes de la cirugía (aunque se está volviendo lo normal en la actualidad), pero esperábamos que me ayudara a poder llegar a operarme. En ese momento, FOLFIRINOX era nuevo y no era el protocolo de tratamiento convencional antes o después de la cirugía.
Según me explicaron, el cáncer de páncreas no podía curarse con quimioterapia. Pero si reaccionaba bien a los tratamientos, y el tumor se reducía, podrían realizarme un procedimiento de Whipple y así tendría una posibilidad de sobrevivir. Si el tumor no reaccionaba al FOLFIRINOX, la siguiente opción de tratamiento sería la radiación. Por suerte, reaccioné a la quimioterapia.
Aparte de padecer cáncer, yo era una persona saludable. Había leído lo suficiente sobre el cáncer de páncreas para saber que no parecía ser una enfermedad crónica, por lo que había que ser lo más agresivo posible para vencerlo… y hay que tener suerte. Tuve suerte de que la enfermedad se había manifestado antes de la metástasis y tuve suerte de haber reaccionado a la quimioterapia.
Reunir los requisitos para el procedimiento de Whipple
El equipo médico en MSK quería ser agresivo y tuve suerte de que lo fuera, porque mi cuerpo reaccionó bien al FOLFIRINOX. El tumor se redujo dramáticamente, lo que me permitió someterme al procedimiento de Whipple ese mes de julio. Después de unas semanas de recuperación, regresé para recibir ocho tratamientos de FOLFIRINOX. Esto se prolongó hasta el Día de Acción de Gracias. A partir de finales de diciembre de 2011, me sometí a ocho semanas de radiación. En total, terminé los tratamientos formales 11 meses después de mi diagnóstico. Mis médicos y yo conversamos sobre tratamientos adicionales, pero siempre los rechazábamos porque esperábamos más datos probatorios de que fueran eficaces.
Tuve algunos efectos secundarios, como neuropatía debido al FOLFIRINOX y, después del Whipple, tuve problemas estomacales y para comer, pero nada más grave que leves molestias. Con el tiempo, la neuropatía desapareció casi por completo. Y mi estómago también mejoró con el tiempo. He reducido al mínimo el uso de enzimas para ayudar con la digestión, aunque todavía tengo que tener cuidado con lo que como.
Pruebas del tumor después de la cirugía
Después del Whipple, doné el tumor para que lo analizaran. Durante mi recuperación, los radiólogos me diagnosticaron una reaparición del cáncer varias veces. Siempre resultó ser una falsa alarma, pero cuatro años después de mi diagnóstico, los médicos me pidieron que me hiciera pruebas genómicas para ver qué herramientas tenían en su arsenal en caso de que el cáncer regresara. Por suerte, no había regresado.
He visto y leído mucho sobre pacientes que toman el control de sus tratamientos y vuelan por todo el país (y al extranjero) para encontrar el equipo de médicos adecuado y, con suerte, una solución. Por suerte, aunque me diagnosticaron en un buen hospital, cambié de hospital rápidamente y conseguí un equipo que se especializaba en el cáncer de páncreas, un equipo que sabía cuáles eran las opciones, tenía acceso a esas opciones y era lo suficientemente valiente para utilizarlas. Su uso de nuevos procedimentos para examinar el tumor antes de decidir si operar o no fue crucial. Estaba envenenando mi cuerpo con bilis, y el uso de una endoscopia para insertar el stent junto con la ecografía y la biopsia del tumor eran procedimientos relativamente nuevos que no se ofrecían en el primer hospital y ciertamente le dieron al equipo de médicos un mejor panorama de mi situación. Creo que su uso de FOLFIRINOX fue bastante único cuando me lo recetaron, y me salvó la vida.
Mi consejo es que busque el tratamiento más actualizado
Si mi historia tiene una moraleja es que la ciencia cambia rápidamente hoy en día, por lo que hay que conseguir un equipo de especialistas en cáncer de páncreas para poder utilizar los tratamientos más modernos. Ese fue mi enfoque con respecto al tratamiento: quería ser lo más agresivo posible.
Cuando uno tiene cáncer, el cáncer domina los pensamientos. Es posible relegarlo a un segundo plano a veces, pero al final siempre regresa a la conciencia. Cuando uno termina los tratamientos y se pregunta si sobrevivirá porque sabe que el cáncer de páncreas tiene el desagradable hábito de reaparecer, uno tiene que encontrar consuelo en cada consulta médica que confirme que está bien. Con el tiempo, sin embargo, uno comienza a olvidarse del cáncer y se convierte en un sobreviviente del cáncer. Y ser un sobreviviente es una suerte inmensa. Después de mi diagnóstico y mi rápida inmersión en los tratamientos, quería “recuperar mi vida” desesperadamente. Mi vida nunca será igual a lo que era antes del cáncer de páncreas, pero es muy buena y en muchos sentidos hasta mejor que antes.