Correr riesgos para vencer el cáncer de páncreas
- Sensación de ardor en el esófago conduce al diagnóstico
- Mutación en el gen BRCA2
- Mantenimiento con el inhibidor de PARP rucaparib
Hace poco, escuché que una persona extremadamente afortunada en California ganó 2 mil millones de dólares en la lotería. Yo también siento que gané la lotería de la vida al vencer el cáncer de páncreas.
En 2017, empecé a sentir una sensación de ardor en el esófago. El dolor no desaparecía. Mi hermana Grace encontró a un gastroenterólogo, quien solicitó que me hiciera una tomografía computarizada. Pensé que el dolor se aliviaría fácilmente con un cambio en mis hábitos alimentarios. Ingenuamente, esperaba que el médico me dijera que dejara de comer alimentos salados y tomara una aspirina. En cambio, el médico me llamó y me pidió que fuera a su consultorio en persona. Le dije que estaba muy ocupado con el trabajo y que no podía ir, pero él insistió y me dijo que tenía que ir de inmediato.
Ese fue el día en que me diagnosticaron cáncer de páncreas. Estaba sorprendido, nervioso y asustado. El cáncer de páncreas fue la enfermedad que se llevó a mi madre 25 años antes. Puede imaginar cómo mi mundo se derrumbó en cuestión de minutos.
¡No sabía qué hacer!
Volver al trabajo era todo lo que podía hacer ese día. Tardé 24 horas en encontrar las palabras y el valor para decírselo a Grace. Tenemos un fuerte vínculo de hermanos y sabía que esto sería difícil para los dos.
Conocí a la Dra. Allyson Ocean en Weill Cornell Medicine gracias a un amigo que había padecido la misma enfermedad. La Dra. Ocean es una oncóloga que trata a muchos pacientes con cáncer de páncreas. Me tomó de la mano y me dio confianza, un plan de acción y una visión. Ella nos aseguró a mi hermana y a mí que íbamos a superar esto. Tener un médico experimentado, confiable y comprensivo lo es todo.
La Dra. Ocean me remitió al Dr. Michael Lieberman en Weill Cornell, el mejor cirujano en mi área. De inmediato, me sometí a una pancreatectomía distal y estuve internado durante siete días. Después del procedimiento, comencé una rutina agotadora de quimioterapia con gemcitabina y cisplatino. Fue en ese momento que también me enteré de que tenía la mutación en el gen BRCA2, lo que explica por qué mi madre y yo padecimos la misma enfermedad: teníamos antecedentes familiares.
Recibir quimioterapia todos los días fue muy difícil. La mayoría de los días, el solo hecho de salir de la cama era una lucha. Lo único que me motivaba para seguir adelante eran mis paseos semanales por Central Park con Grace. Le dije a la Dra. Ocean que no sabía si podría soportar los seis meses de quimioterapia. Pero perseveramos juntos.
Un socio en el proceso
A lo largo de mi trayectoria, me sentí partícipe del proceso. También sabía que, si quería mejorar, tenía que correr algunos riesgos y probar cosas que aún no estaban aprobadas. La Dra. Ocean me recetó rucaparib (Rubraca) como medicamento de mantenimiento. Lo recetó porque Rubraca es un inhibidor de PARP y ha demostrado su eficacia en el tratamiento del cáncer relacionado con BRCA. Tomé este medicamento durante dos años. Seguí haciéndome tomografías y análisis de sangre todos los meses para detectar marcadores de cáncer. Por suerte para mí, todo salió bien.
Mientras celebro que hace cinco años que no tengo cáncer, me siento bendecido de estar rodeado de personas especiales en mi vida. Mi increíble hermana Grace ha sido mi apoyo en todo momento. Mis amigos y mis colegas de trabajo mostraron una gran flexibilidad y apoyo en todo lo que necesité. Finalmente, la familia Starker, que tuvo su propia experiencia con el cáncer de páncreas, estuvo a mi lado desde el primer día.
Al principio no me gustaba hablar de mi diagnóstico. Pero me di cuenta de que cuanto más hablaba del tema, más podía ayudar a otras personas. Así que aquí estoy. No tiene que morir debido a esta enfermedad. Usted puede superarla.
Mi consejo para otros en esta trayectoria
- Encuentre un equipo médico que luche por usted.
- Esté dispuesto a correr riesgos.
- Rodéese de personas que lo quieran.
- Cada paso que damos en este recorrido, por pequeño que sea, es un importante paso hacia adelante.
El cáncer apesta… pero intento vivir cada día al máximo.
Mire a Jay contar su historia en “Puede hacer lo que se proponga”.