Historias de sobrevivientes
15 de marzo, de 2024 • 4 Min

A veces las cosas empeoran antes de mejorar

Matthew Rosenblum

Pancreatic cancer patient Matthew Rosenblum, his partner Natalie, and their dog Monique
  • Los síntomas de ictericia obstructiva llevaron al diagnóstico
  • Se intentó hacer un Whipple, pero se encontró enfermedad metastásica
  • Dos tipos diferentes de quimioterapia para lograr un segundo Whipple exitoso
  • Las pruebas genéticas confirmaron la mutación de BRCA2
  • Mantenimiento con un inhibidor de PARP

En enero de 2021, me empezó a picar la piel terriblemente: era como una tortura.

Me mudé de Michigan a Carolina del Norte para ayudar a un amigo con un negocio durante la pandemia. En ese tiempo, comencé a tener picazón y otros síntomas misteriosos: heces claras, orina oscura y ojos amarillentos. Todos estos síntomas apuntaban a una ictericia obstructiva, pero en ese momento no sabíamos exactamente cuál era la causa. Solo tenía 32 años y no me imaginaba el desafío que me esperaba.

Un largo camino hacia el diagnóstico

Mis médicos me pidieron análisis de sangre, que mostraron niveles elevados de bilirrubina, AST, ALT, fosfatasa alcalina, entre otros. Me sometí a muchas resonancias magnéticas, tomografías computarizadas y ecografías endoscópicas. Al final, en una biopsia del conducto colédoco se detectó un adenocarcinoma, lo que explicaría muchos de mis síntomas. Pero aún no me daban un diagnóstico oficial.

Mi cirujano intentó un procedimiento de Whipple el 12 de mayo de 2021, ya que sospechaba que podía tener adenocarcinoma ampular o de páncreas, aunque no recuerdo que me lo mencionaran en ese momento. Mi cirujano oncólogo, el Dr. Peter Allen de Duke Health (Durham, Carolina del Norte), tuvo que detener la cirugía porque encontró un tumor en la cabeza del páncreas con evidencia de enfermedad metastásica en toda la cavidad abdominal. Fue entonces cuando recuerdo que finalmente me diagnosticaron adenocarcinoma de páncreas en estadio IV. Tenía 32 años y pensaba que me quedaba muy poco tiempo.

La influyente mutación de BRCA2

Después de la cirugía interrumpida, mi oncólogo, el Dr. James Abbruzzese de Duke Health, me recetó un cóctel de quimioterapia llamado FOLFIRINOX. Sin embargo, aunque hubo signos iniciales de progreso, consideraron que el FOLFIRINOX no era eficaz. Mi tumor había ganado terreno y yo mostraba evidencia de enfermedad metastásica en el hígado. Tuvimos que cambiar de rumbo.

Luego, mis médicos me recetaron gemcitabina, cisplatino y Abraxane (paclitaxel). Meses de resultados positivos animaron a mis médicos a volver a intentar el procedimiento de Whipple. ¡Esta vez la cirugía fue un éxito!

Durante este tiempo me hice pruebas genéticas, que confirmaron que era portador de la mutación de BRCA2. Esto influyó en los diferentes tratamientos que eligieron mis médicos.

Estado después del procedimiento

Después de recuperarme del Whipple, recibí más ciclos de gemcitabina, cisplatino y Abraxane antes de hacer la transición a un inhibidor de PARP como mantenimiento oral. Durante toda mi quimioterapia, tuve náuseas y agotamiento, pero rara vez vomitaba y podía comer y mantener un peso saludable.

Mi tomografía más reciente no encontró evidencia de enfermedad metastásica recurrente. Han pasado aproximadamente 18 meses desde que terminé mi tratamiento. Durante ese tiempo, he aprendido a vivir con el fantasma de la recurrencia que me atormenta, especialmente cuando me hago las tomografías trimestrales. En general, tengo una buena vida.

Listo para una segunda oportunidad

Durante mi tratamiento, no pensé que tendría la oportunidad de volver a enamorarme o formar una familia. Había vuelto a casa en Hazel Park, Michigan (todavía veía a los médicos en Duke para mi tratamiento y seguimiento) cuando conseguí un nuevo trabajo y me mudé a Atlanta. Vivo con el amor de mi vida, Natalie, y nuestra perra pug de seis años, Monique. Después de años de creer que nunca volvería a trabajar como científico social, tengo la posibilidad de decidir qué hacer en mi segunda oportunidad en la vida.

Como muchos otros pacientes, estoy comprometido a mejorar los resultados de quienes padecen mi enfermedad. Con este fin, me he ofrecido como voluntario en la Pancreatic Cancer Action Network (PanCAN) para hablar en su nombre como sobreviviente. Compartí mi historia en las noticias locales para crear conciencia sobre el cáncer de páncreas. También grabé un episodio de podcast para Project Purple y he hablado en otros podcasts sobre cáncer, como Manta Cares.

Después de pensar que mi joven vida iba a terminar rápidamente, el éxito de mi tratamiento me permite vivir una vida plena y sólida mientras los médicos me continúan monitoreando para detectar signos de recurrencia.

Una cosa he aprendido y espero transmitir a los demás: a veces las cosas empeoran, incluso se ponen mucho peor, antes de mejorar.