Valió la pena

El 25 de febrero de 2025 se cumplieron tres años.
Esa fue la fecha en que me sometí al procedimiento de Whipple.
1,095 días
Los primeros diez, insoportables y casi indescriptibles.
Entre los días 11 al 35 (aproximadamente) todo fue esperanza, optimismo y esfuerzo por aprender a manejar mi nuevo cuerpo para poder salir del hospital y volver a casa.
Los días 35 al 240 fueron una mezcla de dolor, incomodidad, confusión, depresión, múltiples internaciones, dudas y, sobre todo, dependencia.
Fue en algún momento durante este periodo que sentí que había cometido un grave error al someterme al procedimiento de Whipple. Había estado cómodo, fuerte y con buena salud. ¿Por qué, me preguntaba, había cambiado eso (o había apostado) por la posibilidad de curarme?
Recuerdo que me preguntaba cuánto tiempo tendría que vivir para que todo ese sufrimiento valiera la pena.
Decidí que serían tres años.
Y ahora esos tres años pasaron.
¡Valió la pena!
Aunque no recuerdo el dolor, recuerdo la experiencia del dolor y la impotencia/dependencia de los demás.
La dependencia me causó depresión. Antes siempre había sido muy independiente. Cuando miro hacia atrás, me doy cuenta de que subestimé seriamente el tiempo que le llevaría a mi cuerpo recuperarse, primero de la cirugía y, segundo, reconstruir la masa muscular que había perdido.
Fue un tiempo después del día 240 cuando me di cuenta de que no iba a recuperar mi antiguo cuerpo. Tenía uno nuevo y yo tenía que adueñarme de él, aprender a conocerlo, sanarlo y luego volver a desarrollar mi musculatura.
Tuve que convertirme en el experto mundial en mi propio cuerpo.
No estoy diciendo que fue fácil, pero el proceso fue importante.
Alimentación y ejercicio para volver a ser yo mismo
Durante bastante tiempo pensé que me recuperaría y podría retomar mis antiguas rutinas y mi alimentación. No fue el caso. Nunca podré volver a mi antigua alimentación, y estoy completamente de acuerdo con eso. Ya no tengo episodios fuertes de diarrea ni estreñimiento. Por supuesto, mi dieta después del procedimiento de Whipple es totalmente diferente. Casi no como carne de res y controlo todo lo que consumo con la aplicación MyFitnessPal. Mi objetivo es 50 por ciento de carbohidratos, 20 por ciento de grasas, 30 por ciento de proteínas. Mi principal fuente de proteínas son los batidos de suero de leche y la leche entera.
Ahora hago mucho más ejercicio y más variado, primero para desarrollar los músculos del cuerpo y ahora para mantenerlos. Definitivamente, soy más fuerte que antes de la cirugía.
Psicológicamente, soy más compasivo y tolerante.
De todos modos, pronto me haré las tomografías habituales junto con análisis de laboratorio. Estoy tranquilo porque sé que los resultados serán buenos y si no es así, igual estaré bien.
En estos últimos tres años, este chico de 72 años de Detroit escribió un libro, besó y abrazó a sus seres queridos, aprendió a surfear en Waikiki, disfrutó de muchas puestas de sol, amaneceres e innumerables risas y momentos de vida.
Mis mejores deseos para todos los que lean esto y para todos los que lo necesiten.
Gerard Chezick es un sobreviviente desde hace tres años y medio de un tumor neuroendocrino de páncreas en estadio I. Compartió su historia en “De Whipple a Waikiki”.