36 años y contando

- Dolores de estómago llevaron al diagnóstico
- Cirugía para extirpar la mayor parte del páncreas
- Complicaciones más tarde en la vida debido a la diabetes
Me diagnosticaron cáncer de páncreas hace más de 36 años.
Todo comenzó con fuertes dolores en el lado izquierdo del estómago. Aparecían y desaparecían. Luego, empeoraron con el tiempo, hasta el punto en que me doblaba del dolor y tenía que recostarme en la cama hasta que pasara.
Consulté con mi médico, quien me envió a hacerme una radiografía, la cual mostró que la vesícula me había dejado de funcionar. Pero el médico me dijo que tenía un bulto en el lado izquierdo del estómago y quería que fuera a ver al Dr. Jeffrey Gutman, un cirujano nuevo, prometedor (y muy guapo), que acababa de llegar al San Jose Hospital, en San Jose, California. Cuando me reuní con el Dr. Gutman, me dijo que necesitaba una ecografía. Me preguntó dónde me dolía más y le respondí que en el lado izquierdo del estómago. Le pregunté: “Dr. Gutman, si solo es la vesícula, ¿por qué tengo que hacer todo esto?”
Me hicieron la ecografía y había médicos y personal de enfermería alrededor de mi cama en el hospital. Me pidieron que me quedara acostada allí mientras llamaban a mi médico. Una vez más, pregunté por qué, si solo era la vesícula. Tenía mucha hambre y estaba de muy mal humor, así que me vestí para ir a comer. Mientras caminaba por el pasillo del hospital, vi al Dr. Gutman caminando hacia mí. Le pregunté: “¿Por qué necesito la ecografía si solo es la vesícula?”. Me tomó de la mano y me dijo que tenía un tumor en el páncreas. Le dije: “Es benigno, ¿verdad?”. Él respondió: “No, es maligno”. En ese momento, se me llenaron los ojos de lágrimas. Le dije que tenía que ir a comer y él me respondió que volviera después de comer y que llamara a mi marido. Una tomografía computarizada confirmó lo que había detectado el Dr. Gutman. Me diagnosticaron adenocarcinoma de páncreas el 16 de agosto de 1989.
Directa a cirugía
El Dr. Gutman me extirpó aproximadamente el 90 % del páncreas. Estuve toda la semana en el hospital. Después de la cirugía, el comité de tumores votó dos veces que no necesitaba quimioterapia ni radioterapia. Eso acabó funcionando para mí.
Durante ese tiempo, todos estaban convencidos de que acabaría siendo diabética, pero no fue así. Y cada vez que me hacían la prueba de A1C, los médicos se quedaban asombrados. Me dijeron que era un milagro. Sigo aquí 36 años después, ¡y creo que soy un auténtico milagro!
La diabetes llegó después
Me diagnosticaron diabetes en el 2013, lo cual me causó muchas complicaciones. Mi marido fue mi Florence Nightingale. Me cuidó de una forma maravillosa. Preparaba mis comidas y trabajaba muy cerca de casa para poder estar pendiente de mí.
Una perspectiva más amplia
Mi consejo para los demás es que mantengan la esperanza y sigan creyendo. Ahora tengo 71 años y soy la prueba viviente de que podemos superar incluso los pronósticos más difíciles. Mi fe es muy importante para mí. ¡Me siento inmensamente agradecida y bendecida de poder estar aquí! Creo que cada día es un regalo de Dios.