Tratamiento de la enfermedad
3 de junio, de 2019 • 5 Min

Cómo leer el estudio científico para entender un tratamiento de cáncer de páncreas

Stack of medical journals laying on their sides

Wendy; Flickr

Cuando usted es un paciente o un ser querido, intentar comprender un estudio científico es un objetivo ambicioso.

No solo tiene que entender la terminología médica básica, sino que también tiene que poder analizar los datos y entender por qué los autores llegan a sus conclusiones, y si usted está de acuerdo con ellos.

“En el mundo actual, todos queremos una respuesta rápida”, dice la Dra. Anna D. Barker, presidenta de American Association of Cancer Research Scientist↔Survivor Program (Programa Científico↔Sobreviviente de AACR); codirectora de Complex Adaptive Systems Initiative, directora de National Biomarker Development Alliance, directora de Transformative Healthcare Knowledge Networks y profesora de Life Sciences en Arizona State University. El problema es que los titulares de las noticias solo arañan la superficie cuando se trata de hallazgos de estudios, y las conclusiones que sacan con frecuencia son engañosas: piense en todos los alimentos sobre los que lee que, según los titulares de las noticias, supuestamente causan cáncer en un estudio y son saludables en otro. Si realmente intenta acceder y leer el estudio completo, posiblemente sienta algo así como cuando se intenta leer una historia en un idioma extranjero en el que las únicas palabras que conoce son “hola” y “gracias”.

Análisis del estudio científico

La mayoría de las personas consultan al “Dr. Google” antes siquiera de leer el resumen de un estudio o un artículo en una publicación científica. Una mejor propuesta: Busque PubMed, que ofrece acceso a Medline, la base de datos de la Biblioteca Nacional de Medicina. Si solo quiere tener una idea de si un estudio es significativo, quizás revisar el resumen en Medline sea suficiente. Pero cuando está investigando tratamientos basados en hallazgos de estudios, es fundamental revisar todo el estudio. Aquí le contamos cómo:

Examine la publicación. Si un estudio está publicado en una publicación destacada, como New England Journal of Medicine (NEJM), Journal of the American Medical Association (JAMA), Cancer Research o Journal of Clinical Oncology, puede confiar en que que hay un proceso de revisión de pares para asegurar que los autores diseñaron y llevaron a cabo un estudio sólido. Lamentablemente, hay muchas publicaciones seudocientíficas que no cuentan con expertos externos para revisar los estudios antes de su publicación.

Verifique el diseño del estudio.

Algunos estudios están diseñados para explorar la relación entre dos (o más) cosas. Otros estudios comparan la eficacia de diferentes tratamientos. Incluso otros buscan patrones que se relacionen con resultados de salud específicos. En todos los casos, para analizar la calidad de un estudio, tiene que hacerse tres preguntas clave:

  • ¿Comienza con una buena pregunta? “Para que un estudio sea realmente bueno, tiene que comenzar con una pregunta clínica relevante”, dice Barker. “Si el estudio responde a una pregunta específica, ¿la respuesta tendrá un efecto en los pacientes?” Consideremos este estudio del NEJM que evalúa si FOLFIRINOX (quimioterapia combinada con fluorouracilo, leucovorina, irinotecán y oxaliplatino) conduce a una mayor supervivencia general que la gemcitabina. Es una pregunta simple y directa y tiene importancia en un entorno clínico.
  • ¿Los autores cuentan con un diseño experimental que tiene sentido considerando la pregunta que eligieron plantear? En el estudio del NEJM, los autores asignaron de forma aleatoria 493 pacientes, quienes se habían sometido a cirugía para extirpar el tumor del cáncer de páncreas, para recibir un régimen modificado de FOLFIRINOX o gemcitabina durante 24 semanas. Con el cáncer de páncreas, el foco debe estar en los ensayos prospectivos (como este), donde los investigadores siguen a los pacientes durante un período determinado. “Los estudios retrospectivos que observan a un grupo de pacientes en el pasado e intentan sacar conclusiones están sujetos a errores sistemáticos o sesgo y confusión”, explica el Dr. Andrew Ko, profesor de medicina en Helen Diller Family Comprehensive Cancer Center, en University of California en San Francisco, y experto de la American Society of Clinical Oncology (ASCO).
  • ¿Los métodos son claros? ¿Las muestras que requiere el estudio se obtienen de forma imparcial? ¿Puede otra persona repetir la investigación usando la información provista en la sección de métodos?

Mire los números.

  • Fases: En el caso de los ensayos clínicos, un número más alto de fase indica que el resultado fue probado de forma más rigurosa y que es más confiable. Los ensayos de fase I y II normalmente se concentran en la seguridad (si hay demasiados efectos secundarios) antes que en la eficacia de un tratamiento en particular. Los ensayos de fase III comparan tratamientos nuevos con tratamientos existentes o un placebo (una pastilla falsa e inofensiva) y se realizan con un mayor número de pacientes.
  • Tamaño de la muestra: Cuanto mayor sea el número, más probable es que los resultados sean generalizables a una población más grande.
  • Valor P: Cuanto menor sea el número, más probable es que los resultados sean “reales”, y no casuales. El valor p de importancia estadística en la investigación científica es normalmente inferior a 0.05, aunque los estudios más rigurosos apuntan a que el valor p sea inferior a 0.01. “De todos modos, hay una diferencia entre lo que puede ser estadísticamente significativo y lo que es de importancia clínica”, dice Ko.
  • Tamaño del efecto: El tamaño del efecto se refiere al tamaño del efecto que los investigadores están midiendo. Un estudio podría arrojar un hallazgo estadísticamente significativo con un efecto bajo que no ofrece ninguna significancia fuera del entorno clínico. Por ejemplo, si un nuevo medicamento reduce la presión arterial en un punto, ese punto de diferencia puede no ser importante en la vida real.

Observe los criterios de valoración.

Con los estudios sobre cáncer de páncreas, el criterio de valoración habitual es la supervivencia sin enfermedad, como en el estudio del NEJM donde siguieron a los sujetos durante seis meses. Los criterios de valoración secundarios con frecuencia incluyen supervivencia general y seguridad. Conclusión: Se debe seguir a los pacientes durante un tiempo para asegurar que los resultados perduran.

  • Compruebe si hay sesgos. ¿Quién financió el estudio? ¿Los autores informaron algún conflicto de intereses? ¿Tiene el autor un interés personal en los resultados? Si uno de los autores pertenece a la junta directiva de la empresa farmacéutica que financió el estudio, no significa necesariamente que el estudio tiene fallas, pero puede despertar escepticismo.
  • Tenga cuidado con la toxicidad. “Siempre es importante examinar la toxicidad, pero especialmente en los ensayos de cáncer de páncreas, porque los pacientes ya son muy vulnerables”, dice Barker.

Ir más allá del resumen

Concentrarse únicamente en el resumen es como leer la contratapa de un libro. Ofrece un panorama general (por ejemplo, de qué se trata el libro), pero con frecuencia ignora los puntos críticos de la historia. De forma similar, el resumen de un artículo con frecuencia no menciona las limitaciones del estudio, los factores potenciales que pueden confundir los resultados ni los análisis clave.

“Ningún estudio será perfecto”, dice Ko. “Pero los autores deben establecer cuáles son las fallas y explicar por qué esas fallas no anulan los resultados”.

¿Quiere revisar el estudio completo sin pagar una tarifa considerable de $30 a $35? Envíe un correo electrónico al autor correspondiente, sugiere Barker. A la mayoría de los investigadores les complace compartir el texto completo de los estudios que escribieron.