La nueva Iniciativa de aceleración clínica acorta el tiempo desde el laboratorio a la clínica
Vale la pena repetirlo: los ensayos clínicos son esenciales para el desarrollo de nuevos tratamientos.
Estos ensayos también encuentran las formas más eficaces de detectar y diagnosticar enfermedades. Incluso cuando un ensayo no es exitoso, puede brindar información importante sobre la enfermedad en sí, información que no se puede obtener en el laboratorio. Pero seamos honestos, los ensayos clínicos son un proyecto enorme. Pueden pasar años para que un ensayo pase del laboratorio a las diversas fases clínicas. Y para enfermedades agresivas y difíciles de tratar como el cáncer de páncreas, el tiempo es fundamental.
El tiempo es el tema principal de la Iniciativa de aceleración clínica Robert F. Vizza Lustgarten. Vizza fue el primer presidente y director general de Lustgarten Foundation; luego fue presidente de la Junta Directiva hasta su jubilación en 2020. La Iniciativa se propone abrir nuevos estudios clínicos de una manera que no solo acorta el tiempo necesario para pasar del concepto al estudio, sino también para desarrollar nuevos ensayos; el propósito es generar la mayor cantidad posible de datos en ese lapso de tiempo más corto. Su objetivo, por supuesto, es mejorar la vida de los pacientes con cáncer de páncreas.
“Debo decir que estoy muy entusiasmada con esta iniciativa”, comenta Elizabeth M. Jaffee, M.D., de Johns Hopkins, en Baltimore, Maryland, quien se desempeña como Asesora Médica en Jefe de Lustgarten. Jaffee dirigirá el Grupo Consultivo para la Investigación Traslacional (TAG) de la Iniciativa, que tiene la tarea de identificar conceptos innovadores y posibles abordajes terapéuticos y luego acelerar los ensayos. El Grupo Consultivo actualmente cuenta con representantes de Dana-Farber Cancer Institute (Boston), Duke University (Durham, North Carolina), Johns Hopkins, Massachusetts General Hospital (Boston), Memorial Sloan Kettering Cancer Center (New York), Northwell Health (New Hyde Park, New York), NYU Langone (New York), Oregon Health & Science University (Portland), University of California San Diego, University of Pennsylvania (Philadelphia) y Yale University (New Haven, Connecticut).
“En virtud de sus investigaciones anteriores, Lustgarten tiene una excelente trayectoria”, dice Jaffee, quien también se desempeña como profesora de oncología Dana and Albert “Cubby” Broccoli en Johns Hopkins y vicedirectora de Sidney Kimmel Comprehensive Cancer Center de Johns Hopkins. “Ahora tenemos muchas oportunidades para llevar las cosas más rápidamente del laboratorio a la clínica con estudios clínicos bien diseñados y muy eficientes”.
¿Por qué utilizar ensayos pequeños?
Un concepto central de la Iniciativa de aceleración clínica es mantener los ensayos pequeños (unos 10 a 20 pacientes) en una red de centros que pueden llevar a cabo los estudios. “Estos ensayos se diseñan para informar rápidamente a los investigadores si los pacientes están respondiendo al tratamiento o no”, explica Jaffee.
“Eso se puede hacer con estos estudios más pequeños. Cada miembro del TAG tiene enorme experiencia en diseño y dirección de ensayos. Pero lo más importante es que la información obtenida en última instancia mejorará las terapias que probamos en ensayos clínicos y, finalmente, pasará a ser parte del tratamiento convencional”.
Aceleración en acción
A principios de 2021 Lustgarten financió con $5.1 millones tres nuevos estudios clínicos bajo la Iniciativa de aceleración clínica. Uno de los estudios se llevará a cabo en Dana-Farber; se basa en el trabajo preclínico realizado en Lustgarten Foundation Pancreatic Cancer Research Laboratory en MIT. Las células cancerosas con frecuencia utilizan proteínas de los puntos de control, como la PD-L1, para suprimir y evadir ataques del sistema inmunitario; logran esto al impedir que los linfocitos T (los defensores naturales del sistema inmunitario) detecten su presencia. Aquí es donde entra en juego una clase de medicamentos llamados inhibidores de puntos de control. En este estudio preclínico los investigadores del MIT confirmaron el trabajo de estudios previos que muestran que PD-L1 no está muy expresada en las células del cáncer de páncreas. Sin embargo, descubrieron que la mayoría de las células de cáncer de páncreas expresan una proteína denominada CD155, que activa un receptor de los linfocitos T conocido como TIGIT. Cuando TIGIT se activa, los linfocitos T entran en un estado conocido como “agotamiento”, en el que son incapaces de atacar a las células tumorales pancreáticas.
El objetivo del próximo ensayo clínico en Dana-Farber buscará “volver a despertar” los linfocitos T que penetran en los tumores pancreáticos, pero que se “agotan” y se vuelven ineficaces por las señales del tumor. El estudio clínico probará una nueva combinación de medicamentos diseñados para simultáneamente activar los linfocitos T y bloquear las señales inhibidoras del tumor.
Dos estudios en Johns Hopkins se basarán en el trabajo del equipo de Jaffee que explora el uso de vacunas para tratar el cáncer de páncreas. Ambos estudios recientemente financiados analizarán nuevas combinaciones de vacunas y medicamentos dirigidas al sistema inmunitario para determinar si pueden superar la resistencia de los tumores pancreáticos a las inmunoterapias. Los dos estudios se basan en datos clínicos generados en ensayos clínicos en curso en Johns Hopkins y se enfocarán en barreras inmunitarias específicas identificadas en esos estudios. Un estudio inscribirá pacientes con metástasis, y el otro pacientes elegibles para cirugía.
La vacuna se desarrolló hace más de una década en el laboratorio de Jaffe; el oncólogo de Johns Hopkins Daniel Laheru, M.D. se la administró a pacientes en ensayos. Jaffee y Laheru son codirectores del Skip Viragh Center for Pancreatic Cancer.
Desde que se desarrolló la vacuna, Jaffee y sus colegas estudian vacunas contra el cáncer y combinaciones de vacunas que superan la tolerancia inmunitaria del tumor. “Es probable que en los próximos meses vamos a hacer despegar estos estudios”, dice Jaffee. “Y pronto sabremos si vamos por buen camino”. Ese “saber” es esencial para ayudar a los pacientes.
“No es ningún secreto que necesitamos mejores tratamientos para enfermos con cáncer de páncreas”, observa Jaffee. “Pero creo que es muy importante recordar lo lejos que hemos llegado en unos pocos años. Tenemos mejores quimioterapias, pero hay que mejorarlas aún más. Tenemos una mejor comprensión de la biología de la enfermedad, y esto nos llevará a esos mejores tratamientos. Y ciertamente estamos obteniendo información importante sobre el papel del sistema inmunitario en el cáncer de páncreas.
“Los pacientes necesitan una victoria, y esta iniciativa de Lustgarten sin duda nos ayudará a lograrla”.