Supervivencia a largo plazo después de extenuante radioterapia
- Obstrucción del conducto biliar lleva al descubrimiento del tumor
- Cirugía de Whipple para extirpar el tumor
- Quimioterapia con Gemzar
- Radioterapia más quimioterapia con 5-FU
Mi nombre es Steven Yedwabnick y vivo en Sioux Falls, Dakota del Sur, desde el año 2005.
En la primavera de 2006, noté que tenía mucha acidez e indigestión. Como ya las había tenido en el pasado, las traté con una gran cantidad de Zantac. Pero esta vez el medicamento no ayudó a aliviar los síntomas en absoluto, lo que era inusual. En agosto de 2006, descubrí que tenía fatiga mental poco evidente, además de olvidos ocasionales.
Luego, en septiembre, no aprobé un examen de rutina para el seguro de vida y la razón que me dieron fue un nivel alto de enzimas hepáticas. Busqué información en línea sobre las enzimas hepáticas altas y descubrí que grandes cantidades de Zantac pueden, en ocasiones, elevar los niveles de las enzimas hepáticas, por lo que no me alarmé en ese momento. En noviembre, fui a ver a la Dra. Angela Meyer, mi médica de cabecera, y le mostré los resultados de los niveles altos de mis enzimas hepáticas. Estuvimos de acuerdo en que debía continuar mi dieta y que probablemente esto reduciría las enzimas hepáticas. Pensó que podía tener hígado graso, pero yo no bebía, por lo que no tenía sentido.
Una semana más tarde, me di cuenta que había bajado 10 libras, mis heces se habían vuelto blancas y tenía ictericia. La picazón era horrible (no podía dormir) y luego no pude orinar. Después de una tomografía computarizada, me internaron en el hospital. Tuve que esperar un fin de semana hasta que el médico pudo hacer bajar un endoscopio por el esófago y colocarme un stent en el conducto biliar, que había estado cerrado por 48 horas.
Un diagnóstico grave
El Dr. Dany Shamoun (que ahora trabaja en Orlando, Florida) insistió en realizar un procedimiento adicional, en el que tomó 10 muestras de biopsia y observó la zona alrededor del páncreas y el conducto biliar para detectar la causa del problema. Nos informó que había algo en el páncreas y que pensaba que era un tumor. El Dr. Meyer y el Avera Gastroenterology Group programaron una cita para que nos atendieran en Mayo Clinic en Rochester, Minnesota, en diciembre.
En Mayo Clinic, me realizaron una prueba que incluía el marcador CA 19-9. Pero el nivel de CA 19-9 era demasiado bajo para indicar cáncer de páncreas, por lo que el médico pensó que probablemente tenía pancreatitis autoinmunitaria. El experto en este campo no estaba disponible hasta el siguiente martes, por lo que programamos una cita para el martes 5 de diciembre. Esa mañana me realizaron una biopsia por punción, que mostró que el tumor en el páncreas era canceroso. Cambiaron mi cita para que me atendiera el Dr. Michael Farnell, que en ese momento era el jefe de la unidad de cáncer de páncreas en Mayo Clinic, jefe de cirugía gástrica y miembro del consejo.
El Dr. Farnell nos explicó que el tumor se encontraba en la cabeza del páncreas. Si no me operaba, viviría aproximadamente cinco meses. Según los resultados de las pruebas y la ubicación del tumor, podía garantizar que podría realizar una cirugía muy complicada llamada cirugía de Whipple. Con la cirugía, yo tenía alrededor de un 20 por ciento de probabilidades de vivir cinco años.
La cirugía se programó para el 11 de diciembre. Mi cumpleaños es el 10 de diciembre; pasé el día preparándome para el Whipple. La cirugía fue un éxito, y se extirpó un tumor de 2 cm. El Dr. Farnell me dio un diagnóstico de estadio llb, porque creía que, durante la biopsia por punción, algo del material canceroso se había esparcido. Dijo que el tejido se veía muy bien y que pensaba que probablemente habían extirpado todo el tumor. En la operación, extirparon el duodeno, la vesícula y al menos la mitad del páncreas, y desviaron el conducto biliar. Tenía al mejor cirujano disponible. Posteriormente, tuve muy pocas complicaciones en comparación con muchas personas que conozco que se han sometido a una cirugía similar.
Quimioterapia y radiación
Mientras estaba en el hospital, me preguntaron si donaría todo el tejido que se extirpó a un estudio en curso en University of Minnesota dirigido por la Dra. Gloria Petersen de Mayo Clinic. Tuve que completar encuestas, cuestionarios y documentos de seguimiento.
Mis médicos en Mayo Clinic recomendaron un protocolo de tratamiento que incluía quimioterapia y radiación. Después de un descanso de dos semanas, comencé el tratamiento. Tuve dos tratamientos de quimioterapia de tres semanas con Gemzar con una semana de descanso entre los tratamientos. Esto se realizó en Sioux Falls, coordinado por mi oncólogo, el Dr. Mark Huber, que había hecho su residencia en Mayo Clinic. A continuación, hubo un protocolo de siete semanas que incluía 35 tratamientos de radiación y mucha quimioterapia. Tendría que vivir en Mayo Clinic para recibir estos tratamientos. Así que me fui a Rochester para comenzar con las siete semanas en el “infierno”.
Los tratamientos con Gemzar no me causaron efectos secundarios en absoluto, por lo que no sabía qué esperar. También recibí 5-FU las 24 horas del día, los 7 días de la semana, durante 42 días consecutivos. Después de 7 a 10 días dejé de comer, tenía llagas bucales, fatiga y pérdida de líquidos. Dos veces durante ese tiempo, necesite líquidos intravenosos, pero lo soporté bien a pesar de haber perdido 21 libras (unos 9.5 kg) en 42 días. Había bajado alrededor de 35 a 40 libras (16 a 18 kg) desde la aparición de los síntomas en noviembre. Pero me las arreglé para caminar las dos cuadras desde donde estaba viviendo hasta el hospital para recibir los 35 tratamientos de radiación.
Después de un descanso de tres semanas de la radiación y el 5-FU, volví a casa y comencé nuevamente con el ciclo de tratamiento con Gemzar. Completé dos rondas, en un total de ocho semanas.
La importancia de la defensa de los pacientes
Mis tratamientos terminaron el 5 de julio de 2007. En agosto tuve que comenzar a recibir enzimas pancreáticas Creon debido al daño producido al páncreas durante la radiación. Pasé más de cinco años sin necesitar ayuda con los niveles de azúcar en la sangre, pero tuve que tomar metformina para reducirlos. Ha funcionado de forma increíble sin producir síntomas, y mi A1C, un marcador de los niveles de azúcar en la sangre, ha bajado a 6.2. Me siento increíble.
No me realizaron más tomografías después de cinco años, y el 11 de diciembre de 2018 se cumplieron 12 años desde que sobreviví al cáncer de páncreas. No tuve ninguna reaparición del cáncer. Tengo una excelente calidad de vida y prácticamente puedo digerir los alimentos con la ayuda de las enzimas. Sin embargo, no puedo subir de peso.
He trabajado como voluntario en Pancreatic Cancer Action Network (PanCAN) durante unos siete años, los últimos cuatro como presidente de defensa de pacientes del estado de Dakota del Sur. Durante este tiempo, he hablado con más de 800 personas en Purple Stride, la oficina del alcalde y el concejo municipal, he estado en las oficinas de los senadores John Thune y Mike Rounds, y de la entonces representante Kristi Noem, para conseguir fondos para la investigación del cáncer de páncreas.