El efecto positivo de un ensayo clínico para el cáncer de páncreas
- Un grupo de síntomas conduce a un diagnóstico relativamente temprano
- Tratamiento mediante un ensayo clínico
- Más quimioterapia, radiación, y luego un procedimiento de Whipple
En 2009, tenía 67 años y era deportista, así que me sorprendió darme cuenta un día que ya no alcanzaba mi potencia habitual en el dinamómetro impulsado por bicicleta.
De hecho, mi mundo se vino abajo en las tres semanas siguientes, ya que perdí 20 libras (9 kilos), no tenía apetito, tenía heces grasosas o flotantes y en general sentía molestias, con un dolor sordo en un lugar desconocido. La gota que colmó el vaso fue la ictericia, un indicador concluyente de que algo estaba muy mal. Me hice un análisis de sangre, que mostró cifras extremadamente altas de bilirrubina y CA 19-9 (un biomarcador excelente para mí). Una biopsia por catéter confirmó que tenía cáncer de páncreas. No me dijeron el estadio en el momento del diagnóstico, pero más tarde deduje que debía estar entre Ib y II (se veía un tumor de 2 cm en la tomografía computarizada). También me enteré más tarde que el tumor era solo resecable marginalmente.
Comienzo de tratamiento con ensayo clínico
Mi hija, que es doctora y se especializa en inmunología, me contó sobre un ensayo clínico dirigido por el Dr. Sam Whiting de University of Washington/Seattle Cancer Care Alliance (tenga en cuenta que el Dr. Whiting ya no está allí). Viajé desde mi hogar en Silicon Valley, California, para participar en este ensayo. El protocolo de tratamiento consistía en una infusión durante tres meses con una combinación de quimioterapia conocida como GTX, gemcitabina y docetaxel (Taxotere), junto con Xeloda (capecitabina) por vía oral. Recibía esta combinación cada tres semanas. Xeloda, que se metaboliza en 5-FU, me cubría el cuerpo de llagas, así que redujeron la dosis después del primer ciclo.
Posteriormente, recibí oxaliplatino y radiación CyberKnife con el Dr. Wui-Jin Koh. Luego, el Dr. David Byrd me hizo una cirugía de Whipple. A esto le siguieron cuatro meses de gemcitabina.
Después de finalizar el tratamiento, regresé a mi casa. Me hacían tomografías computarizadas o PET y análisis de sangre periódicamente, primero cada tres meses y luego a intervalos cada vez más largos. Alrededor de dos años después, una tomografía PET mostró algunas estructuras que requerían radioterapia adicional. Han pasado nueve años desde el diagnóstico, así que ahora solo me hacen análisis de sangre de rutina.
Un ensayo clínico ayuda a cambiar el tratamiento convencional
El ensayo clínico, en el que yo era uno de 35 pacientes, era de fase II y tuvo un éxito maravilloso, ya que todos los pacientes sobrevivieron. Este índice de supervivencia de los pacientes del ensayo es varias veces superior al índice de supervivencia promedio de las personas con cáncer de páncreas que no tienen el beneficio de este ensayo clínico. ASCO publicó el ensayo hace varios años y está por publicarse en una revista con revisión científica externa como un ensayo de fase III. El artículo de revista ayudará a establecer la quimioterapia previa a la cirugía como terapia de primera línea.
No me sometí a secuenciación genómica para detectar mutaciones genéticas, pero el proceso está en marcha porque estoy participando en un estudio de antecedentes familiares de la Mayo Clinic. Estoy seguro de que encontrarán mutaciones en KRAS, un gen mutado en casi todos los tipos de cáncer de páncreas, pero espero que descubran la respuesta a por qué sobreviví cuando muchas otras personas no lo hicieron.
A pesar de que el año de tratamiento fue difícil (padecí fatiga y quimiocerebro) tuve ocho maravillosos años “de regalo”, en particular porque me volví a casar para llenar el vacío que dejó mi difunta esposa. Ahora soy un científico jubilado de 76 años (asistente de física voluntario en una escuela secundaria) que ha escrito sobre la fiabilidad de los semiconductores durante 45 años en Silicon Valley. Estoy disfrutando la vida.
Escuche a Rich contar su historia en el video “Puede vencer las probabilidades”.