Historias de sobrevivientes
13 de abril, de 2020 • 4 Min

Una mutación genética ayuda a mi tratamiento

Malcolm Robertson

Malcolm Robertson and family
  • Dolor de espalda lleva a un diagnóstico de cáncer de páncreas
  • Obtención de una segunda opinión
  • Debido a una mutación de BRCA2, se recomendó quimioterapia con platino
  • Quimioterapia seguida de un procedimiento de Whipple y más quimioterapia

Desde el otoño de 2017 hasta el invierno de 2018, tuve tres episodios distintos de dolor agudo e intenso en la parte media de la espalda.

Después de mi tercer episodio de dolor de espalda, fui a ver al Dr. Jesse Jenkins, mi médico de cabecera en mi ciudad natal de Louisville, Kentucky. Él sospechó que podría tratarse de un problema en la vesícula biliar y solicitó una ecografía abdominal. Mi mundo se detuvo cuando me llamó una hora después de la prueba para decirme que vieron una masa en mi páncreas.

Las pruebas posteriores (tomografía computarizada y resonancia magnética) no fueron concluyentes e incluso me dijeron que estaba en buen estado de salud en ese momento. Sin embargo, mi hermano, que es radiólogo en University of New Mexico en Albuquerque, mostró mis imágenes a sus colegas y todos me recomendaron que consultara a un oncólogo. Después de la consulta con el Dr. Gary Vitale en University of Louisville Physicians, me sometí a más pruebas y biopsias. Tras aproximadamente seis meses de pruebas, en junio de 2018 me diagnosticaron carcinoma de células acinares en estadio I.

Una segunda opinión marca el rumbo

Después de analizar la situación con el Dr. Vitale y también con mi hermano, decidí ir al MD Anderson (MDA) en Houston para obtener una segunda opinión. Los médicos de allí, junto con el equipo de oncología de mi ciudad natal, me recetaron cuatro ciclos de tratamiento prequirúrgico con FOLFIRINOX, seguido de una cirugía de Whipple, seguida de otras ocho rondas de FOLFIRINOX y luego quimioterapia con FOLFOX. Me sometí a la quimioterapia en mi ciudad natal con el Dr. John Hamm de Norton Healthcare y a la cirugía con el Dr. Ching-Wei Tzeng en MDA. Volví a casa después de la cirugía para recibir la quimioterapia restante.

La quimioterapia me provocó náuseas extremas asociadas con pérdida de peso, fatiga, neuropatía y leve neutropenia. Algunas terapias me ayudaron a tratar estos síntomas, pero la verdad es que fue una lucha. El procedimiento de Whipple me ha provocado síntomas típicos: gases, y náuseas y diarrea ocasionales, que son tolerables.

El efecto de una mutación genética

El cáncer ha estado presente durante mucho tiempo en la familia de mi padre. Mi abuela y mi prima hermana murieron de cáncer de mama, mi padre de cáncer de próstata, y mi tío de cáncer de mama masculino. Antes de morir, mi tío se sometió a pruebas genéticas, que mostraron que tenía una mutación de BRCA2. Me hicieron la prueba hace unos 10 años y también se determinó que tengo esta mutación. Debido a la mutación, me recomendaron enfáticamente quimioterapia con platino (FOLFIRINOX). Parece que funcionó bastante bien, ya que desde que completé la quimioterapia en abril de 2019, no he tenido cáncer. A pesar de las dificultades que tuve con la quimioterapia, estoy agradecido de que estuviera disponible para mí.

A causa de la mutación de BRCA2, me había estado sometiendo a pruebas de detección de cáncer de mama y cáncer de próstata, pero no de cáncer de páncreas, debido a su baja incidencia en portadores de BRCA2 y a la falta de antecedentes familiares de la enfermedad. Obviamente, ahora desearía que me hubiesen hecho pruebas de detección del cáncer de páncreas, pero no puedo cambiar el pasado.

Estoy agradecido por el apoyo de mi familia, mis amigos y mi trabajo durante todo este recorrido. Mi esposa, mi madre y mi hermano fueron increíbles en cuanto al apoyo que me brindaron. Mis compañeros de trabajo y mi jefe tuvieron muchísima consideración, incluso me enviaron muchos mensajes de apoyo. Los amigos de mi ciudad natal fueron geniales y también tengo varios amigos que viven en Houston y que vinieron a verme al hospital mientras estuve internado allí. Reconozco lo afortunado que soy de que me hayan detectado esta enfermedad temprano, de haber tenido acceso a recursos que quizás otras personas no tengan y de haber recibido un excelente tratamiento de mis equipos de cirugía y oncología.

Malcolm cuenta su historia en “Ahora tengo una buena vida”.