El beneficio de múltiples ensayos clínicos
- Se inscribió en un ensayo aleatorizado y recibió tratamiento con FOLFIRINOX
- Ensayo con radiación con haz de protones
- Pancreatectomía distal
- Recurrencia y otro ensayo clínico
Tengo adenocarcinoma de páncreas en estadio IV en remisión desde hace unos seis años.
Luego de presentar fatiga y altos niveles de glucosa en sangre, en mayo de 2013 me diagnosticaron diabetes mellitus de reciente aparición, cuando tenía 56 años. Durante el verano pude controlar la diabetes con insulina, pero en octubre noté que mis heces habían cambiado, y que tenía esteatorrea y diarrea, además de sentirme cada vez más cansado. También noté que había perdido peso. Un viernes por la noche fui a una sala de emergencias, y una tomografía computarizada del abdomen mostró una masa de 5 cm en el páncreas. Mi nivel de CA 19-9 era de 10,000.
Luego fui a ver al Dr. Charles Yeo en Thomas Jefferson University Hospital (Filadelfia, Pensilvania), y el Dr. Thomas Kowalski, un gastroenterólogo de Jefferson, me hizo una biopsia endoscópica guiada por ecografía para confirmar el diagnóstico.
Soy médico, así que traté de aprender todo lo que pude sobre las investigaciones e ideas actuales para tratar el cáncer de páncreas. Consulté con otros oncólogos amigos y con el “Doctor Google”.
Se busca: ensayos clínicos
Una tomografía computarizada de tórax, abdomen y pelvis mostró que tenía cáncer en estadio III con invasión local. Pero la preocupación era que hubiera “micrometástasis”. El Dr. Yeo recomendó inicialmente hacer quimioterapia antes de la cirugía para intentar tratar estas supuestas células metastásicas que no eran visibles en la tomografía computarizada.
El Dr. Lewis Rose, mi primer oncólogo en Jefferson, también me mostró investigaciones y ensayos sobre el cáncer de páncreas, tal como se lo entendía en ese momento. Cuando le pregunté a quién debía pedir una segunda opinión, me recomendó al Dr. Daniel Laheru en Johns Hopkins (Baltimore, Maryland). Me pareció muy bien el centro de cáncer de páncreas en Hopkins (Skip Viragh Center for Pancreatic Cancer).
El mismo día que recibí el diagnóstico, un coordinador de investigación de Jefferson me contactó para informarme sobre el ensayo clínico que estaban realizando. Yo sabía por experiencia personal que el cáncer de páncreas tenía un mal pronóstico, por lo que decidí participar en el ensayo. El ensayo en Jefferson investigaba el algenpantucel-L (HyperAcute-Pancreas). Era un ensayo aleatorizado y yo estaba en el grupo de comparación, por lo que solo recibí FOLFIRINOX, no el medicamento de estudio. Recibí cinco ciclos (cada dos semanas) de FOLFIRINOX. Tuve los efectos secundarios esperados, como náuseas, fatiga, trombocitopenia y anemia, que fueron desagradables, pero no insoportables.
El siguiente paso del estudio requería comenzar radioterapia. Le pedí consejo a la Dra. Ursina Teitelbaum, oncóloga de Penn Medicine, University of Pensilvania (Filadelfia), que había tratado a uno de mis pacientes (un otorrinolaringólogo con cáncer de páncreas). Ella opinó que debía participar en un ensayo clínico en Penn sobre radioterapia con haz de protones. El Dr. James Metz del departamento de radioterapia de Penn dirigía el estudio. Fui de lunes a viernes durante siete semanas a principios de 2014.
Después de terminar el ensayo clínico, en junio de 2014, el Dr. Yeo del Jefferson Hospital me hizo el procedimiento de Appleby modificado (pancreatectomía distal, esplenectomía, colecistectomía y procedimiento vascular para extirpar el tronco celíaco con un bypass y restaurar el suministro de sangre al hígado).
Seis meses después de la cirugía, tuve una recurrencia en el ganglio linfático cervical (cuello) anterior izquierdo, confirmado por biopsia, y en la glándula suprarrenal izquierda (sin biopsia). Entonces, en enero de 2015, busqué otro ensayo clínico. Mi esposa, Miriam, leyó un artículo sobre el Dr. Igor Astsaturov, oncólogo de Fox Chase Cancer Center en Filadelfia, que destacaba sus heroicos esfuerzos de investigación para tratar de salvar a su esposa luego de que le diagnosticaran cáncer de páncreas. Miriam dijo que si él hizo esos esfuerzos heroicos por ella, haría lo mismo por mí. El Dr. Astsaturov me dio esperanza y confianza. Finalmente, en 2015 me ayudó a encontrar el ensayo que funcionó para mí.
En febrero de 2015, entré en un ensayo clínico que utilizaba ipafricept (OMP54F28), una proteína de fusión recombinante que bloquea los ligandos de WNT para inhibir la señalización de WNT. Los resultados de este estudio se pueden ver aquí. También recibía gemcitabina y Abraxane. La gemcitabina junto con el ipafricept provocó un síndrome urémico hemolítico, un problema renal grave que causa anemia, presión arterial alta, edema y compromete la función renal. El problema se resolvió cuando dejé de recibir gemcitabina. El entumecimiento del área del “guante y calcetín” y la neuropatía periférica, que continúan hasta el presente, fueron por el Abraxane (nab-paclitaxel).
Dejé la gemcitabina en diciembre de 2016 y el Abraxane en 2017. Seguí recibiendo ipafricept por cinco años, hasta enero de 2020. Desde entonces no he recibido quimioterapia.
Durante el tratamiento me monitorizaban regularmente el nivel de CA 19-9 y otros marcadores sanguíneos y me hacían tomografías computarizadas. Como parte del ensayo clínico, me hacían regularmente pruebas de densitometría ósea y de marcadores de descomposición ósea para vigilar los efectos secundarios del ipafricept sobre los huesos.
La vida después del tratamiento
Tengo una buena vida. Luego de finalizar el ensayo con ipafricept, he hecho viajes con mi esposa (a Londres en 2018 y dos veces a Israel para ver a la familia en 2018 y 2019). Tomo clases de historia, ciencias e idiomas —un pasatiempo mío— en Temple University y Delaware Valley University.
Ya no trabajo como médico, pero asisto a jornadas semanales en nuestro hospital local. Soy voluntario de PanCAN, donde doy apoyo a enfermos de cáncer y sus familias. También soy voluntario con la Red de Acción contra el Cáncer de la Sociedad Americana contra el Cáncer en un proyecto de investigación para ayudar a más personas diagnosticadas con cáncer a encontrar ensayos clínicos apropiados. Camino de tres a cinco millas (8 km) por día y trato de mantener una vida social tan activa como lo permita la COVID. Por cierto, he recibido la vacuna contra la COVID y los refuerzos, y recomiendo que todos hagan lo mismo. Estoy muy feliz de estar vivo.