Elijo la quimio porque quiero vivir
- Después de un diagnóstico de cáncer en estadio IV, cambiar de médico para obtener un mejor tratamiento
- La quimioterapia detiene el cáncer por un tiempo
- Tratamiento con FOLFIRINOX después de una recurrencia
Me diagnosticaron cáncer de páncreas en julio de 2018.
Soy de la isla de Bequia, en San Vicente y las Granadinas, donde tuve y administré una tienda de mercadería general durante 20 años. Vine a los Estados Unidos en 2014 para cuidar a mi madre cuando se rompió la cadera.
En marzo de 2018, comencé a tener un dolor intenso en el abdomen y la espalda que me hacía doblar. Supuse que era por cuidar a mi mamá. Pero durante los siguientes tres meses, seguí teniendo dolor crónico en el abdomen. Durante ese tiempo, me sometí a una endoscopia, una colonoscopia, di muestras de heces, me sometí a una biopsia, una embolización de una arteria sangrante, múltiples transfusiones de sangre y otros tratamientos médicos que ni siquiera quiero recordar, así como a muchas otras tomografías. Los médicos que vi insistían en que estaba anémica, pero yo estaba segura de que era otra cosa. Seguí presionándolos para que hicieran más pruebas.
Finalmente, en julio de 2018, sucedieron dos cosas. Mi madre falleció y me hicieron una tomografía PET, que reveló tumores en el páncreas y el hígado. Pensé que todo había terminado, que era una condena de muerte. Pensé que este iba a ser el final de mi vida. Pero mi familia y mis amigos me decían que fuera fuerte.
Búsqueda de un mejor médico
Encontré un oncólogo local y me sometí a dos rondas de quimioterapia con él, pero nada iba bien. Seguía necesitando transfusiones.
Me comuniqué con un médico que conozco desde hace mucho tiempo, el Dr. David Woolsey del Jackson Memorial Hospital en Miami, y me dijo que fuera allí. Me presentó al Dr. Peter Hosein del Sylvester Cancer Center, quien se hizo cargo de mi atención. Me hicieron una embolización para detener el sangrado y me ordenó 12 meses de quimioterapia para reducir los tumores. Para julio de 2019, el cáncer se redujo lo suficiente como para poder repetir la tomografía PET, ¡la cual estaba limpia! Aunque yo no tenía una mutación, el Dr. Hosein quería probar a tratarme con Lynparza, pero no funcionó.
En noviembre comencé a notar que algo andaba mal. Fui a la sala de emergencias en diciembre, donde los médicos pensaron que tenía un cálculo renal. Pero una tomografía PET mostró que el cáncer había regresado. Entonces, en enero, el Dr. Hosein comenzó a administrarme FOLFIRINOX durante siete meses más. Antes de comenzar la quimioterapia, el Dr. Hosein me aseguró que lo podíamos controlar. En junio de 2020, mi tomografía PET volvió a salir limpia, pero todavía continúo con la quimioterapia.
Cómo afrontar el tratamiento y los efectos secundarios
Durante el tiempo que he estado en tratamiento, he tratado de seguir mi rutina habitual en la medida de lo posible. He pasado mucho tiempo con mis nietos e incluso hice algunos viajes cortos. Incluso cuando estaba demasiado débil, seguía haciendo mis actividades habituales. Para mí era importante hacer mis actividades diarias y no detener mi vida.
Bajé alrededor de 40 libras (unos 18 kilos) durante el tratamiento y también estuve conectada a una máquina de quimioterapia en ciertos momentos, pero seguí haciendo lo que podía. Hago reír a mis nietos porque llamo a la bomba de quimioterapia que tengo que usar “mi marido” y a la vía de acceso “mi bebé”. Mis nietos me dan fuerza: los miro y sé que quiero verlos crecer.
Debido al cáncer, cambié mi alimentación y mi estilo de vida, así que ahora estoy más saludable.
Mi mayor problema ha sido la neuropatía en los pies. Los nervios dañados me hacen sentir como si tuviera una llama en los pies. Descubrí que el aceite de CBD, además del agua caliente, me alivia los pies. El Dr. Hosein me quitó el oxaliplatino por un tiempo, y eso ayudó. ¡Prefiero tener los pies entumecidos que tener cáncer!
La vida en mantenimiento
Mi cáncer ahora está estable, pero tengo que seguir recibiendo quimioterapia para mantenerlo así. Volví a recibir oxaliplatino, porque mi nivel de CA 19-9 subió un poco. Prefiero centrarme en las tomografías en lugar de en las cifras de CA 19-9, porque si no una se vuelve loca.
Terri Pollock, la mano derecha del Dr. Hosein, y el resto de su personal son geniales. Me han ayudado mucho. Mi familia y mis amigos me llaman todos los días para animarme. Pero a veces me siento sola, porque muchos de ellos están en el Caribe.
Nunca digo que tengo cáncer; digo que me diagnosticaron cáncer, porque hay una diferencia. Soy una persona más fuerte y he aprendido a dejar pasar las cosas pequeñas. No voy a darme por vencida. Confío en los médicos y en Dios.
Digo que mi historia CONTINUARÁ.
Catalina falleció un año después de compartir su historia con Let’s Win. Sobrevivió tres años después de su diagnóstico, mucho más tiempo que su pronóstico original. Se aseguró de disfrutar ese tiempo con su familia. Ofrecemos nuestro más sincero pésame a su familia.