Tratamientos
7 de mayo, de 2019 • 4 Min

Anatomía del procedimiento de Whipple

Anatomy of a Whipple

Mayo Clinic

Es una glándula modesta con una cabeza amplia, un cuerpo ahusado y una cola angosta y puntiaguda que raramente se hace notar: el páncreas.

La mayoría de las personas no llegan a conocer este órgano hasta que causa problemas. Tiene el tamaño de una banana, y se encuentra en las profundidades del abdomen, en la curvatura del intestino delgado, entre el estómago y la columna. Por eso no se nota, a menudo ni siquiera con intervenciones o imágenes médicas.

Para operar el páncreas, los cirujanos deben descubrirlo primero. A menudo esto implica mover los órganos en los que anida, así como dos vasos sanguíneos muy importantes que recorren el páncreas: la arteria mesentérica superior y la vena mesentérica superior.

La duodenopancreatectomía, comúnmente llamada operación de Whipple en honor de Allan Whipple, el médico de Nueva York que perfeccionó el procedimiento, es una cirugía complicada y exigente que dura de cuatro a doce horas. Una lección rápida de anatomía explica por qué.

Dos funciones, un órgano

El páncreas cumple una doble función. Este órgano pertenece tanto al sistema hormonal (endocrino) como al digestivo (exocrino).

Muchas personas conocen el páncreas por su función hormonal y probablemente lo escucharon nombrar en relación con la diabetes. Produce la hormona insulina, que ayuda a controlar la cantidad de azúcar en la sangre.

Pero el páncreas también es importante en la digestión. Una vez que el estómago descompone y parcialmente digiere un alimento, este es empujado hacia la primera parte del intestino delgado, llamada duodeno. Entonces, el páncreas agrega sus propios jugos y enzimas digestivas al alimento a través de un pequeño conducto que desemboca en el duodeno.

Debido a la relación funcional y anatómica del páncreas con el estómago, el intestino y el colédoco (vía biliar), la operación de Whipple es más que una simple operación en el páncreas, ya que involucra también al menos tres otros órganos.

El Dr. Horacio Asbun de Miami Cancer Institute, Florida (que antes trabajaba para Mayo Clinic en Jacksonville), explica que el cirujano extirpa la cabeza del páncreas (sitio A), el conducto biliar y la vesícula (sitio B), la primera parte del intestino delgado (sitio C) y con frecuencia al menos parte del estómago (sitio D). Según el sitio y el estado del tumor, es posible que también haya que mover la arteria y la vena mesentéricas, lo que complica aún más la cirugía.

Luego, el cirujano vuelve a conectar las partes restantes del páncreas, el intestino y el estómago. El video de Mayo Clinic explica la cirugía en detalle.

También es posible extirpar el páncreas entero, lo que se conoce como pancreatectomía total. Sin embargo, los pacientes sometidos a la operación de Whipple sufren menos complicaciones metabólicas porque en este procedimiento se conserva suficiente cantidad de tejido pancreático para mantener la producción de insulina y jugos digestivos. Los cirujanos también intentan conservar el píloro (que conecta el estómago con el duodeno) si no hay indicios de enfermedad en ese lugar, porque juega un rol importante en la digestión, ya que actúa como una válvula que controla el flujo de alimentos parcialmente digeridos entre estómago y el intestino delgado.

Técnica de Whipple

Debido a la dificultad de tomar imágenes del páncreas, muchos cirujanos no están seguros de qué encontrarán hasta que operan; por eso muchos optan por procedimientos abiertos en los que hacen una gran incisión en el abdomen para tener acceso a los órganos internos.

La cirugía laparoscópica también está disponible, con el beneficio de incisiones más pequeñas y tiempos de recuperación más cortos. Pero debido al pequeño espacio y a que solo hay imágenes bidimensionales de una zona repleta de órganos, puede ser dificultosa.

La reciente incorporación de equipos robóticos ha popularizado los procedimientos mínimamente invasivos (de mínimo acceso). Estos brindan una mejor visualización en tres dimensiones, y mayor precisión y destreza quirúrgica gracias al uso de instrumentos laparoscópicos para la muñeca, que imitan los movimientos de la mano humana.

En UPMC Hillman Cancer Center en Pittsburgh, donde los cirujanos han realizado más de 500 operaciones de Whipple asistidas por robot, el cirujano oncólogo Amer H. Zureikat explica que el avance ha ampliado el abanico de pacientes con cáncer de páncreas que se pueden considerar como candidatos para la cirugía. También puede afectar indirectamente a otros tratamientos.

“La operación de Whipple robótica es un punto de inflexión porque acorta la recuperación y permite la restauración de la salud más rápido, de forma que otros tratamientos necesarios para mejorar la supervivencia después de la cirugía, como la quimioterapia y la radioterapia, no parecen tan intimidantes y se toleran mejor”, indica Zureikat.

“Recientemente hicimos una comparación entre operaciones de Whipple abiertas y robóticas en ocho importantes hospitales en Estados Unidos (entre ellos UPMC). Encontramos que el Whipple robótico tiene menos complicaciones en comparación con el procedimiento abierto”, agrega.

Sea cual sea la técnica de Whipple, la internación es necesaria. El tiempo de recuperación depende del estado físico antes de la cirugía y la complejidad de la operación, pero la mayoría de las personas pueden regresar a sus actividades habituales de cuatro a seis semanas después de la cirugía.