Lograr que la cirugía sea una opción para más pacientes con cáncer de páncreas
El bisturí es la cura.
Esto es cierto para muchos casos de tumores sólidos malignos, pero especialmente para el cáncer de páncreas. En la actualidad, la cirugía del cáncer de páncreas, a la que normalmente le sigue un régimen de quimioterapia, es el único tratamiento potencialmente curativo. Lamentablemente, solo una parte de los pacientes son idóneos para someterse a cirugía cuando reciben el diagnóstico por primera vez. En la mayoría de los casos, la enfermedad ha avanzado demasiado y la extracción del tumor principal no resulta beneficiosa en absoluto.
Sin embargo, nuevos conocimientos sobre tratamientos del cáncer de páncreas, como la terapia neoadyuvante, sofisticadas técnicas de imágenes, innovadores métodos quirúrgicos de alta tecnología, y los conocimientos de un diverso equipo de especialistas médicos, ayudan a que más pacientes sean candidatos a una cirugía.
¿Es posible la cirugía?
Los pacientes con cáncer de páncreas enfrentan muchas decisiones, así como un diagnóstico que evidentemente les cambia la vida, pero es esencial que busquen una segunda opinión sobre la cirugía, especialmente en casos de cáncer de páncreas resecable limítrofe o localmente avanzado. “En definitiva, el mensaje que queremos transmitir es que si un paciente no tiene enfermedad metastásica y un cirujano le ha dicho que no se le puede extraer el tumor, debe ver a otro cirujano y asegurarse de que esto sea cierto”, asegura el Dr. John Chabot, destacado cirujano oncólogo y Director Ejecutivo de Pancreas Center at New York-Presbyterian/Columbia. “Nos gustaría ver que, para algunos pacientes, el ‘no’ se convirtiera en ‘sí’”.
Para poner esto en perspectiva, en el momento del diagnóstico, más de la mitad de los pacientes tiene enfermedad metastásica, lo cual significa que el tumor se ha diseminado fuera del páncreas. Alrededor del 20 por ciento tiene enfermedad en fase inicial. Según su salud general y otros factores, para estos pacientes la cirugía es un tratamiento de primera línea, y reciben quimioterapia adyuvante (después de la cirugía). El 25 a 30 por ciento restante de los pacientes tradicionalmente ha pertenecido a un grupo difícil tratar quirúrgicamente. En su caso, si bien el cáncer aún no se ha diseminado fuera del páncreas a órganos distantes, el tumor generalmente se considera demasiado difícil de extirpar. “Estos son los pacientes que tienen enfermedad resecable limítrofe o local avanzada, y era muy frustrante desde una perspectiva quirúrgica”, señala Chabot. “Sabíamos que el tumor no se había propagado, pero no podíamos alcanzarlo. Era todo un desafío”.
Pero se trata de un desafío que necesita desesperadamente una solución. “No hay duda de que el cáncer de páncreas es difícil de tratar, pero vamos en la dirección correcta, a medida que aprendemos más sobre cómo podríamos ayudar a estos pacientes”, explica Chabot. “Además, hay demasiados pacientes con cáncer de páncreas que aún no reciben la ayuda que necesitan. Es posible que algunos ni siquiera consulten a un cirujano, aun si son posibles candidatos”.
La importancia de un equipo con experiencia en enfermedades del páncreas
Parte del problema que enfrentan los pacientes puede ser el acceso a un equipo médico con experiencia en el cáncer de páncreas, cuyos integrantes estén al día con los últimos avances en el tratamiento. “Como cirujano, la situación más frustrante es cuando un paciente con un caso resecable limítrofe consulta a otro cirujano no especializado en cirugía de cáncer de páncreas que le dice que la cirugía no es una opción; de ese modo, se le niega un método potencialmente curativo porque el cirujano no quiere arriesgarse o porque no tiene las habilidades necesarias”, dice. Chabot ve a pacientes de todo el mundo para darles una segunda opinión.
“En el otro extremo del espectro se encuentra el paciente con enfermedad local avanzada y compleja con importante afectación de vasos sanguíneos, y se le dice al paciente que la cirugía no es una opción”, agrega. “Pues bien, si se le proporciona un tratamiento neoadyuvante (tratamiento previo a la cirugía), como quimioterapia o radiación, y se cuenta con un equipo quirúrgico adecuado, puede comprobarse que la cirugía es, de hecho, una opción”. El objetivo del tratamiento neoadyuvante en estos casos es reducir el tamaño de los tumores y hacerlos más susceptibles a cirugía con márgenes negativos, lo cual significa que no quedan células cancerosas en el organismo. A pesar de que la afectación vascular (un tumor que invade la vena porta o mesentérica superior) se consideraba una contraindicación para la cirugía, en la actualidad estas venas se pueden extirpar parcialmente, y la reconstrucción es posible, dependiendo de varios factores.
Debe quedar claro que hay pacientes para quienes la cirugía no es la opción correcta. Los pacientes con enfermedad metastásica no se benefician de la cirugía; tampoco son candidatos quienes sufren de otras enfermedades importantes o tienen un mal estado funcional. “A veces hay tumores que sabemos que no podemos extirpar”, expresa Chabot. “Lo importante es estar seguro de que el tumor no se puede extirpar”.
Convertir un “no” en un posible “sí”
Para que la cirugía sea una opción para más pacientes con cáncer de páncreas, Chabot y sus colegas de Columbia/New York Presbyterian Hospital han creado un método multidisciplinario y cuentan con más de una década de experiencia en el tratamiento de estos pacientes que antes se consideraban “inoperables”.
“Comenzamos despacio con los pacientes más perfectos y luego avanzamos a un grupo más general. Ahora, prácticamente todos los pacientes con enfermedad limítrofe y muchos con enfermedad local avanzada se someten a cirugía”, explica. Agrega que los aspectos más importantes de una cirugía exitosa no son solo la extirpación del tumor principal con márgenes negativos, sino también la de los ganglios linfáticos asociados, los bajos índices de complicación y una mayor supervivencia.
Las estadísticas postoperatorias también van en la dirección correcta. “En pacientes idóneos, los índices de curación son casi idénticos a los de pacientes que son claramente candidatos para cirugía al momento del diagnóstico”, asegura Chabot. “Acabamos de triplicar la cantidad de pacientes que podrían tener oportunidad de curarse. En el pasado, operábamos a un 15 por ciento de los pacientes, pero ahora podemos operar al 40 a 50 por ciento. Incluso si no los curamos, podemos darles la oportunidad de una cura o de una mayor supervivencia. Y para una enfermedad como el cáncer de páncreas, eso es muy importante”.
Sin embargo, la recuperación del paciente puede ser larga y, según el método operatorio, puede llevar varios meses. Chabot observa que la mayoría de los pacientes se recuperan debido a la excelente atención postoperatoria. Enfatiza que los pacientes deben buscar segundas opiniones quirúrgicas en centros que tratan a grandes cantidades de pacientes con cáncer de páncreas mediante un método multidisciplinario.
“El mensaje no es que estas operaciones sean fáciles ni que la recuperación sea fácil. El mensaje es que no se debe aceptar el primer ‘no’ y pensar que no existen opciones”, agrega. “Lo que sabemos es que el cáncer de páncreas requiere un equipo de expertos en cirugía, gastroenterología, oncología médica, radiación, oncología radioterápica, genética, nutrición y otros, como terapeutas. Todos los integrantes de ese equipo desempeñan un papel en la recuperación del paciente”.
“Hace tiempo que me dedico a esto y lo que he aprendido es que el cáncer de páncreas es agresivo y nosotros también debemos ser agresivos”.