Cocinar para la salud
Para enfermos con cáncer de páncreas puede ser difícil ingerir suficientes calorías y comer alimentos nutritivos.
Se sabe que los tratamientos contra el cáncer y sus efectos secundarios pueden alterar el apetito. Pero la fatiga resultante y los cambios sensoriales, como cambios en los sentidos del gusto y el olfato, también pueden interferir con la capacidad para cocinar y preparar alimentos saludables.
“Una buena nutrición puede ayudar a optimizar el tratamiento, y la cocina es una herramienta esencial para mejorar la salud a largo plazo”, explica Starla Garcia, dietista certificada en el Programa de Medicina Integral de The University of Texas MD Anderson Cancer Center (Houston). De hecho, las investigaciones demuestran que enseñar técnicas culinarias prácticas a pacientes y sobrevivientes de cáncer puede mejorar los patrones alimentarios, favorecer la salud y reducir el riesgo cáncer más adelante.
Clases de cocina para pacientes con cáncer
En los últimos años las clases y demostraciones de cocina se han vuelto muy populares. Los estudios sugieren que la instrucción práctica puede ser más eficaz que la educación nutricional por sí sola para fomentar cambios en la alimentación.
Por suerte, instituciones de todo el país ofrecen formación presencial y virtual a pacientes en tratamiento, así como a sobrevivientes que desean una alimentación más saludable. Estos son algunos programas que vale la pena consultar.
Cook for Your Life en Fred Hutchinson Cancer Center: este recurso gratuito en línea brinda educación nutricional basada en evidencia, en inglés y español. Cuenta con más de 1100 recetas, 400 entradas informativas de blog y una amplia biblioteca de videos educativos, que van desde cómo hacer un caldo hasta cómo hacer una hamburguesa vegetariana con frijoles negros.
En una década, lo que empezó como un intercambio de recetas y consejos de cocina entre Ann Ogden Gaffney, sobreviviente de cáncer, y sus compañeros pacientes, se convirtió en un centro de información nutricional que ahora es parte de Fred Hutch Cancer Center en Seattle, Washington.
“Las recetas, artículos y videos son revisados por nuestros dietistas con formación en oncología para garantizar que estén respaldados por pruebas científicas y sigan las pautas establecidas por Oncology Nutrition for Clinical Practice, 2nd Ed. publicado por Oncology Nutrition Dietetic Practice Group, un grupo de profesionales de Academy of Nutrition and Dietetics, American Institute for Cancer Research y American Cancer Society”, dice la administradora de contenido de Cook for Your Life, Sheryl Rothmuller. “Se pueden hacer búsquedas usando diversos parámetros de salud como preferencias de comidas, objetivos calóricos, y hasta recetas que ayudan a combatir efectos secundarios específicos”. Como tal, Cook for Your Life no es solo un gran recurso para los pacientes de Fred Hutch, sino también un recurso internacional que da información sobre prevención del cáncer, recetas y nutrición.
Culinary Medicine de MD Anderson: ya sea que le interese conocer más sobre las “Zonas azules” (regiones del mundo donde hay mayor longevidad), o quiera consejos para introducir en su dieta más hongos que combaten enfermedades, las clases de cocina del MD Anderson ofrecen una formación práctica que ayuda a ampliar los horizontes culinarios con énfasis en alimentos integrales y vegetales.
“Hemos recurrido a nuestro equipo culinario y a dietistas para crear un programa con máximo impacto sobre las poblaciones que atendemos”, explica García. El sitio web @TheTable de MD Anderson permite hacer búsquedas no solo por tipo de receta (por ejemplo color, textura y platos principales sin carne), sino también por síntomas (náuseas y vómitos, diarrea, estreñimiento y fatiga).
García también recomienda buscar clases de cocina locales que se enfocan en alimentación saludable, aunque no sean específicas para cáncer. “Aprender a cocinar en comunidad ayuda a ampliar los conocimientos sobre la comida y a probar cosas nuevas”, dice García.
Nutrition in Your Kitchen: esta serie práctica de cocina patrocinada por el programa Wellness, Resilience and Survivorship de Cedars-Sinai (Los Ángeles) ofrece a enfermos de cáncer tutoriales en persona sobre cocina saludable. Además de aprender a preparar recetas con ingredientes saludables como hongos, semillas de chía, harina de garbanzos, tofu, semillas de cáñamo, lentejas, cacao, salmón y repollo chino, los participantes tienen la oportunidad de compartir una comida.
“El objetivo del programa es ayudar a las personas a recuperar el sentido de sí mismas y a recobrar la salud, sobre todo durante el período inicial de supervivencia”, afirma Meghan Laszlo, dietista especializada en oncología de Cedars-Sinai. “Durante ese tiempo, las personas están muy motivadas para tomar decisiones saludables, y quieren saber no solo qué comer, sino también cómo poner en práctica las recomendaciones que reciben en sus visitas a la clínica”.
Nutrition in Your Kitchen es una serie de tres partes más sesiones individuales sobre temas específicos. Después de terminar la serie, puede tomar otra clase más adelante. En cada sesión, Laszlo habla sobre un tema específico de nutrición (frutos secos y semillas, hongos, aceite de triglicéridos de cadena media o MCT, por ejemplo), y da un tutorial práctico de cocina con dos recetas: una sencilla y otra más compleja. “Cuando los participantes cocinan con nosotros en clase, están mejor preparados para repetir las recetas en casa”, señala Laszlo.
Cocina y comunidad
Cocinar y comer alimentos saludables no es solo sobre nutrición. También se cultiva el sentido de comunidad. Cuando uno sabe de dónde vienen los alimentos que consume y cómo preparar comidas saludables y deliciosas, es más fácil comer de un modo que promueve la curación.
Una parte importante de estos programas es el sentido de comunidad que crean. “Los participantes comparten sus experiencias, hablan de cómo les vuelve a crecer el pelo, de la recuperación después de la cirugía, y procesan sus vivencias en un entorno de apoyo”, afirma Laszlo. “En ese sentido, las clases de cocina son algo más que una herramienta de educación nutricional. Son un grupo de apoyo”.
Un plus: muchas de estas clases atraen a participantes de diversos orígenes culturales y etnias, lo que crea más oportunidades de aprendizaje. “Es una clase basada en la cooperación”, agrega. “Todos aprendemos nuevas formas de cocinar y preparar comidas”.
Los expertos están de acuerdo en que cocinar desde cero no tiene por qué ser difícil. Puede ser tan simple como echar un montón de ingredientes en un bol para preparar una ensalada colorida. El truco está en diversificarse, probar cosas nuevas y comprometerse a preparar una o dos recetas nuevas por mes, y luego por semana. “Con el tiempo, aprenderá qué recetas funcionan bien para usted y cómo crear planes de comidas semanales adaptados a su horario”, afirma Laszlo.