Mi reeducación sobre el cáncer de páncreas
- Náuseas e ictericia llevan al diagnóstico de cáncer de páncreas
- Pancreatitis después del diagnóstico
- Quimioterapia, un procedimiento de Whipple y más quimioterapia
El domingo 10 de enero de 2021, saqué las decoraciones navideñas del frente de la casa.
Ese día hacía muchísimo frío. Cuando entré a la casa después de trabajar afuera, tomé un tazón de sopa de guisantes para calentarme. La sopa no sabía muy bien, pero no volví a pensar en eso hasta el lunes, cuando tuve cierto malestar en el estómago. Pensé que la sopa era la razón del malestar, ya que no tenía muy buen sabor. Pero seguí con un dolor leve durante dos días, y seguí culpando a la sopa de guisantes.
Como estábamos en plena pandemia, trabajaba en casa. El jueves 14 de enero estaba almorzando con mi esposa y ella notó que estaba algo amarillento. Enseguida llamé a mi médica de cabecera, la Dra. Shelagh Fraser, quien me atendió de inmediato. Después de hacer algunos análisis de sangre en el consultorio, ordenó una tomografía computarizada del abdomen. Tuve que hacer varias llamadas para programar la tomografía, ya que la mayoría de las salas de emergencia en el área de Indianápolis (donde vivo) estaban llenas de pacientes con COVID. Pero por suerte encontramos un hospital local que podía hacer una tomografía esa tarde.
La tomografía computarizada reveló un tumor en la cabeza del páncreas. Yo sabía lo que eso significaba, ya que desde hacía mucho tiempo trabajaba como investigador en Eli Lilly. De hecho, había trabajado en el desarrollo clínico de Gemzar cuando era director de investigación clínica de Eli Lilly en Japón.
Por suerte el diagnóstico se hizo muy pronto después del comienzo de los síntomas. El lunes siguiente me hicieron una ERCP que confirmó que el tumor era canceroso. El procedimiento de ERCP causó pancreatitis, y me hospitalizaron al día siguiente, en el pico máximo de la pandemia por COVID. Como no se permitían visitas en el hospital, me dediqué a aprender todo lo que pudiera sobre el cáncer de páncreas y las organizaciones que apoyan a personas con este diagnóstico. Fue durante ese período que comencé a buscar médicos y opciones de tratamiento. Mientras averiguaba sobre los principales centros de oncología, la Dra. Fraser me ayudó mucho a pensar en mis opciones.
Implementación de un plan de tratamiento
Decidí tratarme en Schwarz Cancer Center de Indiana University, cerca de casa, en Carmel. Mi equipo de tratamiento compuesto por el Dr. Michael House, mi cirujano, y la Dra. Anita Turk, mi oncóloga, fueron los primeros en darme alguna esperanza. Decidieron comenzar con terapia neoadyuvante seguida por un procedimiento de Whipple; luego administrarían otro ciclo de quimioterapia. Varios días después, me implantaron una vía de acceso para quimioterapia en Indiana University Health North Hospital.
Mi quimioterapia era el régimen de FOLFIRINOX modificado, compuesto por irinotecán, oxaliplatino y fluorouracilo. Recibí las infusiones de irinotecán y oxaliplatino en el centro de infusión después de un tratamiento previo con esteroides y medicamentos para las náuseas, como ondansetrón. Me fui a casa con una bomba de fluorouracilo, que usé durante tres días. Debía volver al centro de infusión al tercer día para que desconectaran la bomba y lavaran la vía de acceso.
Dado que yo tenía experiencia en farmacología, conocía el mecanismo de acción de estos agentes de quimioterapia, al igual que su perfil de efectos secundarios. Puedo confirmar que todos los efectos secundarios que se enumeran en los libros, realmente se producen en la práctica clínica. Tuve náuseas, vómitos, diarrea, neuropatías, dolor abdominal y fatiga intensa. El único efecto que tuve y del que no había leído anteriormente fue el síndrome del primer mordisco, un efecto secundario muy interesante. Como el nombre sugiere, al ingerir el primer bocado de comida, se produce una sensación electrizante fuerte en las glándulas salivales. A pesar de todo esto, podía hacer ejercicio las semanas entre la quimioterapia, lo que, esperaba, aumentaba el número de linfocitos T circulantes.
Mi régimen de quimioterapia se repitió seis veces antes del procedimiento de Whipple. Afortunadamente mis niveles de CA 19-9 disminuyeron en respuesta a la quimioterapia.
Momento de la cirugía
El 11 de mayo de 2021, el Dr. House me hizo la operación de Whipple en Simon Cancer Center, University Hospital, en el centro de Indianápolis. Después del procedimiento, permanecí hospitalizado durante cuatro días y luego me fui a casa a continuar mi recuperación. Afortunadamente, mis niveles de CA 19-9 disminuyeron aún más después del procedimiento de Whipple.
Un mes después de la cirugía comencé otros seis ciclos de quimioterapia con el régimen de FOLFIRINOX modificado.
Desde que terminé la quimioterapia a fines de diciembre de 2021, estoy en un programa de vigilancia activa: regreso al Schwarz Cancer Center para hacerme análisis de sangre, que incluyen el biomarcador principal CA 19-9, y tomografías computarizadas del abdomen y los pulmones.
Cómo mantenerse actualizado con la ciencia
Aprendí la importancia de las mutaciones genéticas y el perfil molecular, por eso hice analizar mi tumor y me hice pruebas de línea germinal para detectar mutaciones. Tengo muchas de las mutaciones de línea germinal comunes del cáncer de páncreas, como KRAS G12D, TP53, KDM6A, CDK2A/B y AKT2. Lamentablemente, en la actualidad ninguna de estas mutaciones es quimiomodulable. Sigo leyendo publicaciones científicas para saber si en los ensayos clínicos se están haciendo avances en medicamentos adecuados para estas mutaciones.
Descubrí Let's Win poco después de mi diagnóstico, y desde entonces leo religiosamente las actualizaciones, ya que la información es muy útil y alentadora.
Tengo que agradecer a muchas personas que me ayudaron durante el tratamiento. Conocí a otros pacientes con cáncer de páncreas y su ayuda fue muy valiosa. Nancy me dijo qué tipo de camisa debía usar para la quimioterapia, me dijo que usara calcetines especiales, que tomara Creon y que una persona podía tolerar más de 100 ciclos de 5-FU. Don me ayudó a prepararme para la infusión de 5-FU, me ayudó a comprender el ritmo de la vida durante la quimio y la importancia del ejercicio. Todas las personas en el centro de oncología fueron amables y me brindaron una gran atención clínica: los médicos, los auxiliares médicos y, en especial, los enfermeros, al igual que toda la gente de la recepción, el laboratorio, los técnicos radiólogos y el personal administrativo. Quiero agradecer especialmente al Dr. House y a la Dra. Turk, quienes hicieron un gran trabajo y respondieron pacientemente a todas mis preguntas.