Tratamiento de la enfermedad
15 de enero, de 2025 • 7 Min

Por qué el manejo de los efectos secundarios es más importante que nunca

Dr. Afreen Shariff

La lucha contra el cáncer nunca antes ha sido tan innovadora gracias a tratamientos diseñados para atacar los tumores con mayor precisión que nunca.

Sin embargo, con el progreso llega la complejidad, y las terapias contra el cáncer actuales pueden afectar algo más que el propio cáncer. Los efectos secundarios de la inmunoterapia y otros tratamientos dirigidos pueden ir mucho más allá de la caída del cabello, las náuseas y la neuropatía asociadas a los tratamientos convencionales como la quimioterapia y la radiación.

Desde la cabeza hasta las uñas de los pies, y todo lo demás, muchas partes del cuerpo pueden verse afectadas: el sistema nervioso, el sistema endocrino, los ojos, el corazón, los riñones, los músculos, las articulaciones, la piel y otros órganos. Una vez dañadas, algunas funciones de los órganos podrían no recuperarse nunca, en particular, las delicadas glándulas productoras de hormonas, como la tiroides o la hipófisis, lo que puede derivar en afecciones crónicas.

De hecho, se calcula que más del 65 por ciento de las personas que reciben tratamiento de inmunoterapia padecen toxicidades específicas de órganos u otros efectos adversos relacionados con el sistema inmunitario. Algunos de estos efectos continúan mucho después de que finaliza el tratamiento del cáncer o se manifiestan años más tarde.

Es por eso que médicos como la Dra. Afreen Shariff, M.B.B.S., directora del programa de endooncología de Duke, están promoviendo un enfoque más integral en la atención de los pacientes con cáncer.

“A nivel global, hay una necesidad no satisfecha de gestionar los efectos secundarios de forma específica. La atención de las comorbilidades, los efectos secundarios y las toxicidades complejas debería formar parte del tratamiento contra el cáncer desde el momento del diagnóstico y el inicio del tratamiento. No como una consideración posterior. Y debería extenderse más allá del tratamiento para tratar las comorbilidades y los efectos secundarios a largo plazo que pueden tener un efecto duradero en la calidad de vida”, afirma.

“Hubo un tiempo, no hace mucho, en que simplemente sobrevivir al cáncer se consideraba un éxito del tratamiento. Si está vivo, en una silla de ruedas, luchando, pero sin cáncer, es posible que esa no sea la forma en que desee vivir la vida después de superar el cáncer. Deberíamos ampliar nuestras expectativas y hablar de ‘vivir en plenitud’ en lugar de solo sobrevivir”, añade.

“Esta es una nueva y esperada era en la atención del cáncer; pero, ¿estamos preparados para enfrentar este desafío que crece rápidamente? En la actualidad, tratamos el cáncer con mayor eficacia, pero ¿qué ocurre con las secuelas que enfrentan los pacientes a lo largo de su vida? ¿Y las comorbilidades? ¿Y los efectos secundarios?”

Cambio en el alcance

Los oncólogos, los especialistas en atención paliativa y los médicos generales se han especializado en manejar los efectos secundarios que esperamos de los tratamientos de quimioterapia y radiación. Sin embargo, cuando los tratamientos que estimulan el sistema inmunitario comienzan a causar efectos secundarios como diabetes de tipo 1, erupciones cutáneas, insuficiencia suprarrenal, afecciones cardíacas y artritis reumatoide, la necesidad de gestión conjunta y de “pasar el mando” a otros especialistas se convierte en una medida urgente y vital para los pacientes. 

Como explica Shariff, un sistema inmunitario saludable necesita ajustes constantes, como tener un pie en el freno y el otro en el acelerador, y tratar de mantener una velocidad estable de 40 mph, con una variación de más o menos 10 mph.

“Cuando está recibiendo inmunoterapia o tratamientos que aceleran el sistema inmunitario, el cuerpo va a 100 mph en una zona de 40 mph. Es más probable que tenga más accidentes”, señala. 

Algunas de las cosas que pueden salir mal incluyen:

Enfermedades autoinmunitarias: Las inmunoterapias pueden agravar una enfermedad autoinmunitaria preexistente o causar nuevas, como colitis, neumonitis, miocarditis, artritis reumatoide, psoriasis, dermatitis, miastenia grave o nefritis, entre otras. Las afecciones preexistentes, como la neuropatía, la insuficiencia cardíaca, la insuficiencia renal, los problemas hepáticos y los trastornos intestinales como la enfermedad de Crohn, también pueden agravarse.

Diabetes y problemas endocrinos: Tanto el cáncer como los tratamientos contra el cáncer se asocian a una amplia variedad de enfermedades endocrinas, que incluyen disfunción hipofisaria, aparición de diabetes de tipo 1 y anomalías tiroideas inducidas por fármacos, que se observan comúnmente en quienes reciben inmunoterapia. Cuando se administran en combinación con la quimioterapia, los efectos secundarios pueden intensificarse y volverse más agresivos.

Además, otros medicamentos que se toman junto con los tratamientos para el cáncer, como los esteroides, pueden provocar efectos secundarios duraderos, como aumento de peso, pérdida ósea, facilidad para tener hematomas y diabetes. En el contexto de las personas con cáncer de páncreas, cuando no producen suficiente insulina, la inmunoterapia combinada con regímenes de quimioterapia que también suelen incluir esteroides (como dexametasona, prednisona y otros) puede tener un impacto importante en los niveles de azúcar en la sangre.

Cómo obtener la ayuda que necesita

La magnitud y el alcance de estos efectos secundarios requieren la experiencia de especialistas, más allá de la atención primaria, la oncología y la atención paliativa. Como consecuencia, han surgido campos especializados como la oncoendocrinología (también conocida como endooncología), la cardiooncología, la oncodermatología, la oncorreumatología, la onconefrología e incluso la oncología del ejercicio para atender a los pacientes con cáncer.

Sin embargo, la probabilidad de encontrar estos especialistas en los centros de tratamiento comunitarios, donde se calcula que se tratan el 85 por ciento de los 5,500 casos de cáncer diagnosticados cada día, es baja. Por ejemplo, en un reciente informe de GoodRx, el 70 por ciento de los condados en los Estados Unidos carecen completamente de un endocrinólogo. Además, esos condados reportaron un 12 por ciento más de mortalidad debido a complicaciones de la diabetes.

Un paciente con cáncer de páncreas en esta situación podría enfrentar más hospitalizaciones, una peor calidad de vida, la interrupción del tratamiento o incluso la muerte. La Dra. Shariff considera que esto es inaceptable.

“Deberíamos hacerlo mejor. Necesitamos una solución integral y flexible para los pacientes que padecen cáncer: eliminar los largos tiempos de espera y facilitar citas con endocrinólogos y otros especialistas al alcance de los pacientes y oncólogos”, afirma.

Ella fundó Citrus Oncology junto con Aabid Shariff, Ph.D, y líderes nacionales en el campo del manejo de los efectos secundarios y la supervivencia, con el objetivo de aumentar el acceso a especialistas y reducir los tiempos de espera para consultarlos. La atención se brinda de manera virtual para eliminar las barreras de acceso y fomentar un tratamiento más rápido, mayor cumplimiento, menos complicaciones y hospitalizaciones y mejores resultados generales. De hecho, las recomendaciones rápidas para tratar los efectos secundarios relacionados con el cáncer ya han demostrado ser eficaces para reducir las hospitalizaciones en más del 70 por ciento, según un estudio realizado por Afreen Shariff en Duke University.

“No creo que el lugar donde una persona viva o reciba tratamiento para el cáncer deba dictar la atención que recibe para los efectos secundarios”, afirmó. “Necesitamos democratizar el acceso. Y debemos hacerlo AHORA antes de perder más vidas debido a un control inadecuado de los efectos secundarios”.

Citrus Oncology es una clínica virtual multiespecializada de apoyo oncológico concebida para conectar a los pacientes con especialistas en un plazo de dos días hábiles, una gran mejora en comparación con el promedio actual de espera de tres a seis meses. Shariff enfatiza que “el tiempo es esencial. En el mundo del cáncer, el tiempo significa vidas. El tratamiento de una persona depende del manejo de los efectos secundarios, y esto impacta su calidad de vida. La hospitalización debido a síntomas agudos que se padecen puede provocar interrupciones en el tratamiento y la progresión del cáncer”.

Expertos médicos en varias áreas, como endocrinología, cardiología, nefrología, dermatología y reumatología, están disponibles para tratar una variedad de efectos secundarios, desde la fatiga hasta afecciones más debilitantes propias de la inmunoterapia. Pueden involucrarse en cualquier etapa del proceso oncológico, desde ayudar a manejar comorbilidades preexistentes antes de iniciar el tratamiento del cáncer para evitar que empeoren, hasta responder a problemas emergentes durante el tratamiento y tratar los efectos secundarios prolongados que puedan persistir después del tratamiento.

Cuando un paciente tiene un efecto secundario que requiere la intervención de un especialista, el oncólogo puede enviar una derivación a través de su historia clínica electrónica o por fax directamente a Citrus Oncology, donde proporcione la información relevante del paciente y las inquietudes específicas. Los expertos de Citrus Oncology luego les harán recomendaciones que se podrán implementar localmente.

Los pacientes también pueden solicitar una consulta directamente a través del sitio web de Citrus Oncology. Estas consultas suelen costar lo mismo que una visita promedio al médico, con la posibilidad de facturar directamente a las compañías de seguros.

“Queremos que sea lo más sencillo y económico posible para los pacientes”, afirma Shariff. “Todo paciente merece tener acceso a una atención experta para tratar los efectos secundarios relacionados con el tratamiento del cáncer, y estamos trabajando arduamente para hacerlo realidad”.