El fracaso no es una opción
- Quimioterapia y radiación más medicamento antihipertensivo para reducir el tumor
- Extirpación quirúrgica de dos tercios del páncreas
- Quimioterapia de consolidación
- Los nódulos en los pulmones comienzan a crecer, y posiblemente requieran más tratamiento
Soy Christine Shaffer y tengo 67 años. En 2017 me diagnosticaron cáncer de páncreas.
Había estado con dolor en la parte baja de la espalda. Mi médico me diagnosticó una infección urinaria y me recetó antibióticos. Pero unas cuantas semanas después, los síntomas volvieron; tenía dolor en el abdomen y en la parte baja de la espalda. Consulté otra vez y me enteré de que no tenía una infección urinaria. Una tomografía computarizada reveló una masa en el páncreas. Después de una cita con un oncólogo y de hacerme una endoscopia, se confirmó que tenía un tumor de 2.7 x 2.8 cm cerca de la cola del páncreas. No había metástasis visibles ni propagación a los ganglios linfáticos.
El inicio del tratamiento
Fui a Moffitt Cancer Center, en Tampa, Florida, donde el Comité de Tumores estableció un plan de quimioterapia, radiación y luego cirugía (tratamiento neoadyuvante). La quimio (FOLFIRINOX) fue brutal. Recibí cuatro ciclos, los cuales me debilitaron mucho. No podía comer ni beber… hasta tomar agua era difícil. Perdí 35 libras (unos 16 kg) y fui a la sala de emergencias al menos cuatro veces por deshidratación. Pero persistí y salí adelante.
Mi esposo (que tiene conocimientos de ingeniería biomédica) fue mi mejor aliado. Investigaba día y noche buscando todo lo que podía acerca de mi cáncer y la mejor forma de tratarlo. Mientras yo recibía la quimio, él descubrió que el Dr. Theodore Hong de Mass General en Boston estaba haciendo una investigación sobre losartán (un medicamento para la presión arterial alta). Yo tenía presión alta, por lo que mi médico de cabecera me recetó losartán. Durante la quimioterapia, el tumor se redujo en un 55 por ciento.
El siguiente paso fue la radioterapia corporal estereotáctica (SBRT). Después de la SBRT, el tumor se redujo al 25 por ciento de su tamaño original y lo que quedó era tejido necrótico. El tumor estuvo muy cerca de tocar la arteria mesentérica superior. Después de la quimio y la radiación, pude hacerme la cirugía distal.
Me extirparon dos tercios del páncreas y solo quedó la cabeza. La Dra. Pamela Hodul me operó con éxito en Moffitt. Un cirujano vascular estaba preparado para intervenir, pero no fue necesario. Tuvieron que extirparme el bazo, porque la arteria esplénica estaba obstruida por el tumor (la vesícula me la habían extirpado 40 años antes). El informe patológico no mostró invasión de los ganglios linfáticos. Después de la cirugía, recibí tres ciclos de Gemzar para eliminar lo que quedara.
En la actualidad, sigo bajo el cuidado del Dr. William McGarry, mi oncólogo en Vero Beach, Florida. No soy diabética y no tengo que tomar enzimas digestivas.
Todo bien por un tiempo
Cuando me hice las primeras tomografías computarizadas y las evaluaciones de CA 19-9 a los tres meses, todo estaba bien. Pero en agosto de 2018, me topé con un obstáculo en el camino. Todo el tiempo, mi esposo, mi equipo de atención médica y yo habíamos estado preocupados por lo que al momento de la cirugía se consideraban nódulos pulmonares indeterminados (IPN). El problema era que eran demasiado pequeños como para tomar una biopsia de forma segura y eficaz, y la mayoría de los IPN resultan ser benignos. Nos sorprendió que los nódulos quedaran prácticamente intactos después del tratamiento con FOLFIRINOX y Gemzar. Dado que el nivel de CA 19-9 antes y después de la cirugía estaba dentro del rango normal, decidimos esperar y ver qué pasaba.
En agosto, mis médicos notaron un poco de crecimiento en esos nódulos y mi CA 19-9 saltó a 486 después de haber estado normal apenas tres meses antes. Los nódulos no están creciendo rápido, pero estamos preocupados. Ahora estamos tratando de decidir los siguientes pasos. Vamos a volver a Moffitt para hablar con el Dr. Frank Kaszuba, un oncólogo especialista en pulmón. Nos gustaría que hicieran una biopsia de los nódulos más grandes y sospechosos, y luego un perfil molecular. El rumbo que sigamos dependerá de los resultados de la biopsia y del perfil.
Tener fe y los médicos idóneos
Mi trayecto durante este tiempo y, en última instancia, el éxito que obtuve no habrían sido posibles sin la confianza que tengo en Dios y el renacimiento de mi fe. Eso fue lo que me sostuvo durante los nueve meses de tratamiento. Mi experiencia con este cáncer ha sido difícil. Sé que debo lograr más cosas en esta vida y he “cambiado para siempre” de la manera más positiva.
Rezar realmente ayuda, pero encontrar los mejores médicos y cirujanos es fundamental. Cuando uno recibe un diagnóstico de cáncer de páncreas, es importante tener un representante, alguien que se encargue de investigar estudios clínicos, buscar los últimos tratamientos, y los mejores médicos y hospitales. Tengo la bendición de tener un marido que puede hacer todas esas cosas. Esta es una enfermedad malvada, pero el fracaso no es una opción.
Christine falleció en septiembre de 2019. Ella y su esposo buscaron con esmero nuevos tratamientos que la ayudaran a ella y a otros enfermos después de ella. Ofrecemos nuestro más sincero pésame. Admiramos la determinación de los Shaffer de marcar una diferencia.