Investigación
15 de septiembre, de 2021 • 5 Min

Actualización sobre la vitamina C y el cáncer

Cancer researcher Lewis Cantley

Hace casi seis años, el Dr. Lewis Cantley, Ph.D., director del Sandra and Edward Meyer Cancer Center, Weill Cornell Medicine, Nueva York, y su equipo publicaron algunos descubrimientos en la revista científica Science que mostraban que altas dosis de vitamina C detenían el crecimiento de los tumores de cáncer de colon con mutaciones de KRAS o BRAF.

Ese descubrimiento ha avanzado a un ensayo de fase II de tumores sólidos como cáncer de pulmón, colon y páncreas en seres humanos para confirmar resultados obtenidos antes. La fecha prevista de finalización del estudio es diciembre de 2021. El ensayo, que cuenta con el apoyo de Stand Up to Cancer y la American Association for Cancer Research (AACR), podría demostrar el dicho “Todo lo viejo es nuevo otra vez”. Esta no es la primera incursión de la vitamina C en el cáncer. Tampoco es el primer intento de frenar a KRAS, una proteína involucrada en más del 90 por ciento de los casos de cáncer de páncreas y que se considera que “no es susceptible a los medicamentos”, aunque los investigadores están avanzando en cómo actuar sobre el gen. Aproximadamente el 3 por ciento de los tumores de páncreas tienen una mutación en otro gen, llamado BRAF. Cerca de la mitad de todos los casos de cáncer de colon tienen una mutación de los genes KRAS o BRAF.

Entender la vitamina C

En la década de 1970, se descubrió que algunas propiedades de la vitamina C pueden volverla tóxica para las células cancerosas. Los primeros estudios arrojaron resultados prometedores, pero se vieron empañados por la controversia que surgió y se encontraron algunos defectos. Cuando los investigadores realizaron ensayos controlados aleatorizados, se descubrió que la vitamina C no era beneficiosa. Sin embargo, esos estudios no fueron una comparación equitativa con trabajos anteriores. No obstante, la vitamina C perdió popularidad. Los profesionales de la medicina alternativa continuaron recomendando altas dosis de vitamina C para el tratamiento del cáncer.

En la actualidad, hay un interés renovado en la vitamina C entre algunos de los principales investigadores del país dedicados al cáncer, impulsado por una mejor comprensión de cómo interactúa con las células cancerosas. Además, hay datos probatorios crecientes de ensayos en fase temprana que sugieren que la vitamina C puede mejorar la calidad de vida de los pacientes, ya que los tejidos sanos se libran de los efectos tóxicos de la quimioterapia y se reduce al mínimo el dolor causado por el cáncer. Aunque los científicos se apresuran a señalar que la vitamina C por sí sola no cura el cáncer, esta puede aumentar la eficacia de otros tratamientos como la quimioterapia o la radioterapia. “Todo se reduce al mecanismo de acción, y el mecanismo tiene sentido”, explica Cantley, quien es considerado uno de los principales expertos del mundo en el metabolismo del cáncer. “Lo que hemos demostrado en una serie de artículos, en el contexto de las células con mutaciones de KRAS, es que estas células tienen un transportador de glucosa sobreexpresado. Es por eso que se pueden obtener imágenes de estas cosas con una tomografía PET. Están absorbiendo mucha más glucosa”.

Este sistema de transporte de glucosa es fundamental para los efectos de la vitamina C. El proceso es muy complicado. Pero, en pocas palabras, parece que las células con mutación de KRAS producen una cantidad exorbitante de una proteína llamada GLUT1. La tarea de esta proteína es transportar glucosa por las membranas celulares. Al hacerlo, las células cancerosas obtienen niveles muy altos de la glucosa que necesitan para sobrevivir y desarrollarse. La proteína GLUT1 también transporta la forma oxidada de la vitamina C dentro de las células. Esta forma oxidada de la vitamina C se denomina ácido dehidroascórbico (DHA).

Cuando nuestras células están sanas, una cantidad muy pequeña de vitamina C se convierte en DHA. Pero en el microentorno que favorece el cáncer de un tumor con mutación de KRAS, grandes cantidades de vitamina C se convierten en DHA. Esta forma oxidada de la vitamina C es perjudicial para las células cancerosas. “Una vez que el DHA entra en la célula, es como un caballo de Troya”, explica Cantley. Eso es así porque hay antioxidantes (moléculas que tratan de prevenir el daño celular) dentro de la célula cancerosa que intentan volver a convertir el DHA en vitamina C para combatir el daño celular causado por el DHA. “Lo que sucede es que los antioxidantes se agotan y, una vez que eso sucede, la célula cancerosa muere debido al daño al ADN causado por el estrés oxidativo”, explica. Los tumores que tienen anomalías en los genes que reparan el ADN, como BRCA1 o BRCA2, son especialmente susceptibles a ser destruidos por la vitamina C. La combinación de vitamina C con radiación para causar más daño al ADN puede mejorar la destrucción del tumor.

Sobre el estudio

Este es un ensayo abierto, multicéntrico, de un solo grupo, de 3 cohortes, de infusión intravenosa de vitamina C en dosis altas en participantes con tumores malignos sólidos con mutaciones de KRAS o NRAS que cumplen con los requisitos para resección (cohorte A) o pacientes con cáncer metastásico con mutaciones de KRAS, NRAS o BRAF (cohorte B). En la cohorte C participarán pacientes con cáncer colorrectal con mutación de RAS o BRAF tributarios de tratamiento locorregional de metástasis hepáticas con radioembolización de itrio-90 (Y90) para aumentar el daño del ADN.

El objetivo del estudio es investigar si la infusión de vitamina C en dosis altas conduce a una reacción tumoral patológica en el cáncer de pulmón, colorrectal y de páncreas resecable (cohorte A) o una reacción tumoral objetiva en tumores sólidos mutantes KRAS o BRAF (cohorte B). Para la cohorte C, el objetivo principal es determinar la dosis máxima tolerada de la combinación de vitamina C en dosis altas con radioembolización Y90 para pacientes con neoplasias malignas de tumores sólidos y metástasis hepáticas tributarias de tratamiento locorregional.

“Somos optimistas. Lo que esperamos ver es una cierta reducción del tumor”, agrega Cantley. “Cuando se complete este estudio y analicemos los datos, conoceremos más sobre cómo funciona la vitamina C. Si hay buena respuesta a este tratamiento, podemos realizar ensayos más amplios”.

Esos ensayos más amplios podrían diseñarse para determinar las dosis óptimas y comparar esos resultados con el tratamiento convencional o las terapias combinadas, por ejemplo. “Los pacientes inscritos en el estudio tienen una enfermedad que es muy difícil de tratar y algunos no tienen opciones”, dice Cantley. “Si conseguimos que el tamaño del tumor se reduzca y aumentamos el tiempo que tarda el cáncer en progresar, eso sería muy emocionante”.