Planear cada día de vida
- La cirugía de Whipple conduce al diagnóstico de cáncer de páncreas ampular en estadio III
- Quimioterapia con gemcitabina
- Dificultades con FOLFIRINOX llevan a suspender la quimioterapia
- Radiación para reducir el dolor a causa del tumor
- Elegir calidad de vida
El 8 de febrero de 2017, el día después de cumplir 53 años, me diagnosticaron cáncer de páncreas ampular.
Haciendo memoria, en las dos semanas anteriores había perdido varios kilos sin intentarlo, sufría de acidez y me sentía algo cansada. Cuando mi orina se oscureció, fui al médico, quien me diagnosticó una infección urinaria y me recetó un antibiótico. Los análisis de sangre mostraron recuentos hepáticos altos, lo que hizo que mi médico pensara que tenía hepatitis, pero comencé a sentirme mejor, por lo que el diagnóstico se cambió a simplemente un virus.
Mi médico realizó más análisis de sangre y los valores hepáticos habían aumentado, así que me enviaron a la sala de emergencias para una tomografía computarizada: esta mostró una obstrucción en el conducto biliar. Luego me hicieron dos ecografías endoscópicas y una colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (ERCP) para colocar un stent y abrir el conducto biliar.
Toma de decisiones sobre el tratamiento
Me dijeron que la cirugía era necesaria, por lo que me sometí a un Whipple con el Dr. Michael House en Indiana University Health, en Indianápolis, el 11 de marzo de 2017. En la cirugía se pudo extirpar todo el tumor, con márgenes limpios. Pero aunque originalmente se pensó que estaba en estadio I, después de la cirugía de Whipple me dijeron que estaba en estadio III. Debido a esto, el Dr. Safi Shadha, mi oncólogo en ese momento, dijo que necesitaría seis meses de quimioterapia después de la cirugía, lo que era el protocolo recomendado para mi estadio.Recibí un ciclo preventivo de gemcitabina (Gemzar) que finalizó en octubre de 2017. No me fue muy bien con el tratamiento, perdí peso y tuve náuseas, pero fue tolerable.Era necesario para que entrara en remisión, pero al final me dije que nunca volvería a hacer esto.
Me realicé pruebas genómicas, por las que tuve que pagar $5000, porque mi seguro no las cubría. Quería saber si tenía alguna mutación que asegurara que estaba tomando los medicamentos adecuados para atacar el cáncer. Pero en la prueba no se encontró nada.
Me hacía análisis y tomografías de seguimiento cada tres meses y, en mayo de 2018, noté en mis resultados que mi marcador tumoral CA 19-9 estaba comenzando a aumentar. Pero las cifras se mantuvieron en un margen normal hasta noviembre de 2018, cuando mi médico confirmó que tenía una recurrencia. Era momento de volver a considerar las opciones de tratamiento.Mi médico siempre fomentó la calidad de vida, así que hablamos de disfrutar de la familia y viajar durante las fiestas y comenzar después del primero del año.
En febrero de 2019, comencé la quimioterapia con FOLFIRINOX.Fue horrible, me sentí mal durante todo el tiempo. Despreciaba la quimioterapia y todo lo que le estaba haciendo a mi cuerpo.Después de tres rondas, decidí que para mí la “calidad de vida” era más importante que el tiempo.En marzo de 2019, detuve el tratamiento.
Después de eso, probé una alimentación saludable y jugos, eliminé el azúcar y usé muchas vitaminas, incluso infusiones de vitamina C. La mayor parte del tiempo me sentí muy bien hasta octubre de 2019, cuando comencé a sentir dolor en la espalda debido al tumor que empujaba los nervios.En enero y febrero de 2020, recibí altas dosis de radiación para reducir el tamaño del tumor. La radiación funcionó en parte porque pude reducir la dosis de opioides que tomaba para el dolor de cada cuatro horas a dos veces al día. Pero para mayo, el tumor estaba creciendo de nuevo, las cifras del marcador aumentaron y las tomografías confirmaron el crecimiento.
Centro de cuidados paliativos para ayudarme a vivir mi vida
Mi oncólogo actual, el Dr. Patrick Loehrer, me recomendó que considerara un centro de cuidados paliativos cuanto antes para aprovechar todos los servicios que ofrecen, y después de pensarlo, acepté. En general, todavía me está yendo bien. Sé que existe el estigma que viene con los cuidados paliativos: que es el final. En mi caso, la razón principal fue mi lucha mensual por conseguir mi analgésico. Determinar qué dosis funcionará mejor para mí ha sido por prueba y error, por lo que la dosis cambia de vez en cuando. Cada cambio viene acompañado de una aprobación o un rechazo del seguro, y el mes pasado incluso no tuve medicación por un par de días, con lo cual la medicación luego tarda más en actuar y se necesitan dosis más altas para que sea eficaz. Honestamente, es mucho para procesar y asimilar. La mayoría de los días sigo negando que realmente tengo cáncer, pero cuando me miro en el espejo lo puedo ver. Mi masa muscular ha desaparecido casi por completo y he visto una gran pérdida de peso, lo que lo hace más real.
A medida que las restricciones de la COVID-19 disminuyeron en Indiana, he podido salir a comer y visitar a amigos y familiares nuevamente, lo cual ha sido lo mejor. A principios de julio, mi esposo y yo tomamos la decisión de último momento de completar nuestros viajes a los 50 estados: nos quedaban dos, Delaware y Rhode Island. Finalizamos nuestro viaje con el estado más pequeño: Newport, Rhode Island, fue un lugar increíble para terminar.
El sábado 19 de julio tuvimos una caminata de recaudación de fondos en mi honor y contamos con más de 120 participantes.
Me dijeron que me quedaba un año, tal vez dos con tratamiento y casi lo mismo sin tratamiento.Ahora soy una sobreviviente desde hace más de tres años y disfruto de la vida lo mejor que puedo. Me quedan muchas cosas para tachar en mi lista y sé que en algún momento la vida tendrá sus propios planes, pero hasta entonces planeo todos los días vivir la vida.
Tammy falleció seis meses después de compartir su historia con Let’s Win. Su decisión de elegir la calidad de vida fue importante para ella. Ofrecemos nuestro más sincero pésame a su familia.