Historias de sobrevivientes
14 de enero, de 2020 • 5 Min

En una encrucijada respecto al tratamiento del cáncer de páncreas

Ed O’Connor

Ed O'Connor and family
  • Diagnosticado por casualidad después de una colonoscopia
  • Quimioterapia más vitamina D y un medicamento contra el paludismo
  • La continuación del tratamiento controla el cáncer

Me encuentro en una encrucijada. Hay que tomar una decisión con respecto a mi tratamiento continuo para el cáncer de páncreas.

Mi historia comenzó en septiembre de 2016, cuando tenía 75 años. Me hicieron una colonoscopia de rutina que desembocó en una prueba tras otra. Después de una tomografía computarizada, una colangiopancreatografía por resonancia magnética (MRCP), una aspiración con aguja fina guiada por ecografía endoscópica (EUS-FNA) y una tomografía PET, me informaron que tenía un tumor de 2 cm en la cabeza del páncreas y que el cáncer se había diseminado a algunos ganglios linfáticos.

Mi primera consulta con mi oncólogo, el Dr. Muhammad Abbasi (Mountain Lakes, Nueva Jersey), fue a principios de diciembre de 2016. Me recomendó que recibiera tratamiento con FOLFIRINOX. Yo quería una segunda opinión sobre mi pronóstico y lo que debía hacerse, así que programé una consulta con el Dr. John Chabot de Columbia-Presbyterian en la ciudad de Nueva York. Dos días después de mi consulta inicial con él, me realizó una biopsia laparoscópica de abdomen y encontró ganglios linfáticos cancerosos. Confirmó que tenía adenocarcinoma en estadio IV y que el tumor no podía extirparse mediante cirugía.

Inicio del tratamiento con quimioterapia

Mi primer tratamiento con quimioterapia fue el 30 de diciembre de 2016. Me sometí a seis ciclos de FOLFIRINOX seguidos de una tomografía computarizada que arrojó resultados decepcionantes. En mayo de 2017, cambiamos al régimen GAX (Gemzar, Abraxane y Xeloda) con un cronograma de dos semanas de tratamiento y una semana de descanso. En junio de 2017, complementamos el régimen GAX con infusiones de Zemplar tres veces por semana. Zemplar (paricalcitol) es una forma sintética de vitamina D que los investigadores del Salk Institute descubrieron que “derrumba la barrera de las células que protegen los tumores pancreáticos, lo que hace que este cáncer aparentemente impenetrable sea mucho más susceptible” a los medicamentos de la quimioterapia.

A finales de 2017, suspendimos el Xeloda, que estaba causando erupciones cutáneas. Añadimos comprimidos diarios de hidroxicloroquina (HCQ) a mi tratamiento.La HCQ está diseñada para la prevención y el tratamiento de ciertos tipos de paludismo. Se cree que la HCQ interfiere en los procesos internos de la célula cancerosa, y de este modo inhibe su capacidad funcional.

Luego me enteré de que se estaban haciendo pruebas con Zemplar y HCQ en algunos ensayos clínicos. Un análisis sobre su uso en otro paciente (Dr. Stephen Bigelsen) apareció en un artículo de la revista Conquer en octubre de 2018.

Continué usando esta combinación de medicamentos hasta agosto de 2018. A esas alturas, el tumor se había reducido a no detectable en las tomografías computarizadas y mis niveles de CA 19-9 se encontraban en las decenas de 20 y de 30. El Dr. Abbasi me recomendó que recibiera una dosis de quimioterapia de mantenimiento con los mismos medicamentos, pero reduciendo la frecuencia a semana de por medio. Seguí recibiendo las infusiones de Zemplar y los comprimidos de HCQ como antes. Seis meses después, el Dr. Abbasi redujo las infusiones de Zemplar a dos veces por semana.

Durante el transcurso de mi tratamiento, periódicamente organizaba consultas con médicos en el área de Nueva York que tenían experiencia con el cáncer de páncreas. No todos eran defensores del Zemplar y la HCQ, pero como los medicamentos no parecían causar ningún daño, nunca sugirieron que dejara de usarlos. En septiembre de 2019, me hicieron una tomografía PET y el radiólogo informó una “respuesta metabólica completa al tratamiento”, lo que significaba que no se habían detectado rastros del cáncer. En octubre de 2019, me reuní con la Dra. Allyson Ocean de Weill Cornell Medicine (Nueva York), quien después de tomar en consideración mi evolución general, me recomendó que me tomara unas “vacaciones de la quimioterapia” para permitir que mi cuerpo se recuperara. También sugirió que continuara usando Zemplar y HCQ, debido a sus posibles efectos terapéuticos, incluso sin la quimioterapia.

En una encrucijada

Junto con el Dr. Abbasi analizamos la recomendación de la Dra. Ocean. He estado recibiendo quimioterapia durante tres años y para enero de 2020 habré recibido 87 infusiones separadas. La quimioterapia me está desgastando: anemia, cansancio y neuropatía son los síntomas obvios, pero probablemente otras cosas están ocurriendo en algunos de mis órganos por las que debería preocuparme. Suspender o reducir la quimioterapia también tiene sus riesgos. ¿Reaparecerá el cáncer? Y si esto ocurre, ¿reanudar la quimioterapia volverá a controlarlo?

Durante una visita en diciembre de 2019, el Dr. Abbasi me recomendó disminuir la quimioterapia, pero no suspenderla. Nuestro plan es suspender Abraxane y continuar con Gemzar. Abraxane es la causa más probable de mi neuropatía. Monitorearemos de cerca mis marcadores de cáncer y las tomografías computarizadas, y si el cáncer vuelve a presentarse, volveremos a usar Abraxane. En el futuro también es posible que suspendamos Gemzar.

Mi tratamiento contra el cáncer ha sido sorprendentemente exitoso. Sin embargo, ha habido muchos desafíos en el camino. Aunque no voy a entrar demasiado en detalles, desde que me diagnosticaron cáncer he experimentado muchos problemas médicos diferentes. Algunos problemas como la enfermedad de Lyme, cataratas, ciática o un cálculo renal no estuvieron relacionados con mi tratamiento contra el cáncer de páncreas. Pero, entre mis otros problemas, puedo mencionar una internación de tres semanas, una obstrucción intestinal, una infección con la bacteria Clostridium difficile, parálisis de Bell, cuatro colangiopancreatografías retrógradas endoscópicas con tres colocaciones de stent, problemas intestinales impredecibles y explosivos, reemplazo de una vía de acceso, una embolia pulmonar, una instalación de filtro en la vena cava inferior, neuropatía y transfusiones de sangre.

Pero con la ayuda de mi excelente equipo de apoyo médico, el apoyo moral de familiares y amigos, y mucha suerte, he superado o podido tolerar estas afecciones y, por el momento, tenemos el cáncer bajo control.

Ed falleció después de una batalla de casi cuatro años contra el cáncer de páncreas. Siguió los últimos tratamientos, y le agradecemos que haya compartido su historia con Let’s Win. Ofrecemos nuestro más sincero pésame a su familia.