Cáncer de páncreas detectado a tiempo gracias a mis controles
- Antecedentes de cáncer de páncreas en la familia de mi madre
- Exámenes regulares detectan pronto el tumor
- Pancreatectomía y esplenectomía seguidas de quimioterapia
Cuando yo tenía 10 años, mi abuelo materno murió de cáncer de páncreas.
En abril de 1998, a mi madre le diagnosticaron cáncer de páncreas; murió unos meses después, a los 62 años. Según lo que investigué en ancestry.com, creo que el cáncer de páncreas puede remontarse a un par de generaciones pasadas más, pero los certificados de defunción de esa época eran muy generales.
Cuando mi madre recibió el diagnóstico, internet todavía era bastante nuevo y prácticamente la única fuente de información que pude encontrar fue a través del National Familial Pancreas Tumor Registry de Johns Hopkins. Me registré y comencé a recibir boletines informativos anuales. Durante años, mi médico de cabecera me dijo que no había manera de detectar el cáncer de páncreas, por eso los diagnósticos eran tardíos y los desenlaces malos.
Diagnóstico temprano
Pasemos a principios de 2017. El boletín informativo anual de Johns Hopkins hablaba del estudio CAPS5. University Hospitals (Cleveland, Ohio) era una de ocho instituciones participantes, y aproveché la oportunidad de participar, ya que vivo en Erie, Pensilvania, a menos de dos horas de viaje.
Participar en este estudio implicaba someterse a exámenes anuales mediante ecografía endoscópica (EUS) o resonancia magnética (RM). Mi gastroenterólogo, el Dr. Amitabh Chak de UH, me hizo la ecografía endoscópica en 2017 y en 2018, y obtuvo resultados negativos. Sin embargo, a principios de abril de 2019, detectó una masa sospechosa en la cola del páncreas. Yo tenía 56 años y no tenía NINGÚN síntoma. Tomó una biopsia y solicitó una tomografía computarizada y una consulta quirúrgica con el Dr. Jordan Winter. El 11 de abril de 2019 se confirmó mi diagnóstico. Tenía un adenocarcinoma de 1 cm en la cola del páncreas, que posteriormente se clasificó en estadio IA. El Dr. Winter dijo que menos del uno por ciento se detecta tan temprano.
Cirugía seguida de quimioterapia
El 26 de abril de 2019, me realizaron una pancreatectomía distal y esplenectomía. Tuve la suerte de que la hicieran por laparoscopia. La operación duró más de nueve horas. Me operaron un viernes y me dieron de alta en la mañana del martes siguiente. Las pruebas genéticas que me hice en 2018 detectaron la mutación genética FAMMM, también conocida como p16/CDKN2A. No sé si se realizó alguna prueba genómica del tumor.
Mi cirujano cree firmemente en el tratamiento adyuvante. Recibí 12 ciclos de FOLFIRINOX. Después del primer tratamiento, se me cayó el cabello y tuve neutropenia. Hacia el final, me salieron llagas en la boca y me dio neuropatía leve y fatiga. Recibí 25 ciclos de radiación en el lecho del tumor, más un tratamiento con capecitabina oral. Me sentía bien, excepto por cierta fatiga leve.
Desde la cirugía, me han hecho tres tomografías computarizadas: una en junio de 2019, una a principios de este año y otra en marzo, y una tomografía PET a mediados de abril. En estos exámenes no hubo signos de enfermedad (no evidence of disease, NED). Mi marcador CA 19-9 era de 38 en el momento del diagnóstico y en abril fue de 34.7. Mi oncólogo cree en la vigilancia minuciosa, por lo que continuaré haciéndome tomografías computarizadas y análisis de sangre cada tres meses por dos años, y luego cada seis meses del tercer al quinto año.
Por fortuna, la pandemia no ha afectado mis procedimientos de diagnóstico, aunque la mayoría de las citas médicas actualmente se hacen por teléfono o videoconferencia. Sin embargo, pospusieron el lavado de la vía de acceso hasta mediados de mayo.
La importancia de las pruebas genéticas y de detección regulares
Siempre temí el día en que me dijeran que tengo cáncer de páncreas, porque sé de primera mano lo devastadora que es esta enfermedad. Me siento muy afortunada de haber tenido la oportunidad de hacerme exámenes tempranos y de que mi habilidoso cirujano sea un experto en esta área.
Tengo tres hijas; la mayor ya se hizo la prueba para detectar el gen FAMMM y el resultado fue negativo. Mi mayor temor es que ellas algún día reciban un diagnóstico como el mío; por eso creo que, en casos con fuertes antecedentes familiares, los exámenes de detección temprana son esenciales. Mi esposo y mis hijas han sido mi respaldo, mi caja de resonancia y mis mayores animadores. Es una bendición tenerlos, y agradezco esta oportunidad de compartir mi historia.