La conexión entre la depresión y el cáncer de páncreas
Todavía no existen protocolos de detección del cáncer de páncreas que sean eficaces y asequibles. De hecho, la mayoría de las personas no van al médico hasta que la enfermedad comienza a producir síntomas visibles, como ictericia y pérdida de peso sin causa aparente.
Pero, ¿y si hubiera un indicio temprano de la enfermedad? ¿Y si síntomas como la depresión, los trastornos del sueño y la ansiedad pudieran alertar a alguien de que algo está muy mal? Aunque los síntomas psicológicos con frecuencia son una reacción a la enfermedad así como ansiedad en relación con los tratamientos, los especialistas creen cada vez más que también pueden ser producto del proceso de la enfermedad. Además, puede haber una conexión muy específica con el cáncer de páncreas.
Depresión antes del diagnóstico de cáncer de páncreas
El cáncer de páncreas y la depresión van de la mano. Pero no es solo porque un diagnóstico de cáncer de páncreas, y el tratamiento riguroso que a menudo le sigue, es angustiante. De hecho, una creciente cantidad de estudios sugiere que la depresión puede ser una señal de advertencia temprana de la enfermedad.
“El cáncer provoca profundos efectos biológicos en el cuerpo, que pueden alterar el comportamiento”, explica el Dr. Michael Irwin, profesor distinguido de Psiquiatría y Ciencias Bioconductuales del Cousins en David Geffen School of Medicine at UCLA (Los Ángeles). “Cuando las células inmunitarias intentan destruir el cáncer, se desencadena una reacción inflamatoria en el cuerpo, y tal inflamación puede contribuir al inicio de los síntomas de depresión y ansiedad, así como a trastornos del sueño”.
Dicha inflamación tiene objetivos de adaptación: nos cansa, reduce nuestro apetito y puede alterar nuestros patrones de sueño. Cuando todo esto se junta, no es sorprendente que la depresión con frecuencia se presente justo antes del diagnóstico de cáncer. Analicemos los datos:
- En un estudio en 2016 de 300,000 pacientes con cáncer y más de 3 millones de personas sin cáncer (controles), los investigadores de Suecia informaron de un mayor riesgo de enfermedad psiquiátrica casi un año antes de que los pacientes recibieran el diagnóstico de cáncer. Y los trastornos mentales eran más comunes en los casos de cáncer con malos pronósticos.
- Los estudios demuestran que hasta un 78% de los pacientes con cáncer de páncreas experimentan depresión, un porcentaje mucho más alto que en personas que padecen otros tipos de cáncer.
- En dos reseñas bibliográficas, una del año 1993 y una del 2014, se informa que entre el 33% y el 45% de los pacientes con cáncer de páncreas experimentan síntomas psiquiátricos antes de los síntomas médicos. La relación es tan notable que algunos médicos creen que la depresión podría convertirse en un marcador comprobable para el cáncer de páncreas.
“El cáncer de páncreas parece ser especialmente susceptible a la depresión antes del diagnóstico, probablemente porque el páncreas segrega hormonas estabilizadoras del estado de ánimo, neurotransmisores y enzimas digestivas, y el cáncer de páncreas es un cáncer de crecimiento rápido que produce una fuerte reacción inflamatoria”, sugiere Irwin.
Incluso darles a las personas citocinas inmunitarias (las sustancias inflamatorias que nuestro sistema inmunitario produce cuando tenemos un nivel de alerta elevado) en el laboratorio puede producir un síndrome de “comportamiento de enfermedad” en minutos que tiene las siguientes características:
- Agotamiento
- Ansiedad
- Alteración del sueño
- Pérdida del apetito
- Deterioro de la capacidad intelectual
Ese grupo de síntomas se aplica tanto al cáncer como a la depresión.
Un doble golpe
La depresión y la ansiedad suelen coexistir con una cantidad de afecciones médicas, y no todas las personas que tienen depresión deben someterse a pruebas de detección del cáncer de páncreas.
“Cuando los profesionales médicos y de salud mental son conscientes de la relación entre el cáncer de páncreas y la depresión, en particular cuando examinan a personas que nunca antes han sufrido depresión y que tienen más de 50 años, es posible que puedan identificar el cáncer de páncreas en estadios más tempranos de la enfermedad y potencialmente salvar miles de vidas”, explica Irwin.
Depresión después del diagnóstico de cáncer de páncreas
Alex Trebek, anfitrión del programa Jeopardy!, habló públicamente de la depresión que sufrió durante el tratamiento del cáncer de páncreas. La investigación más reciente parece sugerir que la tristeza abrumadora que Trebek describe no es un resultado del tratamiento, sino parte del proceso de la enfermedad; esa depresión es uno de los pocos síntomas visibles del cáncer de páncreas.
Cada vez más, las autoridades sanitarias reconocen la importancia de las pruebas de detección de salud mental para todas las personas, no solo las personas que reciben un diagnóstico de cáncer. En 2016, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de los EE. UU. (U.S. Preventive Services Task Force) publicó pautas que recomendaban pruebas sistemáticas de detección de la depresión entre la población adulta. Tales pruebas son sencillas, no duelen y solo llevan unos pocos minutos mediante el uso de escalas validadas como el Cuestionario sobre la salud del paciente (Patient Health Questionnaire) y la Escala hospitalaria de ansiedad y depresión (Hospital Anxiety and Depression Scale, HADS). La esperanza es que, cuando haya depresión, esto sea una indicación para que los médicos investiguen más a fondo en lugar de simplemente recetar un antidepresivo.
“Más allá de que la depresión sea o no un indicio de cáncer de páncreas, la depresión es importante en sí misma”, dice la Dra. Annette Stanton, profesora en Departments of Psychology and Psychiatry/Biobehavioral Sciences de UCLA. “El simple hecho de usted esté deprimido no significa que tenga cáncer y hay tratamientos eficaces disponibles para la depresión”.
¿Ya le diagnosticaron cáncer de páncreas? Pregúntele a su médico sobre pruebas de detección de la depresión. Tratar su depresión podría ayudarle a afrontar los efectos secundarios que acompañan al tratamiento del cáncer, a reforzar su reacción al tratamiento y a mejorar su calidad de vida.