Historias de sobrevivientes
31 de marzo, de 2016 • 4 Min

Los ensayos clínicos ofrecen esperanza a pacientes y profesionales médicos que buscan una cura

Philip Zeblisky

Philip Zeblisky
  • Poor prognosis after attempted first Whipple procedure
  • Clinical trial utilizing two older drugs and one new drug
  • Underwent a successful Whipple procedure
  • Clinical trials offer hope

In May 2014, I was diagnosed with stage IV pancreatic adenocarcinoma.

El primer indicio de que algo estaba mal había llegado solo cinco semanas antes, cuando comencé a tener síntomas de ictericia, que resultó ser la consecuencia de un pequeño tumor en la cabeza del páncreas. Al principio, el pronóstico era cáncer en estadio II y se intentó realizar un procedimiento de Whipple. Sin embargo, durante la cirugía identificaron una metástasis en el hígado, lo que obligó a cancelar la cirugía.

El pronóstico después de la cirugía no era bueno. De hecho, me dijeron que pusiera mis asuntos en orden y que, si tenía suerte, quizás podría sobrevivir un año. Pero no estaba listo para darme por vencido.

Elección de ensayos clínicos

Después de obtener otras dos opiniones, encontré un ensayo clínico en un hospital con un alto volumen de pacientes con cáncer de páncreas llamado Virginia G. Piper Cancer Center, que es una colaboración entre Honor Health Network (Scottsdale Shea) y TGen (Translational Genomics Research Institute, en Phoenix, Arizona). Este centro estaba a menos de 30 minutos de mi casa y el tratamiento que recibí allí fue excepcional.

El ensayo que elegí utilizaba dos medicamentos de quimioterapia que habían sido aprobados para el tratamiento del cáncer de páncreas (gemcitabina y Abraxane) y un tercer medicamento (cisplatino) que todavía no estaba aprobado para tratar el cáncer de páncreas. Los resultados fueron impresionantes. Después de seis tratamientos, se detuvo el desarrollo del tumor y el marcador CA 19-9 había disminuido más de un 70 por ciento. Después de 12 tratamientos, una tomografía computarizada y una tomografía PET revelaron que ahora los tumores eran difíciles de detectar. Después del tratamiento final, que era el decimoquinto, la tomografía no mostró cáncer detectable. Al final de la quimioterapia, mi marcador CA 19-9 era inferior a 15 y en enero y febrero de 2015 estaba por debajo de 10.

Terminé la quimioterapia en noviembre de 2014. Después de eso, me hicieron otras tres tomografías que no detectaron cáncer. Incluso me creció un poco el cabello.

Lamentablemente, el cáncer de páncreas es una enfermedad dañina y tiende a reaparecer con mucha frecuencia. En abril de 2015, mi CA 19-9 estaba subiendo de nuevo y había nuevos indicios de que el tumor primario volvía a estar activo. Por este motivo, comencé la quimioterapia de nuevo y este tratamiento duró cuatro meses. Después del régimen de cuarto meses, me volvieron a hacer tomografías y no había cáncer activo en el páncreas ni en ningún otro lugar del cuerpo. Entonces comencé a tomar medicamentos de mantenimiento (Xeloda), los cuales tomé sin cambios en mi estado hasta enero de 2016.

Cirugía exploradora conduce a la extirpación del cáncer

En enero de 2016, tuvimos nuevos indicios de que el tumor primario volvía a estar activo. Ahora parecía que el cáncer iba a “ser más listo que la quimioterapia”, por lo que empezamos a considerar otras opciones.

Mientras que el tumor primario había estado activo en dos ocasiones después del ensayo clínico inicial, todavía no había evidencia de que yo tuviera enfermedad metastásica después de finalizar el ensayo. Por esta razón, decidí someterme a una cirugía exploradora en Mayo Clinic en Phoenix con el Dr. Winston Hewitt como cirujano. Si la cirugía exploradora (que duró 3.5 horas porque se tomó extrema cautela) revelaba que no había metástasis, entonces se podría realizar el procedimiento de Whipple. No se detectó metástasis, se realizó la cirugía y el informe del patólogo indicó márgenes libres de tumor. Una vez más, mi deseo de controlar la enfermedad y luchar contra ella me había dado la posibilidad de recuperarme.

Alto nivel de atención con ensayos clínicos

Pero esto es solo una parte de la historia. El resto tiene que ver con la importancia de participar en un ensayo clínico. Descubrí que mi participación en un ensayo clínico me permitió obtener un alto nivel de atención que nunca antes había recibido en mi vida. Mi primera consulta con el oncólogo, el Dr. Erkut Borazanci, duró más de dos horas. Durante ese tiempo, el Dr. Borazanci describió las características de la enfermedad, el éxito que el centro oncológico había tenido con los dos medicamentos de quimioterapia aprobados y por qué él opinaba que agregar el tercer medicamento (cisplatino) brindaría beneficios terapéuticos adicionales. El Dr. Borazanci respondió mis preguntas y, lo más importante, me dio esperanza.

El personal clínico también fue increíble. Aunque cada infusión era un proceso de nueve horas, casi no había tiempo de espera y los medicamentos contra las náuseas y la fatiga me permitieron continuar trabajando a tiempo parcial mientras que llevaba una vida relativamente normal durante el tratamiento de quimioterapia.

Es cierto que había días malos. Pero, por lo general, en mi caso no experimenté el horror de la quimioterapia que se proyecta en los medios de comunicación. Además del excelente tratamiento, las contribuciones que los otros pacientes y yo hemos hecho en este ensayo prometen ser considerables. Eso es gratificante. Muy raramente he vivido una situación tan beneficiosa para todos. Los ensayos clínicos ofrecen esperanza, tanto para el paciente como para los investigadores que buscan encontrar curas para esta difícil enfermedad. Considere participar en un ensayo clínico si reúne los requisitos.

Philip falleció después de padecer cáncer de páncreas en estadio IV durante casi cuatro años. Su disposición para participar en ensayos clínicos ha contribuido a ampliar el conocimiento, lo que ayudará a otros pacientes en el futuro. Ofrecemos nuestro más sincero pésame a su familia.