Sobreviviente desde hace dos años y aún fuerte
- Dolor abdominal conduce al diagnóstico
- Hermana murió de cáncer de páncreas
- Pruebas genéticas no detectan mutación
- Quimioterapia, operación de Whipple y quimiorradiación
Corría el mes de abril de 2021. Yo tenía 68 años y me parecía que algo que no andaba bien.
Tenía dolor abdominal intenso y heces blancas que flotaban. Fui al hospital local y los médicos pensaron que tenía cálculos biliares. Pero como allí no había ningún cirujano que pudiera ayudarme, me trasladaron en ambulancia a un hospital en Wenatchee, a dos horas de mi casa en Benton City, Washington.
Allí con una endoscopia me detectaron cáncer de páncreas. Estaba sola porque mi esposo estaba recibiendo quimioterapia para su propio cáncer y debía quedarse en casa. Me hicieron más pruebas y me pusieron una vía de acceso. Luego me enviaron a casa.
Tratamiento desde todos los ángulos
Cuando regresé a casa, llamamos a Seattle Cancer Care Alliance (SCCA, ahora Fred Hutchinson Cancer Center). Allí habían operado de cáncer a mi esposo unos meses antes. Descubrimos que SCCA era un lugar excelente para recibir atención e información. Elaboramos un plan de tratamiento que incluía un ciclo de quimio inicial seguido de la operación de Whipple, y luego un ciclo combinado de quimio y radioterapia. La quimioterapia la recibiría en Kadlec Clinic for Hematology and Oncology, cerca de mi casa. Entre los dos centros, contaba con un equipo integral de médicos y cirujanos que me trataban el cáncer desde todos los ángulos.
Mi hermana había fallecido de cáncer de páncreas unos años antes de que yo me enfermara. Me sometí a pruebas genéticas, pero no se encontraron mutaciones.
Cuando me dieron el diagnóstico, mi esposo también tenía problemas de salud. Tenía lo que él creía que era un nervio pinzado, pero resultó ser una reacción a la quimioterapia. Tuvo que hospitalizarse. Fue un momento muy estresante para ambos.
Plan de tratamiento en acción
En Kadlec me atendieron el Dr. Basir Haque y la enfermera especializada Karen DuBois. Tenía un régimen de quimioterapia muy intenso. Para cada tratamiento, pasaba ocho horas en la clínica y luego volvía a casa con una bolsa de quimio que usaba las siguientes 48 horas. Luego iba a Kadle para que me quitaran la bolsa de quimio. Me hice este tratamiento casi todo el verano de 2021. Lamentablemente, pasé gran parte de ese tiempo en el hospital debido a los efectos secundarios del tratamiento, como diverticulitis.
Finalmente, en setiembre fui a University of Washington (asociada a SCCA) y el Dr. Jonathan Sham me hizo la operación de Whipple. Se suponía que estaría internada una semana, pero resultó ser un mes porque mi recuperación fue muy lenta. Me salía gran cantidad de líquido del abdomen. Mi médico decía que lo único que me mantenía con vida en ese momento eran las bebidas Boost, porque no toleraba nada más. En esa épica en Seattle, mi esposo se descompuso y terminó en el hospital de veteranos de esa ciudad.
En la operación de Whipple no se obtuvieron márgenes limpios del tumor, lo que significaba que era posible que parte del tumor hubiera quedado dentro. Por eso era importante recibir quimio y radioterapia cuando regresara a casa. En noviembre y diciembre recibí tratamiento en Kadlec con la oncóloga de radioterapia Dra. Sherry Zhao. Completé el tratamiento en enero de 2022.
Mirada al futuro con actitud positiva
En general estoy muy agradecida por el tratamiento y la atención que recibí. Los médicos colaboraron y se coordinaron bien para brindar los mejores tratamientos posibles.
Ya pasaron dos años desde el diagnóstico, y las tomografías no muestran signos de cáncer. Mi equipo me advirtió que eventualmente el cáncer regresaría, pero por ahora me encuentro bien. Los marcadores sí han aumentado, pero aún no se ha detectado cáncer. Participo en un estudio que coordina mi enfermera especializada, donde me hago exámenes de sangre regularmente para detectar el cáncer antes de que crezca más.
Ha sido un largo camino.