Pancreatitis y cáncer de páncreas
- Durante la cirugía para la pancreatitis, se detecta cáncer de páncreas
- Tratamiento con FOLFIRINOX
- Mantenimiento con fluorouracilo
Mi trayectoria comenzó en febrero de 2021 cuando sentí un dolor abdominal intenso, que resultó ser una infección.
Después de hacerme pruebas que incluyeron ecografías, tomografías computarizadas, radiografías, una resonancia magnética y muchos análisis de sangre, a mediados de marzo me diagnosticaron pancreatitis. La pancreatitis estaba en la cola del páncreas y había filtrado enzimas, lo que me causó una infección y abscesos en el riñón izquierdo y el músculo psoas. Me hicieron una colangiopancreatografía endoscópica retrógrada (ERCP) y, en ese momento, me colocaron un stent en el páncreas y me hicieron un cepillado del conducto pancreático, que indicó una probabilidad de cáncer del 90 por ciento. Cuatro días después hubo que repetir la ERCP y me colocaron un stent de mayor tamaño. Tomaron otro cepillado y 10 muestras de biopsia, que no mostraron indicios de cáncer.
Elección del tratamiento
Me trataron en el UnityPoint Hospital en Rock Island, Illinois, hasta mediados de marzo. Cuando determinaron que existía la posibilidad de que tuviera cáncer, decidieron enviarme al University of Iowa Hospital (Iowa City).
Una vez que la pancreatitis retrocedió, se detectó necrosis en el medio del páncreas. El cirujano oncológico decidió operarme rápido, así que a mediados de mayo me sometí a cirugía. El Dr. Carlos Chan, mi cirujano, me extirpó las dos terceras partes posteriores del páncreas, el bazo y 13 ganglios linfáticos.
El 8 de junio me informaron que en la patología posterior a la cirugía se detectó una masa (adenocarcinoma) de 1.8 cm en la parte del páncreas que me extirparon, aunque los ganglios linfáticos y el bazo estaban limpios. Lo clasificaron como en estadio I y teníamos esperanzas. Pero otra tomografía computarizada a finales de junio mostró una nueva lesión de 1.9 cm en el hígado. Los médicos cambiaron la clasificación de mi enfermedad a cáncer de páncreas en estadio IV y comenzamos el tratamiento con FOLFIRINOX.
Me reuní con un médico de terapia integradora, quien sugirió tomar el suplemento de hongos de cola de pavo, ya que parece ayudar a que la quimioterapia funcione mejor sin interferir en ninguna otra función.
Los efectos secundarios que tuve han sido de leves a moderados: náuseas, estreñimiento, mareos, pérdida leve de cabello, fatiga. Dependiendo del efecto secundario, todos fueron manejables con o sin los medicamentos que me dieron para tratarlos.
Hicimos pruebas genéticas para buscar las mutaciones, pero las que yo tenía no eran del tipo para el que se podía usar la terapia dirigida. En ese momento, mi oncólogo nos dijo que me quedaba un año, o tal vez tres, si tenía suerte.
Mi estado actual
Las tomografías computarizadas de octubre y diciembre mostraron una curación casi completa de la lesión en el hígado. La prueba Signatera (una prueba especializada que puede ayudar a determinar la concentración de moléculas cancerosas en la sangre) de ambos momentos tampoco pudo detectar ninguna célula cancerosa circulante, a pesar de que indicó 1.34 moléculas por ml en junio de 2021. Mi oncóloga, la Dra. Chandrikha Chandrasekharan, eliminó el oxaliplatino de mi tratamiento en noviembre de 2021 y el irinotecán en enero de 2022. En la actualidad, y por el momento, estoy bajo tratamiento con fluorouracilo como medicamento de mantenimiento.
La Dra. Chandrasekharan ha estado muy satisfecha y sorprendida por los resultados hasta ahora.
Si bien esto ha sido como un golpe de ladrillo en la frente para mí y mi familia, decidimos que íbamos a luchar y que no íbamos a dejar que el cáncer controlara el resto de nuestra vida. Cuando informamos a nuestros hijos, de 17, 14 y 6 años en ese momento, también les dijimos que el cáncer no será lo que defina a nuestra familia. Esta no es toda nuestra historia familiar, es solo un capítulo. Mi esposa tiene su propio negocio y pudo programar sus citas para poder asistir a todas mis consultas médicas, pruebas y procedimientos.
Los médicos nos dijeron que mantuviéramos una actitud positiva, pero nunca nos dijeron cómo hacerlo. Sin embargo, mi decisión de luchar y de no aceptar mi diagnóstico como una sentencia de muerte fue crucial para aprender lo que realmente significaba tener una actitud positiva. La gran cantidad de apoyo de compañeros de trabajo, vecinos, amigos, familiares y muchas personas que ni siquiera conocíamos ha sido tremenda. Los padres de mi esposa han sido fantásticos. Mi suegra vino a quedarse con los niños mientras yo estaba en el hospital en marzo y nuevamente en mayo cuando me operaron para que mi esposa pudiera estar conmigo. También ha recorrido el trayecto de 45 minutos en auto a nuestra casa cada dos semanas para cuidar a nuestro hijo menor mientras mi esposa y yo vamos a las citas médicas y a los tratamientos de quimioterapia. La gente de mi trabajo también ha sido increíble. He podido tomar los días que necesito para ir a las citas y recuperarme de los tratamientos. Incluso ayudaron a organizar una colecta para mí.
No me había dado cuenta del tipo de comunidad que habíamos construido a nuestro alrededor hasta que recibí mi diagnóstico. Les sugiero que siempre muestren su aprecio a quienes les rodean y que realmente se preocupan.