Tratamiento de la enfermedad
28 de marzo, de 2018 • 4 Min

Ansiedad por la tomografía: una experiencia casi universal entre pacientes con cáncer

Social worker Lauren Shaffer

Después de atravesar tratamientos para el cáncer como radiación, quimioterapia, e incluso cirugía, es posible que usted crea que una tomografía de seguimiento convencional sea pan comido.

Sin embargo, para la gran mayoría de los enfermos de cáncer (más del 80 por ciento, según un estudio en la revista médica Lung Cancer), estas tomografías producen estrés y ansiedad, lo que puede causar estragos en la capacidad de los pacientes para dormir, comer e incluso desempeñarse en su vida diaria.

Incluso hay un nombre para la ansiedad y preocupación que acompañan al período de tiempo antes de someterse a un examen médico (como una resonancia magnética o una tomografía computarizada) o de recibir los resultados. Ese nombre es ansiedad por la tomografía.

Cuando la preocupación se apodera del paciente

Es posible que “ansiedad por la tomografía” no sea la terminología médica aceptada, al menos todavía, pero el miedo y la preocupación que causan las pruebas de diagnóstico por la imagen, tanto antes de la prueba como después de ella mientras se esperan los resultados, son comunes entre los pacientes con cáncer. Los estudios sugieren que someterse a una tomografía de seguimiento después del tratamiento para el cáncer puede producir síntomas de trastorno por estrés postraumático, que incluyen pensamientos invasivos, irritabilidad e insomnio.

“La ansiedad puede comenzar incluso semanas antes de la tomografía”, dice Lauren Shaffer, trabajadora social clínica licenciada que trabaja con pacientes con cáncer y dirige un grupo de apoyo en New York Presbyterian–Weill Cornell Medical Center. “Durante el período previo y posterior a la tomografía, es posible que los pacientes tengan problemas para comer y dormir. Puede que comiencen a discutir con su pareja o a reducir su rendimiento en el trabajo. Algunos pacientes pueden parecer preocupados o retraídos”. Y es por una buena razón, ya que muchas cosas dependen de los resultados de todas y cada una de las tomografías.

Durante el tratamiento, los pacientes se preocupan de que su régimen esté funcionando. Después de la remisión, les preocupa la recurrencia. Es como una ruleta emocional. La rueda hace girar a los pacientes por días o incluso semanas antes de darles una respuesta: una sentencia de cáncer o la libertad del drama relacionado con el cáncer, al menos por unos cuantos meses más.

Técnicas para controlar la ansiedad por la tomografía

Entonces, ¿cómo puede evitar que una tomografía se apodere de su existencia? Shaffer sugiere poner en práctica estas siete estrategias:

  1. Planifique con anticipación. Dado que muchas tomografías se llevan a cabo a intervalos específicos a lo largo del año, usted tiene la ventaja de poder planificar. Considere qué partes del proceso le producen ansiedad y elabore un plan de acción para que la experiencia sea más llevadera. ¿Tiene demasiado tiempo libre para reflexionar antes de una tomografía por la tarde? “Pida que su cita sea la primera disponible por la mañana, incluso si eso implica esperar unos días más antes de que le hagan la prueba”, dice Shaffer. ¿Se aburre en la sala de espera? Pídale a un amigo que le acompañe. ¿Siente inquietud por los resultados? Haga una cita con un consejero para el período entre la tomografía y la cita de seguimiento. El hecho de saber que ya tiene una cita reservada puede aliviar la ansiedad de recibir los resultados de la prueba.
  2. Identifique a las personas a las que puede recurrir. El cáncer es una experiencia muy personal, por lo que es fundamental identificar a unas cuantas personas a las que puede recurrir durante sus momentos de mayor debilidad. “Si llama a una amiga y le dice que está preocupada por su tomografía y ella empieza a explicar sus propios problemas, entonces puede que esa amiga no sea la mejor persona a quien llamar”, explica Shaffer. “Piense en una persona que no sea negativa, que le escuche y le respalde. Luego, llame a esa persona”.
  3. Duerma bien. Si no duerme, es más vulnerable al estrés y la ansiedad. Además, la falta de sueño impacta al sistema inmunitario. Más que servir para “descansar y recuperarse”, el sueño en realidad rejuvenece las células y los tejidos del cuerpo. Trate de dormir entre siete y nueve horas cada noche, sobre todo en los días previos a la tomografía, y adopte una rutina relajante una hora antes de acostarse. Dese un baño con agua tibia, medite o lea un libro de meditación o de oración.
  4. Modifique su forma de pensar. En vez de prepararse para recibir malas noticias, visualice la mejor situación posible. Forme una imagen en la mente de lo que quiere que muestre la tomografía. Póngase en esa situación. No tiene sentido preocuparse por el futuro sino hasta saber que hay algo de lo que preocuparse. Recuerde que si la prueba revela algo, su médico y equipo médico estarán allí para ayudarle a afrontar la situación.
  5. Establezca un ritual reconfortante. La mayoría de los pacientes con cáncer se someten a tomografías al menos una vez al año, por lo que es buena idea establecer una rutina relajante para ayudar a normalizar la experiencia. No importa qué comportamientos adopte para marcar la experiencia, lo que importa es que los haga antes de cada tomografía en el mismo orden. Los investigadores especulan que los rituales actúan casi como la atención plena. Fijan a la persona en el momento, lo que le da estabilidad en tiempos de crisis. Quizás es por eso que los clérigos, abogados e incluso ejecutivos de Wall Street a menudo tienen rituales para atravesar las tormentas que se les avecinan.
  6. Hable con su médico. Su médico no solo puede recetarle medicamentos para ayudar a aliviar la ansiedad y la depresión, sino que también puede ponerle en contacto con un equipo de profesionales, como trabajadores sociales y capellanes, que pueden ayudarle a controlar mejor sus emociones.
  7. Desconéctese. Si pasa mucho tiempo preocupándose durante los días previos a la tomografía, programe tiempo para meditar, salga a caminar, haga un poco de yoga suave o escuche su podcast favorito, sugiere Shaffer. “Algunos pacientes crean una lista de reproducción ‘para sentirse bien’ para escuchar en la sala de espera”. Debería darse el gusto con cualquier actividad saludable que lo distraiga de la tomografía.

“Mientras más tiempo viven las personas con cáncer, más tienen que aprender a hacer frente a esa ansiedad recurrente y encontrar la forma de controlarla”, dice Shaffer. “No puede negar que las tomografías le causan ansiedad, pero puede encontrar maneras de reconocerla y reconfortarse durante el proceso”.