Investigación
21 de octubre, de 2016 • 5 Min

¿Puede una prueba de detección del cáncer de páncreas convertirse en realidad?

Laboratory equipment including pipes, pipettes

Luca Volpi, Flickr

Como tercera causa principal de muerte en hombres y mujeres en los Estados Unidos, el cáncer de páncreas con frecuencia pasa desapercibido hasta que es incurable.

Los pacientes pueden tener dolor estomacal indefinido, problemas digestivos o pérdida de peso inexplicable, pero todos estos síntomas son comunes en una población que envejece. Por este motivo, la pregunta que surge es: ¿quiénes deberían hacerse pruebas de detección de la enfermedad?

“La mayoría de las personas no tienen cáncer de páncreas, y si lo tienen, se presenta más tarde en la vida, por lo que hacer pruebas de detección para todo el mundo no tiene sentido”, dice la Dra. Felice Schnoll-Sussman, directora de The Jay Monahan Center for Gastrointestinal Health en NewYork-Presbyterian Hospital/Weill Cornell Medical Center en Nueva York.

A diferencia del cáncer de mama o de colon, no hay protocolos de detección recomendados para el cáncer de páncreas, en parte porque ninguna prueba de detección sistemática ha demostrado que puede reducir el riesgo de morir de cáncer de páncreas. Pero según Schnoll-Sussman, ciertos grupos de alto riesgo podrían beneficiarse de una tecnología de detección avanzada.

Definición del riesgo

Cuando se detecta y se trata el cáncer de páncreas en sus fases más tempranas, las personas SÍ sobreviven esta enfermedad. “La clave es detectarla temprano”, dice Schnoll-Sussman. Con eso en mente, hacer pruebas de detección del cáncer de páncreas tiene sentido desde el punto de vista científico si usted se encuentra en una de estas tres categorías:

  1. Antecedentes familiares significativos. Si tiene dos o más familiares de primer grado con cáncer de páncreas, la mayoría de los centros recomiendan pruebas de detección del cáncer de páncreas, especialmente si sus familiares recibieron el diagnóstico a una edad temprana.
  2. Ciertas mutaciones genéticas hereditarias. Si usted tiene anomalías en ciertos genes, que incluyen BRCA1 y BRCA2 (los cuales están implicados en el cáncer de mama y de ovario), CDKN2A (implicado en el melanoma) y el gen oncoinhibidor APC, puede tener un mayor riesgo de padecer cáncer de páncreas. Pero las personas que tienen una enfermedad genética infrecuente llamada síndrome de Peutz-Jeghers tienen el mayor riesgo. Según algunas estimaciones, el riesgo de padecer cáncer de páncreas en este grupo ronda unas 132 veces más que el de la población general. Consulte con un asesor genético para hablar sobre sus factores de riesgo.
  3. Pancreatitis hereditaria. La naturaleza inflamatoria de la pancreatitis aumenta casi 50 veces el riesgo de padecer cáncer de páncreas. El hábito de fumar, la alimentación y la edad agravan el riesgo.

Una odisea de diagnóstico

Una prueba de detección ideal es segura, económica y precisa. Además, debería diagnosticar la enfermedad en un estadio temprano cuando es más tratable. Lamentablemente, incluso las mejores pruebas de detección presentan algunos riesgos. Pero cuando se identifica a una persona como “de alto riesgo”, los expertos creen que los beneficios de realizar pruebas de detección del cáncer de páncreas con uno de los siguientes métodos supera los riesgos.

  1. Análisis de sangre: los médicos pueden analizarle la sangre para detectar sustancias llamadas marcadores tumorales que a veces se disparan cuando una persona tiene cáncer de páncreas. Dos marcadores tumorales, CA 19-9 y el antígeno carcinoembrionario, o CEA, pueden ser útiles para identificar el cáncer de páncreas. Advertencias: Los análisis de sangre no permiten la detección temprana del cáncer de páncreas porque es posible que los marcadores tumorales no se eleven hasta que el cáncer de páncreas sea avanzado, si es que se elevan. Lo que es peor, algunas personas que no tienen cáncer de páncreas podrían mostrar niveles altos de estos marcadores por otros motivos y se enfrentarían al riesgo de exploraciones y pinchazos innecesarios (e incluso incapacitantes).
  2. Ecografía endoscópica (EUS): la EUS se considera la tecnología de imágenes más prometedora para detectar el cáncer de páncreas porque ofrece una vista panorámica del páncreas. Los médicos colocan una pequeña sonda ecográfica en un tubo flexible fino (llamado endoscopio) y luego lo pasan por la boca o la nariz haciéndolo llegar al estómago y a la primera parte del intestino delgado. Luego lo dirigen al páncreas (que se encuentra al lado del estómago y en la primera parte del intestino delgado). Si ven una lesión, pueden ensartar una aguja a través del endoscopio para obtener una muestra del tejido para analizar. ¿Cuáles son los riesgos?: la EUS es un procedimiento invasivo que requiere anestesia general (la cual es un riesgo en sí misma). En raras ocasiones, el endoscopio puede desgarrar la pared del intestino o causar pancreatitis por haber insertado la aguja en el páncreas.
  3. Resonancia magnética del páncreas: la RM usa ondas de radio e imanes para obtener imágenes del páncreas. ¿Cuáles son los riesgos?: puede ser difícil detectar lesiones precancerosas tempranas y tumores extirpables. Mientras que las resonancias magnéticas pueden arrojar luz sobre estas lesiones potencialmente dañinas, también podrían someter al paciente a exámenes innecesarios. “Debido a que una RM del páncreas incluye todo el abdomen, es posible que tales tomografías revelen algo que los médicos llaman incidentalomas, que son hallazgos incidentales, como un quiste benigno en el hígado o un nódulo en la glándula suprarrenal, que pueden conducir a pruebas y tratamientos invasivos”, explica Schnoll-Sussman, quien compara las RM con abrir la caja de Pandora. Por otro lado, una RM limpia no significa que la persona esté a salvo del cáncer de páncreas.

Conclusión

El éxito de cualquier prueba de imágenes depende de que la lesión sea lo suficientemente grande para que los médicos la puedan ver (alrededor de 1 cm). El problema es que los médicos necesitan ver justamente las lesiones que son realmente diminutas para tratar el cáncer de páncreas de manera eficaz.

Algo muy importante que los pacientes deben tener en cuenta son los efectos de ingresar en un protocolo de pruebas de detección. “Algunas personas se sienten empoderadas con las pruebas de detección. Si no las hacen, piensan que están sentadas ociosamente sin hacer nada”, explica Schnoll-Sussman. “Otras personas ingresan en programas de pruebas de detección y sufren ansiedad debilitante que afecta drásticamente su calidad de vida”.

Por lo tanto, tiene sentido que no haya consenso entre los científicos sobre cuándo los pacientes de alto riesgo deberían comenzar con las pruebas de detección y con qué frecuencia se deberían hacer tales pruebas. Algunas instituciones realizan pruebas de detección a los pacientes cada dos o tres años hasta que el paciente alcanza la edad del familiar más joven afectado y luego hacen pruebas anuales de allí en adelante. Otras inician pruebas de detección anuales a los 20 o 25 años, especialmente para los pacientes con síndrome de Peutz-Jeghers.

En todo caso, los pacientes también tienen que considerar que extirpar las lesiones pancreáticas no es un procedimiento sencillo en absoluto. “No es como extirpar el apéndice, la vesícula o las amígdalas”, explica Schnoll-Sussman. “Sacar una parte del páncreas es una cirugía que cambia la vida”.

El lado positivo es que inscribirse en un programa de observación tiene beneficios adicionales. Además de someterse a pruebas de detección realizadas por médicos expertos y a posiblemente beneficiarse de pruebas de detección que podrían salvarles la vida, los participantes en el estudio ayudan a avanzar los conocimientos científicos de la detección precoz. Durante los próximos años, estos estudios deberían brindar una gran cantidad de información sobre quiénes tienen riesgo, qué genes están implicados en el riesgo de cáncer de páncreas y los mejores métodos para el diagnóstico y tratamiento tempranos.