Por qué se necesita este simple análisis de sangre al momento del diagnóstico
Una nueva investigación sugiere que medir los niveles de CA 19-9 de un paciente, un marcador tumoral del cáncer de páncreas, justo después del diagnóstico puede ayudar a los médicos a individualizar el tratamiento. Aquí le contamos por qué.
Para la mayoría de los pacientes con cáncer de páncreas, los días antes y después del diagnóstico implican un remolino de exámenes físicos, exámenes por imagen y análisis de sangre.
En medio de este caos, y de la conmoción de la noticia, muchos pacientes no pueden pensar en todas las preguntas que deberían hacer cuando se reúnan con su oncólogo por primera vez.
Puede llevar un tiempo recuperar la compostura. Pero investigadores de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota dicen que hay al menos una pregunta que todo paciente debería hacerle a su oncólogo inmediatamente después del diagnóstico: ¿cuál es mi nivel de CA 19-9?
La importancia del nivel de CA 19-9
La proteína CA 19-9 es un marcador tumoral utilizado a menudo por los médicos para confirmar un diagnóstico de cáncer de páncreas o monitorear el progreso de un paciente durante el tratamiento. Desafortunadamente, los resultados de los análisis no siempre son claros: los niveles de CA 19-9 pueden aumentar con enfermedades no cancerosas, como pancreatitis u otros tipos de cáncer. Si bien el 90 por ciento de nosotros producimos CA 19-9 normalmente, el diez por ciento no, y por lo tanto, no mostraríamos niveles elevados incluso ante la presencia de cáncer de páncreas. Por esos motivos y otros, el marcador no siempre es lo suficientemente sensible como para confiar en él como una prueba de detección.
Pero las consecuencias de los niveles elevados de CA 19-9 pueden ser mucho más profundas de lo que solían pensar los médicos, dice el Dr. Mark Truty, cirujano oncólogo gastrointestinal de la Clínica Mayo y autor principal de un estimulante trabajo presentado el noviembre pasado en la conferencia anual de Western Surgical Association en Napa, California y publicado este invierno en el Journal of the American College of Surgeons.
Mediante la Base de Datos Nacional de Cáncer, Truty y su equipo analizaron retrospectivamente los casos de 113.145 pacientes con cáncer de páncreas y encontraron que solo el 25 % se había realizado un análisis de sangre de CA 19-9 en el diagnóstico, independientemente del estadio de su cáncer.
Más sorprendente aún, Truty y sus colegas también observaron que los pacientes con niveles elevados de CA 19-9 tenían resultados de supervivencia considerablemente peores que los pacientes con el mismo estadio de cáncer cuyos niveles eran inferiores.
Posteriormente, Truty y su equipo revisaron los registros para determinar si los pacientes con niveles elevados de CA 19-9 que recibieron quimioterapia antes de la cirugía tuvieron mejores resultados de supervivencia que los pacientes con niveles elevados de CA 19-9 que se sometieron a la cirugía inmediatamente.
Lo que descubrieron los asombró. De hecho, la quimioterapia antes de la cirugía (también conocida como terapia neoadyuvante) pareció tener un efecto positivo en la supervivencia, y fue la única secuencia de tratamiento que “eliminó por completo el mayor riesgo presentado por los altos niveles de CA 19-9”, dice Truty.
Un cambio de paradigma
Durante años, los médicos han considerado la cirugía como la intervención de primera línea más eficaz para los pacientes con cáncer de páncreas. De forma algo polémica, el equipo de Truty está cuestionando esa creencia de larga data. La cirugía convencional para el cáncer de páncreas, el procedimiento de Whipple, es una operación larga y compleja con un riesgo importante de complicaciones.
Los hallazgos del grupo de Truty sugieren que incluso cuando el tumor de páncreas de un paciente parece operable, los médicos deberían detenerse a evaluar si sería mejor administrar quimioterapia primero, al revisar si los niveles de CA 19-9 son altos.
“Queremos hacer todo lo posible para identificar qué pacientes se beneficiarán más con la cirugía”, dice Truty. “[Our research indicates]Nuestra investigación indica que los pacientes que antes de la cirugía tienen cualquier aumento de CA19-9 por encima de lo normal deberían recibir quimioterapia antes de cualquier intento de operación. Al identificar a los pacientes con mayor riesgo y administrarles quimioterapia de inmediato antes de la operación, realmente podemos maximizar la mejor supervivencia que obtendrán cuando eventualmente se sometan a la[when they eventually have] cirugía”.
No es absolutamente claro por qué la quimioterapia prequirúrgica parece mejorar la supervivencia en los pacientes con CA 19-9 elevado. La teoría subyacente, dice Truty, es que el aumento de CA19-9 puede indicar que el cáncer se ha diseminado a otras áreas, aunque las metástasis todavía no se puedan ver en las tomografías.
“Llamamos a esto micrometástasis”, dice. Entre los cánceres, el de páncreas tiene uno de los índices de recurrencia más alto. “A menudo los pacientes que se someten a una operación de cáncer de páncreas en fase inicial tendrán tumores nuevos en el hígado, los pulmones u otras áreas en los dos años después de la cirugía”, señala Truty. Los médicos creen que las pequeñas metástasis pueden jugar un papel en la tendencia del cáncer a reaparecer. La quimioterapia sistémica puede frenar la recurrencia al eliminar de inmediato esas micrometástasis posiblemente escondidas antes de que causen daño.
Los hallazgos del equipo de Truty pueden suscitar el debate en el mundo de la investigación del cáncer de páncreas. Por un lado, señala el Dr. John Chabot, F.A.C.S., director ejecutivo de Pancreas Center en Columbia University Medical Center: “Solo podemos teorizar sobre la existencia de las micrometástasis porque estas son más pequeñas de lo que podemos detectar con nuestras herramientas de exploración”.
Y cambiar la primera intervención habitual para los pacientes con cáncer de páncreas operable de la cirugía a la quimioterapia (si tienen niveles de CA 19-9 elevados) requerirá un cambio importante de paradigma, agrega Chabot.
“Si en efecto el grupo de la Clínica Mayo nos está mostrando que la quimioterapia prequirúrgica elimina las micrometástasis, aceptarlo requerirá de todos nosotros un gran salto mental [to accept that]”, dice Chabot. “Necesito ver más datos para aceptar que la quimioterapia neoadyuvante debe administrarse [should be given] sobre la base de niveles elevados de [elevated levels of]CA19-9 solamente. Necesitamos acumular datos sólidos, analizarlos en profundidad y atravesar todo el proceso de validación”.
Pero Truty, cuyo equipo está trabajando actualmente en el desarrollo de nuevos enfoques de tratamiento basados en sus hallazgos, cree que él y sus colegas están por descubrir algo.
“Mientras la quimioterapia sigue evolucionando, necesitamos descifrar cómo secuenciar mejor todas las opciones disponibles para los pacientes de cáncer de páncreas”, dice. Los datos nuevos de Truty y sus colegas, que pronto se publicarán, sugieren que solo 1 de cada 5 pacientes realmente obtiene “un beneficio significativo percibido” del enfoque convencional de realizar la cirugía primero. “Uno de cada tres en realidad tiene resultados peores en comparación con la terapia sin cirugía”, dice.
“Estos datos son convincentes, polémicos, desafiarán el status quo y con suerte conducirán a una nueva esperanza y cambios importantes en la atención del cáncer de páncreas”.