Control de síntomas para pacientes con cáncer de páncreas
El control de los síntomas del cáncer de páncreas y sus tratamientos son una parte fundamental de su atención.
Sentirse bien, además de mejorar su calidad de vida, podría incluso prolongársela. No sea tímido a la hora de informar sus síntomas a su médico y a sus cuidadores. El oncólogo y su equipo pueden ayudarle a controlar los síntomas del cáncer y los efectos secundarios del tratamiento.
Dolor
El dolor, especialmente el localizado en el centro del estómago y que se extiende hacia la espalda o alrededor de su zona central como un “neumático”, es un síntoma muy común del cáncer de páncreas. La causa de ese dolor es la proximidad del tumor al nervio celíaco, que envía señales de dolor a la zona central del cuerpo.
Existen varias técnicas para controlar el dolor, de las que puede conversar con su oncólogo.
- Los narcóticos son la base del control del dolor causado por el cáncer de páncreas. Estos medicamentos pueden dar un enorme alivio de los síntomas si se utilizan correctamente. Muchas personas necesitan un narcótico de acción prolongada dos veces al día para controlar los síntomas de base más una píldora de acción rápida que se puede tomar cada pocas horas para el dolor irruptivo. No se recomiendan los medicamentos compuestos como oxicodona/acetaminofén (Percocet y otras marcas) o hidrocodona/acetaminofén (Vicodin y otras marcas), ni los analgésicos de venta libre como acetaminofén (Tylenol) o ibuprofeno (Advil), ya que pueden causar otras complicaciones.
- La radioterapia a veces se usa para los tumores que causan un dolor considerable.
- Un bloqueo del plexo celíaco anestesia el nervio celíaco cerca del tumor de páncreas. Este procedimiento es similar a la punción lumbar: se inserta una pequeña aguja en la espalda hasta alcanzar el nervio. El procedimiento puede brindar un excelente control del dolor, pero no siempre es exitoso.
Agotamiento
La fatiga es un síntoma sumamente común y molesto de la mayoría de los tipos de cáncer y del cáncer de páncreas en particular. Existen varias causas posibles: la enfermedad en sí misma, el efecto secundario de cualquiera de los tratamientos que está recibiendo y el estrés emocional. Debido a sus causas múltiples, la fatiga puede ser difícil de controlar.
En los casos de fatiga directamente causada por el cáncer o los tratamientos, el estimulante metilfenidato (Ritalin y otras marcas) puede ser útil. Asistir a un programa de fisioterapia específica para el cáncer o simplemente aumentar su nivel de actividad física también puede combatir el cansancio.
La fatiga causada por el estrés emocional es normal cuando uno se enfrenta un diagnóstico médico grave. Puede controlarse como parte de un tratamiento más amplio de depresión y ansiedad, descrito más adelante.
Esteatorrea
“Esteatorrea” significa diarrea aceitosa que a veces aparece con el cáncer de páncreas. Puede que observe distensión y gases después de las comidas, heces que flotan en el inodoro o una capa grasosa en las deposiciones. Lo que causa la esteatorrea es la incapacidad del páncreas para procesar las grasas y los aceites. Si el tubo digestivo no absorbe las grasas ingeridas, estas atraviesan el intestino con bastante rapidez y actúan como laxantes. Este proceso puede generar un malestar considerable.
El tratamiento con enzimas pancreáticas puede ser útil para quienes sufren de distensión, flatulencia o diarrea. Existen varias versiones en el mercado y todas tienen más o menos la misma eficacia. Una vez que se recetan, estas pastillas deben tomarse junto con una comida para que actúen correctamente. No tenga miedo de tomar más pastillas si las necesita para controlar sus síntomas, ya que el organismo se encarga de expulsar cualquier exceso. Cuéntele a su médico cómo se va sintiendo, ya que él o ella podrá modificar la cantidad de pastillas para controlar mejor los síntomas.
Poco apetito
Es muy común luchar contra la pérdida de apetito durante el transcurso de su enfermedad. Los factores emocionales y físicos (entre ellos la quimioterapia y la radiación) pueden provocar esa falta de interés total en los alimentos. Puede que amigos y familiares con buenas intenciones intenten “forzarle” a comer porque saben que la nutrición es importante, pero es muy difícil comer cuando uno se siente mal.
Es recomendable buscar la ayuda de un nutricionista que le brinde asesoramiento en general y consejos sobre cómo aprovechar al máximo los alimentos que puede tolerar. La bebidas nutritivas (algunas marcas comunes son Ensure y Boost) podrían ser una forma de aumentar su ingesta de calorías y vitaminas sin tener que digerir alimentos sólidos.
Algunos medicamentos también pueden aumentar el apetito. La mirtazapina (nombre comercial: Remeron) es un antidepresivo que aumenta el apetito y ayuda a dormir. El dronabinol (nombre comercial: Marinol) es THC (tetrahidrocannabinol, el ingrediente activo de la marihuana) sintético y puede estimular el apetito. Algunos medicamentos que se usan con menos frecuencia son la olanzapina (nombre comercial: Zyprexa) y el acetato de megestrol (nombre comercial: Megace). Su médico puede recetarle el medicamento más adecuado para usted.
Depresión y ansiedad
Recibir un diagnóstico de cáncer es un acontecimiento que cambia la vida y puede causar depresión, ansiedad, fatiga y sensación de aislamiento. Esos sentimientos son normales dada la gravedad de la situación y a veces se denominan “trastornos de adaptación”.
Existen varias estrategias médicas y no médicas para ayudarle a controlar esos síntomas. Entre ellas, se pueden mencionar terapeutas, grupos de apoyo, meditación, yoga y medicamentos antidepresivos y ansiolíticos. No tema hablar de sus síntomas con su equipo de atención para que le ayuden a recibir el apoyo que usted necesita.
Los síntomas físicos del cáncer de páncreas pueden ser dolorosos y agotadores. Más allá del malestar físico, la enfermedad también puede causar un gran estrés emocional. No tema hablar de sus síntomas para que pueda recibir asistencia óptima.
El trayecto del cáncer no se recorre a solas.
La Dra. Kim A. Reiss es oncóloga en el Abramson Cancer Center del hospital de University of Pennsylvania en Filadelfia.