Del cáncer de páncreas a una vida de bendiciones

- El diagnóstico inicial de pancreatitis permitió el hallazgo de un tumor
- Vena mesentérica comprometida
- Quimio + Whipple + más quimio
- Diagnóstico de diabetes como consecuencia del cáncer de páncreas
Un almuerzo de filete de entrecot llevó a que me diagnosticaran cáncer de páncreas a finales de 2013.
Esa noche tuve una indigestión intensa. Rápidamente, el dolor se extendió hacia mi espalda. Mi esposo me llevó a la sala de emergencias del Sentara CarePlex Hospital en Hampton, Virginia, donde inicialmente me diagnosticaron pancreatitis. Pero después de hacerme una tomografía, me derivaron al Programa de Páncreas del Massey Comprehensive Cancer Center en Virginia Commonwealth University de Richmond. Después de una ecografía endoscópica, recibí el diagnóstico oficial: adenocarcinoma de páncreas en estadio III.
El diagnóstico oficial
Después de obtener el diagnóstico, me reuní con mi oncólogo quirúrgico, el Dr. Brian Kaplan (que ahora trabaja en NYU Langone de Nueva York). Programamos un procedimiento de Whipple para unas semanas después de esa consulta. Sin embargo, me llamaron de nuevo a Massey para hacerme una tomografía con contraste. Resultó que la vena mesentérica estaba comprometida en un 80 %. Debía recibir quimioterapia antes de poder someterme a la cirugía.
El Dr. Kaplan me preguntó si quería comenzar la quimioterapia en Hampton o en Richmond. Elegí Hampton porque residíamos allí. Él agendó una cita con el Dr. Scott Kruger y comencé un tratamiento de quimioterapia agresiva cada dos semanas durante tres meses. La quimioterapia redujo el tumor lo suficiente para operarlo. Incorporamos a un cirujano vascular a mi equipo y, finalmente, me sometí al procedimiento de Whipple a mediados de mayo de 2014.
Demasiado altos o demasiado bajos
Después de recuperarme de la cirugía, volví a someterme a quimioterapia diaria, a la que seguirían cuatro semanas de radiación. La quimio iba a durar cuatro semanas, ¡pero terminó durando casi tres meses porque mis resultados eran o muy altos o muy bajos! Mi presión arterial bajaba, lo que significaba volver a la sala de emergencias para que la regularan. Estaba enferma todo el tiempo. No podía comer. Bajé de 170 a 107 libras (77 kilos a 48.5 kilos). ¡Estaba muriéndome de desnutrición! Por suerte, el Dr. Kaplan me había colocado una sonda de alimentación durante la cirugía de Whipple. La sonda de alimentación y una receta de Megace ayudaron a que por fin comiera de nuevo.
Mientras recibía quimio y radiación, asistía a sesiones semanales de reiki para tener una experiencia más holística.
¿Qué pasa después del tratamiento?
Desde que terminé mi tratamiento en 2014, he seguido haciéndome tomografías de seguimiento y acudiendo a consultas anuales con el Dr. Kruger. Me recetaron Creon para la digestión y Lyrica para la neuropatía en las manos y los pies. Recientemente, me diagnosticaron diabetes como consecuencia del cáncer de páncreas. Aun así, tengo una excelente calidad de vida gracias a los medicamentos que tomo de forma regular.
Después de terminar el tratamiento, solía volver frecuentemente al centro de infusiones como sobreviviente para establecer relaciones con enfermos de cáncer, especialmente pacientes con cáncer de páncreas. Estoy disponible para llamadas telefónicas, incluso mientras viajo, para animar a otros, rezar con ellos, responder preguntas o simplemente escucharlos.
Vueltas de la vida
Era optimista y siempre confié en que lograría superar este obstáculo en mi camino. Gracias a Dios, llevo diez años sin cáncer y disfruto de una vida llena de bendiciones. Viajo por el mundo junto con mi esposo. Estuvimos en Israel, España, Portugal, Praga y Budapest. Hemos hecho alrededor de 25 cruceros, cinco viajes a Alaska, cuatro viajes recorriendo el oeste, viajes de 30 días al Pacífico Sur, viajes de 30 días a Australia y Nueva Zelanda, numerosos viajes a la ciudad de Nueva York, inviernos en el Caribe y en los Cayos de Florida, viajes a Disney y mucho más.
Mi esposo y yo también celebramos 56 años de matrimonio. Participamos de forma activa en nuestra iglesia y cada año participamos en la caminata PurpleStride de PanCAN para recaudar fondos para la concienciación y la investigación sobre el cáncer de páncreas. Tenemos una hija y un nieto que nació al día siguiente de mi primera tomografía sin signos de cáncer (octubre de 2014). Nos mudamos de vuelta a Richmond hace un par de años para estar más cerca de nuestra familia. Vivo una vida llena de alegría y estoy agradecida por cada día.
Como pueden ver, mi familia está muy unida. Viajamos juntos y celebramos la vida juntos. Mi equipo de atención estaba compuesto por mi maravilloso esposo, nuestra hija, las hermanas de mi esposo, nuestros amigos de la iglesia y nuestra familia extensa; y cada una de estas personas oró de forma constante por mí. Los grandes doctores, el personal de enfermería y hospitalario y, en especial, Dios completaron ese equipo. Me siento muy bien y tan llena de gratitud. Sigo siendo una mujer afortunada.
Mire el video “La animadora”, donde Linda nos cuenta su historia.