Mi perseverancia me llevó a la detección del cáncer
- Cáncer de páncreas en estadio IIIb
- Tumor envuelto alrededor de una arteria
- Quimioterapia más radiación y un ensayo clínico en Johns Hopkins
- Procedimiento de Appleby modificado
Llevaba seis años corriendo largas distancias cuando me diagnosticaron cáncer de páncreas. Como la mayoría de mis carreras, mi recorrido con el cáncer de páncreas ha sido largo.
El mío comenzó en 2016 cuando corrí el Medio Maratón de Richmond. En el proceso, empeoró una hernia que tenía de antes. ¡Para diciembre de ese año necesitaba cirugía para reparar no una, sino tres hernias! Volví a correr nuevamente en enero de 2017, pero comencé a tener un dolor leve en la parte inferior de la espalda.
Mi dolor de espalda empeoró con el tiempo y también empecé a sentir dolores abdominales, que creía que eran adherencias de la reparación de la hernia. Regresé a mi cirujano, quien me informó que no había adherencias y que las hernias estaban cicatrizando bien. El dolor debía ser causado por otra cosa.
Ese mismo año, me volví a casar con alguien que conocía desde la escuela secundaria. Ese fue un hermoso momento en medio de un período difícil de mi vida. El dolor continuó y me convertí en un visitante habitual de mi médico de cabecera y de otros seis especialistas, incluido un cirujano ortopédico, un neurólogo y varios médicos especialistas en el manejo del dolor. Busqué alivio con varios fisioterapeutas, quiroprácticos y un masajista. Incluso compré un colchón nuevo. Sobrevivía cada día porque tomaba analgésicos de venta libre, pero nada realmente me aliviaba el dolor ni me permitía dormir por la noche. Al final del año, el dolor era constante y debilitante.
Finalmente me hicieron una tomografía
A principios de 2018, comencé a tener problemas digestivos. Perturbaban mi vida personal: a veces, cuando mi esposa y yo salíamos a cenar, corría al baño antes de terminar la comida. Para marzo había perdido 30 libras (13.6 kilos). Llamaba a mi gastroenterólogo todas las semanas y veía a mi médico de cabecera constantemente. A finales de abril, le presenté un diario de mis enfermedades a mi médico de cabecera. Solicitó una tomografía computarizada a pesar de que se mostraba escéptico de que se encontrara algo. Pero se encontró algo. Fue entonces cuando descubrimos que tenía un tumor en el páncreas.
Durante el año anterior al descubrimiento, nadie había mencionado el cáncer de páncreas. Estaba sorprendido y devastado. Una semana después del diagnóstico, me hicieron una biopsia, lo que condujo a una cirugía para insertar un bloqueo de nervio. Lamentablemente, me perforaron el pulmón durante el procedimiento, así que tuve que pasar tres días más en el hospital. Mi gastroenterólogo me derivó a un colega que trabajaba en el Virginia Cancer Institute de Richmond (el Dr. David Trent, ahora jubilado) que recibiría instrucciones de Johns Hopkins, donde quería operarme.
Una vez que me dieron de alta, fui a Johns Hopkins para hacerme pruebas y reunirme con el equipo multidisciplinario especialista en cáncer de páncreas. El equipo incluía a la Dra. Ana De Jesus-Acosta (oncología), al Dr. Jeffrey Meyer (radiología), al Dr. Richard Burkhart (cirugía) y a otros médicos. En ese momento se confirmó que estaba en estadio IIIb, pero probablemente habría estado en estadio IV en un par de semanas. Seguían las malas noticias: el tumor envolvía una arteria, por lo que no me podía someter a la cirugía en ese momento.
Tratamiento y apoyo emocional
Comencé un tratamiento de quimioterapia con FOLFIRINOX y morfina para el dolor en junio de 2018. Mi esposa compartió la noticia con nuestro círculo de amigos a través de las redes sociales y les pidió que rezaran. Más de 200 personas rezaban por mí y había muchas cadenas de oración en mi nombre. Fue alentador saber que mi vida y mi bienestar estaban en los pensamientos de tantas personas. Aproveché este tiempo para concentrarme en los factores e historias de éxito del cáncer de páncreas. Pensar de forma positiva era el único camino a seguir.
Mis tratamientos de quimioterapia continuaron durante siete meses. Por suerte, los efectos secundarios del tratamiento no fueron tan graves. Para diciembre, el tumor se había reducido, así que empecé con radiación intensa en Johns Hopkins durante cinco días consecutivos. También participé en un ensayo clínico de una vacuna contra el cáncer de páncreas desde diciembre de 2018 hasta enero de 2019.
Procedimiento de Appleby modificado
Para febrero de 2019, era un buen candidato para someterme a la cirugía. El plan del Dr. Burkhart en Johns Hopkins era realizar un Appleby modificado, una técnica que elimina dos tercios del páncreas, el bazo y el eje celíaco. Había factores de riesgo. Por ejemplo, si el equipo quirúrgico descubría que el cáncer se había diseminado al hígado, la cirugía se detendría. Además, podría padecer complicaciones estomacales, diabetes e incluso morir durante el procedimiento. A pesar de los riesgos, solo quería saber cuándo podrían operarme. Estaba dispuesto a todo.
Me sometí al procedimiento de Appleby modificado el 28 de febrero de 2019. Fueron seis horas y media. Me extirparon la mayor parte del páncreas, el bazo, 17 ganglios linfáticos y el eje celíaco. ¡La cirugía fue un éxito! Los márgenes estaban limpios y me dieron de alta una semana después sin complicaciones.
Salí del hospital con un drenaje Jackson-Pratt insertado en el abdomen para eliminar el exceso de líquido. También tuve que seguir una dieta sin grasas. ¡Pensé que me moriría de hambre! Una vez que me quitaron el drenaje dos meses después, pude ampliar mi dieta lentamente. Ahora puedo comer casi cualquier cosa con moderación, excepto chocolate, cebollas y alimentos con alto contenido de grasas.
En junio de 2019, volví al FOLFIRINOX como medida de precaución. Esta vez me agotó por completo. Quedé sin energía. También terminé con neumonitis (una inflamación pulmonar no infecciosa). Como resultado, no pude continuar con el ensayo clínico de la vacuna. Estaba decepcionado.
Una nueva vida normal
Vayamos a marzo de 2020 cuando completé una carrera de 10 km en el parque estatal Belle Isle. Esto fue un año después de la cirugía. ¡Lo crean o no, terminé primero en mi grupo de edad! (Nota: ¡Fui el único registrado en mi grupo de edad!). Estaba tan feliz y orgulloso de estar de pie nuevamente.
Casi al mismo tiempo, mis tomografías detectaron algunas manchas que crecían en los pulmones. En junio de 2018, los médicos de Johns Hopkins llegaron a la conclusión de que estas manchas se debían al pulmón que había sido perforado y no eran cancerosas. Sin embargo, mis niveles de CA 19-9 comenzaron a elevarse, lo que era motivo de preocupación. En mayo de 2020, comencé a recibir gemcitabina (Gemzar) y paclitaxel (Abraxane) durante siete meses. Tuve muchos efectos secundarios de esta combinación, como fatiga, escalofríos, llagas en la boca e hinchazón de pies, tobillos y piernas.
Dejé la quimioterapia desde noviembre de 2020 hasta abril de 2021 y luego comencé nuevamente con Gemzar y capecitabina (Xeloda). Me volvieron a salir llagas en la boca y se me empezaron a pelar las manos; era insoportable. Me bajaron la dosis de Xeloda, lo que la hizo más tolerable. He estado estable durante aproximadamente un año: solo tengo neuropatía en las manos y los pies. Mi oncólogo cree que recibiré y dejaré la quimioterapia por el resto de mi vida.
Perspectiva para los demás
Mi mensaje para todos es que mantengan una actitud positiva porque “¡La actitud es la mitad de todo!”.
Antes de que todo comenzara, nunca cuestioné lo que decía un médico. Ahora he aprendido que si no está satisfecho con lo que le dice un médico, busque una segunda o incluso una tercera opinión. Debe defenderse a sí mismo.
Estar en buenas condiciones físicas fue la clave para tolerar los últimos cuatro años de tratamiento. Cumplí 73 años en 2022 y antes del diagnóstico daba por sentada mi salud. Mi consejo es que haga tanto ejercicio como su médico le permita. Pero también, escuche a su cuerpo: si necesita dormir una siesta, ¡hágalo! Al mismo tiempo, mantenga su dieta, coma sano y evite el estrés. Además, tenga cuidado con lo que lee en Internet. Muchos datos son incorrectos o están desactualizados.
Finalmente, creo en el poder de la oración. Mi acrónimo favorito, “PAAPA” (que en inglés significa oración y una actitud positiva), ¡puede ayudarle a afrontar muchas cosas!