Nunca dejaré de luchar
- Diagnóstico de estadio IV conduce a quimioterapia
- Cambiar de quimioterapia para contrarrestar los efectos secundarios
- Los tumores comienzan a crecer de nuevo
- Un ensayo clínico marca la diferencia
Me diagnosticaron cáncer de páncreas en estadio IV el 4 de diciembre de 2015.
Estaba en una fiesta en el estacionamiento de Clemson University antes de un evento en Panthers Stadium aquí en Charlotte, North Carolina, donde vivo. Mi hija notó que yo tenía los ojos y la piel muy amarillos. Justo en ese momento estábamos con unos estudiantes de medicina que nos aconsejaron que fuéramos a la sala de emergencias. Fui a Novant Hospital, y mientras estuve allí, me hicieron una tomografía computarizada que mostró un tumor en el páncreas y en el hígado.
Me internaron y pasé cinco días en el hospital mientras me hacían pruebas para confirmar todo (incluida una biopsia de hígado). Me enviaron a casa y me programaron una cita para ver al oncólogo. El único otro síntoma que tuve fue estreñimiento por unos días y pérdida de peso. Soy entrenadora, así que la pérdida de peso no fue un motivo de alarma para mí.
Encontrar un médico dispuesto a luchar
Terminé pidiendo una segunda opinión en Levine Cancer Institute porque tenían la mejor reputación en Charlotte, North Carolina, donde vivo. El cirujano me dijo que el tumor era inoperable y que me quedaban de tres a seis meses de vida. Mi oncólogo, el Dr. Jimmy Hwang, fue mucho más comprensivo y me programó una quimioterapia agresiva. El fluorouracilo, irinotecán, oxaliplatino y leucovorina (FOLFIRINOX) funcionó bien durante aproximadamente ocho meses, y mantuvo los tumores estables, pero tuve que dejarlo porque mi neuropatía empeoró demasiado. Cambiamos a Gemzar y Abraxane en agosto de 2016. Seguí con ese tratamiento hasta que la tomografía de febrero de 2017 mostró que el tumor había crecido. Durante el tratamiento me realizaron pruebas genéticas, pero no se encontraron mutaciones.
Siguiente paso: ensayo clínico
Comencé un ensayo clínico de fase I que incluía nivolumab, ipilimumab y cobimetinib. El Dr. Asim Amin, un investigador en Levine Cancer Institute, dirigía el ensayo, que estaba patrocinado por Bristol-Myers Squibb. Los tumores comenzaron a reducirse de inmediato y seguí en el ensayo por un año. Los efectos secundarios que tuve fueron un brote grave de acné en la cara, que trataron con doxiciclina, picazón extrema, que trataron con esteroides, y neumonitis, que me hizo abandonar el ensayo. A pesar de haber dejado el ensayo, los tumores continuaron reduciéndose y ¡no se pueden ver en una tomografía computarizada! ¡El Dr. Hwang es el MEJOR! Es la persona más inteligente que conozco y lucha por mí.
La vida después del tratamiento
Hace más de un año que ya no estoy en tratamiento y cada tomografía ha sido normal. Tengo 58 años y me siento muy bien. Me siento mejor que antes del diagnóstico. He vuelto a levantar pesas y salgo a correr. ¡Mi calidad de vida es estupenda!
He contado esta historia una y otra vez, pero creo que mi fe en Dios es la razón gloriosa de mi sanación. No sé por qué me curé, pero sí sé que mi fe me acompañó en cada paso del camino, me alentó, me enseñó y me inspiró a tener confianza.
Rezo y espero que mi historia les dé esperanza a otras personas. “Asesoro” a las personas que quieren ser alentadas. Tantos pacientes en estadio IV escucharon la frase “Vaya a su casa y ponga sus asuntos en orden”. Yo vengo a decir ¡LUCHEN! Mi ensayo se aprobó DOS SEMANAS antes de que mis tumores comenzaran a crecer con la quimioterapia. ¡Un milagro justo a tiempo! ¡Solo manténgase vivo! Sé que los investigadores y médicos están luchando mucho por nosotros para que podamos vivir más tiempo y tener una vida saludable, así que nunca voy a dejar de luchar por ustedes ni por mí.
Mire cómo Lynne nos cuenta su historia.