Resistencia, resiliencia y tenacidad
- Una segunda opinión en Duke
- Cirugía de Whipple de doce horas
- Quimioterapia en centro médico local
- Radiación de vuelta en Duke
Resistencia, resiliencia y tenacidad. Esas tres palabras han resonado en mi mente desde el día en que me diagnosticaron cáncer de páncreas en 2018.
No esperaba que algo así me pudiera pasar. Estaba teniendo muchos síntomas inquietantes: pérdida rápida de peso, dolores abdominales, ictericia hepática, ojos amarillos y diarrea. Acababa de terminar el tratamiento de una úlcera, pero no me sentía mejor. Sabía que algo más andaba mal. Busqué ayuda de inmediato.
Después de someterme a muchas pruebas (entre ellas, una tomografía computarizada, una resonancia magnética, una ERCP, análisis de sangre y de orina), me enteré de que tenía una obstrucción en el conducto biliar por la inflamación del páncreas. Un equipo de médicos me diagnosticó adenocarcinoma de páncreas en estadio III en Augusta (Georgia), justo al otro lado de la frontera con mi casa en North Augusta (Carolina del Sur). El plan de tratamiento inicial no me pareció acertado. Así que busqué una segunda opinión en el Duke Cancer Center en Durham (Carolina del Norte). Por teléfono, tuve una buena impresión, así que hice planes para ir lo antes posible. El oncólogo y cirujano, Dr. Kevin Shah, y el oncólogo médico, Dr. John Strickler, elaboraron un plan agresivo con el que me sentí mejor.
Cirugía de Whipple de doce horas
A principios de mayo, el Dr. Shah me sometió a un procedimiento de Whipple de doce horas para extirpar la masa cancerosa del páncreas. Después de eso, comencé la quimioterapia y la radiación. Como el Duke Cancer Center estaba a cuatro horas en automóvil de mi casa en Carolina del Sur, hicimos un plan de tratamiento que me pudiera administrar un centro oncológico local.
Me sometí a un año completo de quimioterapia en la AO Multispecialty Clinic en Augusta (Georgia). Mi tratamiento incluía una dosis agresiva de FOLFIRINOX, recetada por el Dr. Strickler y la Dra. Miriam Atkins. Tuve algunos efectos secundarios, como entumecimiento y hormigueo en los dedos de las manos y los pies, pérdida de apetito y debilidad general. Pero los soporté lo mejor que pude.
Después de terminar la quimioterapia, me sometí a tres o cuatro meses de radioterapia con la Dra. Manisha Palta en Duke. En mayo de 2020, me declararon libre de cáncer.
Durante este tratamiento me hospedé en Caring House, un lugar para que los pacientes se queden durante el tratamiento. Allí se hospedaban personas excelentes, y era como estar en casa. Estábamos rodeados de música, estudio de la Biblia, apoyo espiritual, relajación y terapia. Era un hogar lejos del hogar. Recibíamos comida de organizaciones comunitarias, entretenimiento con bandas en vivo, todo lo que necesitábamos. Caring House es un lugar maravilloso: si uno puede pagarlo, paga; si no, se hospeda gratis.
Resistencia hasta el final
Nací y crecí en Estill (Carolina del Sur). Soy uno de los once hijos de los difuntos ya fallecidos Willie y Willie Mae Sanders. Agradezco estar vivo. Ha sido un largo recorrido para mí. Le agradezco a Dios por guiarme. Conté con mucho apoyo familiar y un gran equipo de médicos. Tuve muchos amigos fieles. En general, tuve un maravilloso sistema de apoyo que me ayudó por medio de la oración, la fe y la disposición.
Espero que cualquiera al que le diagnostiquen cáncer de páncreas se dé cuenta de que hay que luchar contra esta enfermedad con todas las fuerzas que tenga. Se necesita resistencia, resiliencia y tenacidad. Hay que ser persistente, aunque lleve un tiempo. Recuerde que la carrera no la gana el más rápido ni el más fuerte, sino el que resiste hasta el final.