Radiación como tratamiento del dolor en el cáncer de páncreas
Un ensayo clínico multinacional que probó el uso de radioterapia del plexo celíaco para eliminar el dolor causado por tumores pancreáticos ha anunciado resultados prometedores.
Los enfermos con cáncer de páncreas avanzado a menudo sufren de intenso dolor en forma de cinturón alrededor de la parte superior del abdomen y la parte baja de la espalda. Este dolor es causado por la presión o infiltración del plexo celíaco por el tumor. El plexo celíaco (o solar) está ubicado en la boca del estómago, delante de la aorta (la arteria principal del cuerpo); es una red de nervios que intervienen en el funcionamiento del estómago, el hígado y otros órganos.
Entre los tratamientos actuales están los fármacos antiinflamatorios y opioides; el bloqueo del plexo celíaco (inyección de un anestésico local alrededor de los nervios de la zona lumbar); y el bloqueo neurolítico, que consiste en la inyección de etanol para dañar intencionadamente los nervios para aliviar el dolor. Pero los resultados suelen ser decepcionantes, afirma el Dr. Yaacov Lawrence, director del Departamento de Oncología Radioterápica de Sheba Medical Center en Tel Aviv, Israel. Así que diseñó un nuevo método de radiación, y dirigió un ensayo multinacional para probarlo.
“En vez de usar radiación para eliminar el tumor, ¿por qué no usamos radiación para atacar el nervio?”, dice Lawrence.
Radioterapia con una diferencia
El nuevo método de radioterapia del plexo celíaco consiste en una sola dosis alta de radioterapia corporal estereotáctica (SBRT) dirigida con precisión al plexo celíaco con el objetivo de tratar los nervios enteros, no una sola zona; esto brinda un alivio del dolor más eficaz y duradero.
Se probó en 125 pacientes en un estudio de fase II en ocho hospitales de cinco países (Estados Unidos, Canadá, Israel, Polonia y Portugal). Los resultados se publicaron en The Lancet Oncology en agosto de 2024.
La gran mayoría de los participantes tenían cáncer de páncreas que había progresado y metastatizado después de la quimioterapia de primera línea. La esperanza era que al menos el 40 % de los participantes respondieran bien al tratamiento único con radiación en dosis altas. El alivio del dolor no fue inmediato; la diferencia no se notó por unas dos semanas y media, pero a las tres semanas el 53 % de los pacientes informaron que sentían un dolor significativamente menor. Y el alivio mejoraba con el tiempo.
En algunos pacientes la diferencia fue sutil. A otros les cambió la vida. Un paciente estaba encantado de poder volver a jugar con sus nietos, y otra hasta volvió a sus clases semanales de baile.
La terapia ablativa fue bien tolerada. El mayor efecto secundario fueron ligeras náuseas inmediatamente después del tratamiento. El tratamiento está diseñado para utilizarse como opción paliativa independiente o junto con otras terapias.
El objetivo del estudio, financiado por Gateway for Cancer Research y la Israel Cancer Association, no era solo aliviar el dolor, sino también reducir el uso de opioides.
Lawrence señala que en este aspecto también la terapia tuvo éxito. Algunos pacientes siguieron utilizando morfina y otros analgésicos, pero muchos de ellos bajaron las dosis en seis semanas.
“Definitivamente parece haber una mejora, y muchas medidas de calidad de vida también mejoraron con el tiempo”, agrega.
Próximos pasos: más pruebas y aplicación
Lawrence y sus colegas seguirán analizando los datos para conocer los efectos sobre la supervivencia, la carga para la familia, la esperanza y la calidad de vida duradera.
En la conferencia de la European Society for Radiotherapy and Oncology (ESTRO) realizada en Glasgow a principios de este año, Lawrence reportó que los pacientes con buena respuesta al tratamiento en términos de alivio del dolor también vivieron más tiempo. El Dr. Lawrence también espera realizar otro estudio aleatorizado para comparar el tratamiento con el bloqueo del plexo celíaco o la neurólisis convencional.
Además, en colaboración con la American Society for Radiation Oncology, está elaborando material didáctico para enseñar la técnica a otros radiólogos. La esperanza es que pueda realizarse en cualquier centro de oncología que cuente con el equipo necesario y experiencia con SBRT. La reciente incorporación del procedimiento a las Pautas de práctica clínica en oncología de la National Comprehensive Cancer Network (NCCN) significa que hay más probabilidad de que los seguros lo cubran.
“El cáncer de páncreas es una enfermedad terrible”, dice Lawrence. “Este tratamiento no es curativo, pero alivia el dolor en la mayoría de los pacientes y mejora la calidad de vida”.