Investigación
23 de diciembre, de 2019 • 6 Min

Recorrido del año en investigación: 2019

PARP inibitor olaparib

Fvasconcellos; Wikimedia

Por años, los médicos no tenían mucho en su arsenal para ayudar a extender la vida de sus pacientes con cáncer de páncreas.

Había algunos medicamentos de quimioterapia, pero ninguno funcionaba bien. Y parecía que ninguno de los proyectos en desarrollo lograría marcar una diferencia. Además, los científicos no sabían mucho sobre las bases moleculares de la enfermedad, la biología básica que hace funcionar el cáncer de páncreas. Afortunadamente, en los últimos años ha habido mejoras importantes en las terapias y los medicamentos aprobados que pueden marcar la diferencia en la vida de algunos pacientes. Al mismo tiempo, los investigadores están aprendiendo más sobre la biología del cáncer de páncreas, el llamado microambiente del tumor, lo que puede conducir a mejores modelos de laboratorio de la enfermedad y nuevas terapias dirigidas a objetivos específicos.

No hay duda de que todo el campo de la investigación del cáncer de páncreas está avanzando. Y el año 2019 no fue la excepción. Al final del año, es importante recordar lo que se ha logrado y el trabajo que aún queda por hacer. La investigación del cáncer de páncreas no es la excepción a esa máxima. En Let’s Win, esperamos acercarle las novedades de más logros científicos en el 2020. Nuestra esperanza, y la de ustedes, es que a medida que avance la investigación y se refleje en mejores terapias para los pacientes, el cáncer de páncreas se trate con el mismo éxito que otras formas de esta enfermedad que llamamos cáncer.

Un lugar para los inhibidores de PARP

En la conferencia anual de ASCO 2019 celebrada a principios de año, los investigadores que participaron en el ensayo aleatorizado POLO de fase III demostraron que la terapia de mantenimiento con el inhibidor de la PARP (poli adenosina difosfato ribosa polimerasa) olaparib, retrasó considerablemente la progresión del cáncer de páncreas metastásico en pacientes con mutaciones germinales del gen BRCA en comparación con un placebo. En diciembre de 2019, en una votación de 7 a 5, el Comité Consultivo de Medicamentos Oncológicos de la FDA recomendó olaparib como terapia de mantenimiento de primera línea para pacientes con cáncer de páncreas metastásico con mutación BRCA germinal cuya enfermedad no progresó después del tratamiento de primera línea con quimioterapia con platino.

PARP es una enzima que desempeña un papel importante en la reparación del ADN. Al bloquear (o inhibir) esta enzima con un medicamento inhibidor de PARP, es menos probable que el ADN dentro de las células cancerosas se repare, lo que conduce a la muerte de las células y, quizás, a retardar o detener el crecimiento del tumor. Los tumores también podrían tener una mayor sensibilidad a la quimioterapia. Este tipo de tratamiento se llama terapia dirigida, porque ataca solo a las células cancerosas y no a las células normales.

Según la investigación, en los meses 6, 12, 18 y 24 después de la aleatorización, los pacientes que recibieron olaparib tuvieron al menos el doble de probabilidades de no tener progresión de la enfermedad en comparación con los que recibieron un placebo; el olaparib redujo el riesgo de progresión de la enfermedad en un 47 por ciento. La mediana de supervivencia sin progresión con olaparib fue de 7.4 meses, en comparación con 3.8 meses para los pacientes que recibieron un placebo. Un año después, el 33.7 por ciento de los pacientes que recibieron olaparib no mostraron señales de progresión de la enfermedad, en comparación con el 14.5 por ciento de los que recibieron un placebo. Al cabo de dos años, el 22.1 por ciento de los pacientes que recibieron olaparib no mostraron progresión de la enfermedad en comparación con el 9.6 por ciento de los que recibieron un placebo.

Comienza el estudio GENERATE

En 2019, un nuevo estudio llamado GENERATE llegó a buen término y los investigadores genéticos están comprensiblemente entusiasmados. GENERATE es un estudio de interceptación del cáncer que significa educación genética, evaluación del riesgo y “testing” o pruebas, lo que en inglés forma la palabra GENERATE. El objetivo principal del estudio es mejorar las pruebas genéticas y la prevención del cáncer en los familiares de los pacientes con cáncer de páncreas que tienen mutaciones hereditarias. El estudio multicéntrico también medirá cómo los diferentes métodos de educación genética aumentan el índice de pruebas genéticas en estas familias.

La inteligencia artificial muestra su poder potencial

Los investigadores de Johns Hopkins (Baltimore, Maryland) financiados por Lustgarten Foundation develaron resultados prometedores que muestran que se puede entrenar a las computadoras para detectar tumores pancreáticos en tomografías computarizadas, como se informó en el American Journal of Roentgenology. El cáncer de páncreas puede ser sutil e incluso radiólogos experimentados pueden pasarlo por alto al leer tomografías computarizadas, la modalidad de pruebas por la imagen más común usada para obtener una evaluación inicial cuando se sospecha la presencia de cáncer de páncreas. La investigación se concentra en la inteligencia artificial, con el objetivo de entrenar a las máquinas (“aprendizaje automático”), para mejorar las probabilidades de detección temprana del cáncer de páncreas. Este campo de estudio, llamado radiómica, tiene como objetivo extraer muchas características cuantitativas de las imágenes médicas utilizando algoritmos de caracterización de datos, a fin de identificar las características de la enfermedad que se pasan por alto a simple vista.

En otras noticias relacionadas con la inteligencia artificial, una nueva prueba llamada CompCyst también está arrojando resultados prometedores. CompCyst, desarrollada por investigadores del Johns Hopkins Sidney Kimmel Comprehensive Cancer Center, potencialmente podría cambiar la manera en que los médicos tratan estos quistes en el páncreas, según un estudio publicado en la revista Science Translational Medicine.

Los quistes en el páncreas son muy comunes, y la gran cantidad de personas a las que se les diagnostica está aumentando, debido a que más personas se someten a pruebas por la imagen de la zona abdominal por una variedad de problemas. Por consiguiente, los quistes en el páncreas se detectan por accidente. Aunque la mayoría de los quistes no progresan a cáncer, algunos quistes que producen mucina pueden llegar a ser malignos. Los métodos para averiguar qué tipo de quiste tiene un paciente y cuáles de estos quistes que producen mucina pueden convertirse en malignos son imperfectos. Esto da lugar a pruebas por la imagen y seguimientos exhaustivos, y con demasiada frecuencia, a cirugías complicadas e innecesarias. Según los resultados del estudio, CompCyst tuvo más éxito que otros enfoques para diferenciar a los pacientes que podrían o no beneficiarse de una cirugía o que requieren más monitoreo. Los investigadores esperan lanzar un estudio prospectivo de aproximadamente 1000 pacientes en 2020.

Radioterapia: nuevas pautas clínicas

En 2019, una nueva pauta clínica de la Sociedad Estadounidense de Oncología Radioterápica (American Society for Radiation Oncology, ASTRO) brindó recomendaciones sobre el uso de la radioterapia para tratar a pacientes con cáncer de páncreas. Con la ayuda de terapias más novedosas y el surgimiento de la radioterapia corporal estereotáctica (SBRT) como método de tratamiento, el tratamiento del cáncer de páncreas ha cambiado, lo que llevó al grupo a desarrollar su primera pauta sobre el tema. La pauta incluía recomendaciones en referencia al momento en el que el uso de la radioterapia era adecuado. También se incluyó la dosificación, el momento y el fraccionamiento óptimos de estos tratamientos, así como maneras de mitigar los efectos secundarios. Las pautas se publicaron en línea en Practical Radiation Oncology, la revista de práctica clínica de ASTRO.