Historias de sobrevivientes
21 mayo, 2025 • 5 Min

Lo esencial es el optimismo

Gary Fong

pancreatic cancer patient Gary Fong
  • Un dolor de muñeca al jugar golf llevó al diagnóstico
  • El cáncer de páncreas se diseminó a los ganglios linfáticos
  • Tratamiento exitoso, pero recurrencias en 2021 y 2023
  • Contar con una comunidad es fundamental

En 2014 me jubilé después de una carrera maravillosa en la industria automotriz.

A partir de entonces, decidí pasar mis días viajando con mi esposa, aceptar de vez en cuando alguna consultoría, disfrutar de la vida y jugar golf. Muchísimo golf.

¿La edad? ¿O un tumor?

En uno de esos 18 hoyos, mi vida cambió para siempre. En 2016 comencé a sentir dolor en la muñeca. Primero, el médico lo atribuyó a la edad, pero hizo un análisis de sangre para estar seguro. Me llamó totalmente sorprendido. Mis niveles de bilirrubina estaban “fuera de control”. Quería repetir el análisis de sangre. Eso fue lo que hice. Los niveles otra vez fueron un desastre. Mi nivel de bilirrubina era 15 veces más alto de lo normal —tanto, que el médico estaba sorprendido de que pudiera mantenerme de pie—. Me dijo que consultara de inmediato con un gastroenterólogo.

Varias pruebas y una enterografía por tomografía detectaron un tumor en la cabeza del páncreas. ¿Hubo otros signos que debería haber notado? No muchos. No tuve ningún malestar estomacal. Había perdido peso, pero fue intencional. Tenía un poco de ictericia, pero leve. También tuve un sarpullido en la espalda.  Nada de eso me preocupó. Si me pongo a pensar, me doy cuenta de que eran leves indicios de que algo no estaba bien.

El tumor estaba en la cabeza del páncreas, lo que significaba que podía extirparse con cirugía. Mi cirujano en St. Joseph’s (Orange, California) fue el Dr. Lawrence Wagman (actualmente trabaja en City of Hope, Duarte). Él y yo esperábamos que un procedimiento de Whipple resolviera todo. Lamentablemente, después de la cirugía, descubrimos que el cáncer se había extendido a los ganglios linfáticos. El Dr. Wagman me recomendó que viera a un oncólogo. Yo no sabía por dónde empezar. Un amigo mío también tenía cáncer de páncreas. Me contó de Pancreatic Cancer Action Network (PanCAN), y ellos me ayudaron a encontrar al Dr. Vincent Chung, en City of Hope de Duarte.

El oncólogo me recetó seis meses de quimioterapia con capecitabina y gemcitabina, y ocho tratamientos de radioterapia. Tuve todos los efectos secundarios normales: náuseas, fatiga, vómitos y diarrea. Me administraban los tratamientos cada dos semanas, y los síntomas duraban cuatro o cinco días. Fue un período difícil, pero lo superé.

Cómo adoptar la mentalidad adecuada

En el momento de mi diagnóstico, la tasa de supervivencia a cinco años era del ocho por ciento. Desde el principio me dije que estaría en ese ocho por ciento. No pensé ni hablé sobre el otro 92 por ciento. Gracias a mi familia, mis amigos y mi comunidad pude mantener el optimismo. Mi esposa fue una parte fundamental de eso.  Nunca hablamos de nada más que de esperanza.   

Ese optimismo me fue útil en 2021, cuando misteriosamente volví a perder peso. Una biopsia indicó que el cáncer de páncreas había llegado a los pulmones. Ahora estaba en estadio IV. Mantuve el optimismo, a pesar de que no creían que me quedara mucho tiempo. En lugar de sentirme decaído, me llené de energía. Comencé la quimioterapia con el Dr. Misagh Karimi (que en ese momento trabajaba en City of Hope, Newport Beach, y ahora trabaja en UCI Health de Costa Mesa). El tratamiento era Onivyde más fluorouracilo.

Decidí formar un equipo para la recaudación de fondos de 2022 de PurpleStride de PanCAN. Envié un mensaje a 54 amigos y familiares con la intención de recaudar 5,000 dólares. Eso era el equivalente a 100 dólares por cada año que había vivido. Si mis amigos recaudaban 2,500 dólares, yo contribuiría el resto.

Durante la quimioterapia, el sonido constante del teléfono avisando de las donaciones de amigos, familiares e incluso desconocidos, me levantaba el ánimo.  ¡Recaudamos más de 20,000 dólares gracias a 140 personas solidarias, generosas y desinteresadas! Esto me enseñó muchas cosas. La gente realmente te quiere y desea que estés bien. Los desconocidos se interesan en uno. Quieren que tengas éxito. Este apoyo comunitario fue lo que me inspiró en ese momento y lo que me mantiene vivo hoy.

Dejé la quimioterapia en 2023. Ese año me hicieron pruebas genéticas y detectaron una mutación en el gen ATM. En 2025 volvieron a encontrar signos de actividad cancerosa en los pulmones, por lo que comencé inmunoterapia con el Dr. Pashtoon Kasi en City of Hope. Recibí cuatro tratamientos con ipilimumab y un refuerzo de inmunoterapia con Keytruda.

En suma: ocho años y medio después del diagnóstico, aquí sigo.

El presente

Hoy vivo la vida de la forma más activa que puedo. Mi esposa y yo viajamos. Tomamos el hobby de jugar bridge. Camino tanto como puedo. Desde luego, todavía juego golf. 

Como defensor de pacientes, he hablado en las caminatas PurpleStride, he participado en el pódcast Living Hope de Roberta Luna, y he presionado a mis representantes elegidos para que asignen más fondos a la investigación del cáncer. Hay más por hacer, y aún no he terminado.

También intento apoyar tanto como puedo a otros pacientes. Quiero que tengan la misma esperanza que yo tuve. La gran noticia es que la tasa de supervivencia a cinco años ha aumentado del ocho al 13 por ciento. Les digo a los pacientes que deben formar parte de ese 13 por ciento. Les digo que se enfoquen en la ciencia y la medicina, que confíen en sus propias creencias espirituales y que se apoyen en la comunidad. Con esas cosas, uno puede tener una mejor experiencia con el cáncer.  Lo esencial es el optimismo.