Investigación
1 de junio, de 2016 • 5 Min

Personalización del tratamiento de cáncer de páncreas

Hand of a lab worker opening a petri dish and putting liquid in with a pipette, in yellow lighting

Linda Bartlett; National Cancer Institute

La genética de las células tumorales circulantes brinda pistas terapéuticas.

Por décadas el cáncer de páncreas se las ingenió para frustrar a los científicos que buscan nuevos medicamentos y nuevas combinaciones de medicamentos para detener la progresión de la enfermedad. Un científico que aceptó el desafío es el Dr. Mark Ricigliano, un investigador que ha dedicado una gran parte de su carrera a desarrollar y diseñar pruebas de diagnóstico para personalizar los tratamientos de quimioterapia para pacientes con cáncer de páncreas.

La investigación cae bajo el término genérico “farmacogenómica”. Significa que los científicos estudian cómo genes específicos (segmentos cortos de ADN que informan a las células cómo deben funcionar y qué características expresar, como cabello lacio o rizado, por ejemplo) afectan la respuesta específica de una persona a los medicamentos. La esperanza, por supuesto, es crear tratamientos idóneos para la composición genética del tumor de cada persona.

Es un desafío enorme, pero Ricigliano sabe que es necesario.

“Los pacientes con cáncer de páncreas esperan algún tipo de avance que no solo aumente la eficacia de los tratamientos actuales, sino también tecnologías que puedan brindar información sobre si un tratamiento realmente funciona para ellos”, dice Ricigliano, fundador y director de Adera BioOncology, de Germantown, MD, que crea pruebas y sistemas complementarios de diagnóstico para el cáncer de páncreas. “Es gratificante trabajar en investigaciones que finalmente irán desde nuestro laboratorio a estos pacientes y, con suerte, los ayudará.”

El trabajo de Ricigliano se concentra en las llamadas células tumorales circulantes, que son células cancerosas que se desprenden de un tumor primario, ingresan al torrente sanguíneo y finalmente invaden otros órganos. Una vez que este proceso de metástasis comienza, el tratamiento se vuelve mucho más difícil.

La genética del tumor predice la mejor estrategia de tratamiento

En su laboratorio, Ricigliano determina el perfil de genes específicos expresados en estas células tumorales circulantes. Y, con el perfil, tal vez puedan ayudar a los médicos a predecir si un paciente con cáncer de páncreas está respondiendo al tratamiento mucho antes de hacer una tomografía computarizada para determinar la eficacia del tratamiento. Las pruebas podrían también determinar cuál esquema específico puede ser mejor para un paciente, y si ese paciente se está volviendo resistente al esquema actual.

“Los pacientes siempre preguntan por qué deben esperar a una tomografía para ver si el tratamiento está funcionando, y por qué el médico no les puede decir eso ya”, dice Ricigliano, y agrega que recibe alrededor de 200 muestras de pacientes al año de todo Estados Unidos y Europa. Las muestras provienen de participantes de estudios de investigación que él y sus colegas están realizando.

Hasta el momento, Ricigliano ha descubierto siete biomarcadores de cáncer de páncreas que se pueden evaluar en su laboratorio. “Lo único que el paciente debe hacer es dar una muestra de sangre”, explica, y agrega que los biomarcadores son simplemente genes en la célula cancerosa y la expresión o mutación de estos genes puede brindar información biológica a los médicos.

“Cada biomarcador nos puede dar información diferente”, explica Ricigliano. “Realmente es algo increíble y muy poderoso”.

Por ejemplo, un gen biomarcador llamado ALDH1A1 da información sobre la cantidad de células tumorales pancreáticas circulantes. Cuando la expresión de este gen está elevada podría indicar enfermedad metastásica activa. Otro biomarcador llamado BCRP es un gen de resistencia a varios medicamentos. Los niveles elevados de BCRP pueden asociarse con resistencia al medicamento.

Un análisis de sangre es un proceso bastante fácil para el paciente, pero la evaluación de estos biomarcadores depende de sofisticados programas informáticos para determinar las opciones de tratamiento, para verificar si la enfermedad ha progresado o para averiguar si una persona está respondiendo al tratamiento.

Respuestas a través de ensayos de investigación

Los médicos que tratan el cáncer se preguntan por qué unas pocas personas parecen reaccionar a ciertos tipos de tratamientos, principalmente quimioterapia, que no parecen ser eficaces para otras personas. Estos pacientes con respuesta excepcional también son tema del ensayo clínico actual de Ricigliano sobre cáncer de páncreas. “Lo que queremos hacer es averiguar por qué estas personas son únicas, qué hay en su perfil genómico que hace que respondan tan bien”, explica.

Él y sus colegas de Memorial Sloan Kettering Cancer Center en Nueva York; UCLA; University of Nebraska; Weill Medical College of Cornell University en Nueva York; Maastricht University Medical Center en Holanda y hematólogos y oncólogos en Denville, Nueva Jersey, son parte de un estudio de observación que está inscribiendo pacientes con cáncer de páncreas metastásico con el fin de identificar las diferencias genómicas entre pacientes con respuesta excepcional y los que no responden al tratamiento convencional de quimioterapia. Los análisis de datos del perfil de expresión de genes de pacientes con respuesta excepcional en comparación con los que no responden definirán cuáles patrones genómicos podrían ayudar a entender la respuesta a la quimioterapia, dice Ricigliano.

También recibió una subvención de $4 millones de NIH y Memorial Sloan Kettering Cancer Center para financiar un ensayo clínico que valide una prueba que ayudará a los médicos a elegir entre FOLFIRINOX y gemcitabina–nab-paclitaxel (Abraxane), dos tratamientos de quimioterapia para enfermos con cáncer de páncreas avanzado. Los fondos de la subvención también se usarán para mejorar los métodos de cultivo de las células tumorales circulantes en organoides, que son básicamente esferas huecas tridimensionales de células que contienen el perfil genómico del paciente. “Puedo cultivar las células en 21 días, pero la parte difícil es convertirlas en organoides completos”, dice Ricigliano, y agrega que esta labor se hará en Cold Spring Harbor Laboratory de Long Island.

Los primeros usuarios hacen una diferencia

Ninguna de las investigaciones darían frutos sin la pericia de los “primeros usuarios”, doctores, otros profesionales médicos y, por supuesto, pacientes dispuestos a probar nuevas terapias y métodos de tratamiento apenas están disponibles.

“Estos primeros usuarios no aceptan las cosas como están”, dice Ricigliano. “Quieren probar lo último que la ciencia tiene para ofrecer, y es de ellos que nosotros aprendemos cómo marcar la mayor diferencia en la vida de los enfermos de cáncer de páncreas”.

Ricigliano es optimista respecto al futuro del tratamiento para el cáncer de páncreas. “Hemos recorrido un camino excepcionalmente largo en los últimos años, y sí, todavía nos queda mucho que recorrer, pero es una época emocionante”, dice. “Lo principal siempre es el paciente. Ellos quieren respuestas y nuevos tratamientos; confío en que encontraremos una mejor forma de ayudarlos. Será un proceso largo, pero estamos llegando”.