Investigación
21 de marzo, de 2023 • 5 Min

Se necesita más investigación sobre neuropatías

Dr. Allyson Ocean

La neuropatía periférica inducida por quimioterapia (también conocida como CIPN) —entumecimiento, ardor, hormigueo y dolor en las manos o los pies— es un efecto secundario común de ciertos regímenes de tratamiento para el cáncer de páncreas.

La neuropatía puede ser una molestia menor o un efecto secundario deplorable y a menudo limitante del tratamiento. Puede ser tan molesta que los pacientes y sus médicos abandonan un medicamento o cambian el tratamiento por otro con menos probabilidad de causar neuropatía.

La mayoría de los tumores de páncreas están demasiado avanzados en el momento del diagnóstico para ser resecados, por lo que la quimioterapia es la base del tratamiento. La supervivencia global de las personas que reciben quimioterapia para cáncer de páncreas ha ido aumentando, sobre todo gracias a regímenes quimioterapéuticos como la combinación de 5-fluorouracilo, oxaliplatino, irinotecán y leucovorina (FOLFIRINOX) o gemcitabina más nab-paclitaxel. Pero tanto el oxaliplatino como el paclitaxel son fármacos neurotóxicos y, por desgracia, la neuropatía periférica es un efecto secundario bastante frecuente, explica la oncóloga gastrointestinal Dra. Allyson Ocean, coautora del artículo “Neuropatía periférica inducida por quimioterapia: patogénesis y terapias emergentes” (Chemotherapy-Induced Peripheral Neuropathy: Pathogenesis and Emerging Therapies), publicado en la revista Supportive Care in Cancer. “Clasificamos la neuropatía en función de su gravedad, y nunca hay dos casos iguales”, añade Ocean, profesora asociada de Medicina en Weill Cornell Medicine.

Aunque los casos pueden variar, “lo que los pacientes quieren es alivio, algo que alivie los ‘pinchazos’, el dolor y el entumecimiento”, explica. Por ejemplo, en un estudio retrospectivo de 120 pacientes con cáncer de páncreas que recibieron nab-paclitaxel como tratamiento de primera línea, el 60 % presentaba CIPN de algún grado. Entre quienes tomaban duloxetina (Cymbalta, un medicamento aprobado para tratar depresión y ansiedad) para la neuropatía, la CIPN mejoró o no empeoró en aproximadamente el 50 %.

“Por desgracia, aunque podemos ayudar a algunos pacientes cambiando los regímenes si está justificado, y se ha demostrado que algunos medicamentos como la duloxetina alivian los síntomas, a veces los pacientes son reacios a tomar un medicamento así debido al estigma, lo cual es lamentable”, señala Ocean.

Cuando eso sucede, los pacientes se inclinan por terapias alternativas como los suplementos. Uno de los más populares y sobre el que más se pregunta es un aminoácido llamado glutamina. “Me preguntan bastante acerca de la glutamina”, dice. “No sabemos mucho sobre los efectos de la glutamina, pero lo que sí sabemos indica que pueden ser positivos”.

¿Qué es la glutamina?

La glutamina es simplemente un aminoácido. Se absorbe de los alimentos y después se sintetiza y almacena, principalmente en los músculos y los pulmones. Como aminoácido, es uno de los componentes básicos de las proteínas y una importante fuente de energía para las células. En el ámbito de la oncología, existen algunos estudios que sugieren que la glutamina o sus derivados son útiles contra la neuropatía periférica.

En un estudio no aleatorizado, los investigadores analizaron los signos y síntomas neurológicos y los cambios en conducción nerviosa en 46 pacientes que recibieron dosis altas de paclitaxel con o sin glutamina. Se realizaron evaluaciones neurológicas y estudios electrodiagnósticos al inicio y al menos dos semanas después del tratamiento. Los pacientes que recibieron glutamina presentaban significativamente menos debilidad, menos pérdida de la sensación vibratoria y menos entumecimiento de los dedos de los pies que los controles. El porcentaje de cambios en la amplitud de los potenciales de acción motora compuesta y de acción nerviosa sensorial tras el tratamiento con paclitaxel fue inferior en el grupo de glutamina, pero este hallazgo no fue estadísticamente significativo en estos grupos pequeños.

Los investigadores sugieren que la evaluación neurológica seriada de los síntomas y signos del paciente parece ser un mejor indicador del efecto de la glutamina que los estudios de conducción nerviosa sensitiva o motora. Pero está claro que se necesitan ensayos prospectivos aleatorizados para aclarar el efecto de la glutamina sobre la neuropatía inducida por paclitaxel y otras quimioterapias.

En otro estudio, los pacientes entraron en un protocolo de quimioterapia en dosis alta en el que el primer ciclo de dosis alta era de paclitaxel administrado durante 24 horas. La primera cohorte de pacientes no recibió glutamina, y la segunda cohorte de pacientes recibió 10 g de glutamina por vía oral tres veces al día durante cuatro días, comenzando 24 horas después de finalizar el paclitaxel. La evaluación neurológica se realizó al inicio del estudio y al menos dos semanas después del tratamiento con paclitaxel, y consistió en un examen neurológico completo y estudios de conducción nerviosa.

En los pacientes que recibieron glutamina se produjo una reducción estadísticamente significativa de la gravedad de la neuropatía periférica, medida como distorsión moderada a intensa del sentido del tacto y entumecimiento de los dedos de manos y pies. Hubo una reducción en el grado y la incidencia de la debilidad motora y un menor deterioro de la marcha y de las interferencias con las actividades de la vida diaria. También se redujeron el ardor y las punzadas moderadas o intensas en los dedos de manos y pies, aunque este valor no fue estadísticamente significativo. Todos estos síntomas cedieron con el tiempo.

Los investigadores concluyeron que la glutamina puede reducir la gravedad de la neuropatía periférica asociada a dosis altas de paclitaxel; sin embargo, serán necesarios resultados de ensayos clínicos aleatorizados y controlados con placebo para evaluar plenamente su impacto.

Uso de glutamina

“Me complace cuando los pacientes me preguntan por la glutamina porque eso, como mínimo, significa que no van a hacer algo solo porque lo han leído en Internet y entienden que, aunque algo sea un suplemento, los suplementos pueden, en algunos casos, causar problemas”, dice Ocean. Sin embargo, no cree que la glutamina sea un problema, aunque espera que se realicen estudios más amplios y bien diseñados. “No dudo en absoluto en decirles a los pacientes que lo prueben si quieren”, añade. Pero también les informa que los beneficios pueden ser mínimos. Un problema, dice, es que la FDA regula los suplementos alimenticios como alimentos, no como medicamentos. Y algunos suplementos alimenticios contienen ingredientes que pueden afectar negativamente a los regímenes de tratamiento o agravar una enfermedad.

En general, el tratamiento farmacológico de la neuropatía periférica consiste en esteroides, anestésicos, antidepresivos a dosis bajas y anticonvulsivos. Si el dolor es intenso, pueden utilizarse opiáceos o narcóticos de corta duración. Los médicos también están explorando el uso de técnicas de visualización, terapia de relajación, acupuntura y biorretroalimentación. La terapia ocupacional y la fisioterapia también pueden ayudar.

“Los pacientes necesitan una buena calidad de vida, y la neuropatía puede, en algunos casos, hacer mucho más difícil lo que ya de por sí es un momento muy difícil”, afirma Ocean. “La buena noticia es que por lo general encontramos una combinación de tratamientos que puede ayudar. Y la neuropatía suele ceder cuando se suspende el tratamiento. Pero sigue habiendo un 20 % de pacientes en los que eso no ocurre.

“Lo que necesitamos son mejores estudios sobre la neuropatía periférica inducida por quimioterapia en términos de tratamiento. En este momento, no hay mucho”.