Historias de sobrevivientes
18 de mayo, de 2022 • 4 Min

Diagnóstico temprano, excelentes médicos y oraciones

Jennifer Lambert

pancreatic cancer patient Jennifer Lambert and her husband
  • La ictericia conduce a un diagnóstico durante las vacaciones
  • Cirugía de Whipple al regresar a casa
  • Quimioterapia con FOLFIRINOX

Mi experiencia con el cáncer de páncreas comenzó (en retrospectiva) a mediados de agosto de 2019, cuando tuve lo que pensé que era un pequeño virus estomacal.

El 2 de septiembre, mi esposo y yo hicimos un esperado viaje a Roma para celebrar nuestro aniversario. En Roma y otros lugares de Italia comencé a notar que mis heces eran claras y mi orina muy oscura. Además tenía picazón en los brazos, las piernas y el abdomen. Me fatigaba pronto, pero como estábamos caminando mucho, no me preocupé demasiado. Tenía 60 años y había sido una persona sana toda la vida.

Luego viajamos a Madrid, donde vivían mi hijo y su familia. El domingo 15 de septiembre de 2019, mientras estábamos en la iglesia de mi hijo, un amigo estadounidense que había servido en la Armada de los EE. UU. me dijo: “Jennifer, estás amarilla, tienes los ojos amarillos; debes ir al hospital ya mismo. Cuando estaba en la Armada, si alguien en el barco tenía tu aspecto, lo sacábamos en avión de inmediato”.

A esas alturas, yo estaba exhausta todo el tiempo y agradecí la ayuda. Fuimos al Hospital Universitario de La Princesa, un hospital universitario público. Mi esposo y yo fuimos misioneros en América Latina seis años, así que afortunadamente hablamos español bien.

Diagnóstico sorprendente en Madrid

El análisis de sangre que me hicieron reveló un nivel de bilirrubina de 12.5. Durante una ecografía inicial, el técnico de emergencias dijo: “Hay algo haciendo presión en el conducto biliar. Quizás sea un cálculo biliar, o quizás sea otra cosa, pero vamos a internarla”.

Durante los siguientes cinco días en el hospital en Madrid, una ecografía detallada reveló un tumor que estaba haciendo presión sobre el conducto biliar. El médico nos dijo que lo más probable era que se tratase de cáncer de páncreas. A mi esposo le afectó mucho la noticia. Yo pensé que seguramente era benigno y no cáncer. Me colocaron dos stents en el conducto biliar. En dos días, el nivel de bilirrubina disminuyó y me dieron el alta. El 20 de septiembre, salimos del hospital con un disco con toda la información de mi hospitalización de cinco días. Estaba muy débil; por suerte el seguro de viaje nos permitió volver a casa en primera clase, y me llevaron puerta a puerta en silla de ruedas.

Inicio del tratamiento en casa

Una vez en Cincinnati, donde vivíamos, el 27 de septiembre visitamos a un cirujano muy recomendado, el Dr. Shyam Allamaneni de Mercy Health. El médico pudo ver claramente en las tomografías de Madrid que era candidata para la operación de Whipple, y que la cirugía era la mejor opción de tratamiento para el tumor, seguida de quimioterapia. Hicimos muchas preguntas y decidimos proceder con la cirugía. El Dr. Allamanedi nos dijo que después de la cirugía yo viviría tal vez cinco años. ¡Quedé espantada! Comenzamos a rezar con devoción junto con más de 1000 amigos en nuestra confraternidad eclesiástica mundial para que tuviese veinte años más de vida.

Me hicieron la cirugía de Whipple en The Jewish Hospital — Mercy Health el 3 de octubre de 2019. Después de la cirugía, estuve cuatro días en la UCI y luego dos días en una habitación normal. Estaba muy débil y tuve mucho dolor durante varias semanas. No tenía nada de fuerza abdominal y tenía muy poco apetito. Los resultados de la operación de Whipple indicaron que tenía un tumor en estadio II. Me extirparon 21 ganglios linfáticos, todos sin cáncer.

Quimioterapia después de la cirugía

Elegimos a la oncóloga Dra. Cynthia Chua (en ese momento en OHC) para la quimioterapia de seguimiento con FOLFIRINOX. Inicié la quimioterapia el 18 de noviembre de 2019. Para el 10 de febrero de 2020 iba por el tratamiento número siete, pesaba 93 libras (42 kg), tenía llagas en la lengua y la boca, se me había caído la mitad del cabello y la única comida que podía tolerar era Carnation Breakfast Essentials High Protein con leche deslactosada Fairlife y Cream of Rice. El hígado estaba empezando a sufrir. Ya había recibido mi primera tomografía computarizada normal, de modo que detuvimos la quimioterapia. ¡Esa decisión me puso tan contenta!

El siguiente capítulo

He estado sin cáncer dos años y medio. Me volvió a crecer el cabello y mi peso se mantiene estable en alrededor de 115 libras (52 kg). Tomo seis comprimidos de Creon (12,000 mg cada uno) todos los días, repartidos con los refrigerios y las comidas.

Mi metabolismo es naturalmente alto y tengo una tendencia natural al estreñimiento, de modo que nunca he padecido el “síndrome de evacuación gástrica rápida”. Mi mayor desafío es mantener el peso y defecar de forma regular. Un dietista me ayuda a mantener el peso. Todos mis análisis de sangre han salido bien, sobre todo desde que finalizó la quimioterapia.

Actualmente me siento muy bien, tengo casi el mismo nivel de energía que tenía antes del cáncer. Tengo tres nietos que espero ver crecer. Mi esposo se jubiló en abril y nos vamos a mudar a una nueva casa en Williamsburg, Virginia. Esperamos con ansias el próximo capítulo de nuestras vidas.