Un largo camino hacia el diagnóstico, una carrera corta y rápida hacia la cirugía
- Doce meses de problemas digestivos llevan al diagnóstico
- Cáncer de páncreas en estadio II
- Cirugía de Whipple
- Neuropatía por quimioterapia
Tardé un año entero en recibir un diagnóstico.
Fueron doce meses de síntomas gastrointestinales, distensión abdominal, debilidad, desgana y pérdida del apetito. Mi médico, Jon Ernstoff, del Midstate Medical Center, Hartford HealthCare, en Meriden, Connecticut, solicitó que me hiciera una ecografía, una radiografía, una tomografía computarizada, una resonancia magnética, un estudio de vaciamiento gástrico, una endoscopia y una colonoscopia. Incluso me extirparon la vesícula, pero eso no resolvió el problema. En mi caso, parte de la dificultad fue que solo me funcionaba un riñón, porque había tenido cáncer de riñón en el pasado. Esto impedía que me hicieran tomografías con contraste de los órganos internos debido al riesgo de complicaciones renales relacionadas con el medio de contraste. Pero no nos rendimos.
Finalmente un diagnóstico
El Dr. Ernstoff me derivó a otro gastroenterólogo, el Dr. Michael Karasik, también de Hartford HealthCare, cuya ecografía endoscópica en 3D mostró un tumor en la cabeza del páncreas que envolvía el duodeno. Finalmente, tuve un diagnóstico: cáncer de páncreas en estadio II. Era junio de 2017. En ese momento tenía 66 años.
Y luego, la cirugía
Para entonces, mi cuerpo estaba muy desnutrido, por lo que me internaron en el Hartford Hospital inmediatamente después del diagnóstico para recuperar las fuerzas suficientes y así poder someterme a la operación. Pasé esos días conectado a sondas de alimentación y vías intravenosas. Ocho días después, mi cirujano, el Dr. David Curtis, realizó un procedimiento de Whipple, en el que me extirpó la cabeza del páncreas, el duodeno, el conducto biliar y, por supuesto, el tumor. Normalmente, también me habría extirpado la vesícula, pero a mí ya me la habían extirpado.
Después de la cirugía, comencé el tratamiento de quimioterapia y radiación bajo el cuidado del Dr. Gary Tansino, quien desde entonces se jubiló. Ahora me atiendo con el Dr. Uday Lele. Tuve una neuropatía grave debido a la quimioterapia, pero mejoró con el paso del tiempo. Hasta el día de hoy sigo tomando medicamentos para ayudar con la neuropatía y es tolerable.
Han pasado seis años desde mi cirugía y he estado viviendo una gran vida.