Historias de sobrevivientes
18 de septiembre, de 2019 • 11 Min

Cómo lanzar un juego perfecto contra el cáncer de páncreas

Andrew Spiteri

pancreatic cancer patient Andrew Spiteri
  • Problemas estomacales sin explicación conducen al diagnóstico de cáncer de páncreas
  • Quimioterapia prequirúrgica, luego una pancreatectomía
  • Quimioterapia posquirúrgica
  • Cómo enfrentarse a la recurrencia

¿Alguna vez miró a la muerte a la cara? Déjeme decirle, no es divertido.

El 19 de julio de 2018, a los 53 años, me diagnosticaron cáncer de páncreas. Como médico, sabía que esto era malo. Solo el 9 por ciento de las personas con esta terrible enfermedad vive más de cinco años después del diagnóstico y la mayoría muere en 18 a 24 meses. Entonces, ¿cómo puedo escribir sobre esto un año después? Supongo que sobre todo fue suerte, pero hubo muchas personas que fueron fundamentales por la ayuda que me brindaron para atravesar la enfermedad. Y si me conoce, sabe que los deportes tuvieron su parte.

Antes de continuar, quiero dejar en claro que sin el apoyo de mi esposa, Norma, y mis hijos, Tom y Donna, no sé si hubiera podido llegar tan lejos. Además, mi familia, mis amigos, mis colegas, mis médicos y el personal de enfermería, todos desempeñaron un papel muy importante. Esta historia trata de mi pasión por los deportes, de mantener una actitud positiva y de cómo alguien que apenas me conocía me alentó, me dio esperanza y algo a lo que aspirar.

Nuestra familia había atravesado algunos momentos difíciles en los meses anteriores. Perdimos a mi suegro, una inundación por tuberías congeladas destruyó nuestra casa en la playa (sé que tengo suerte de tener una) y tuvimos que sacrificar al perro de la familia. Mi turno llegó cuando vomité en el auto yendo a 75 mph en la autopista de Nueva Jersey el 1 de mayo. El médico encontró una pequeña obstrucción intestinal y me recuperé. No fue hasta el Día de los Caídos que se me ocurrió que tenía algo grave, cuando vomité de nuevo y fui a la sala de emergencias por segunda vez.

La tomografía computarizada mostró que el conducto pancreático era 1 mm más grande de lo normal. ¿Se da cuenta de lo pequeño que es? No podían ver un tumor en la tomografía. Me hice una RM y todavía no se veía un tumor, pero el estudio confirmó el tamaño del conducto anormal. Finalmente, seis semanas más tarde, una endoscopia con ecografía detectó la masa.

Cómo decidir el tratamiento

Las dos semanas siguientes fueron un torbellino. Consultas en Fox Chase Cancer Center (Filadelfia) y Memorial Sloan Kettering Cancer Center (Nueva York). Hay que tomar decisiones vitales. Hay que decidir sobre opciones de tratamiento. Se elaboró un plan. Elegí un tratamiento en Fox Chase, con la Dra. Namrata Vijayvergia como mi oncóloga y el Dr. Andreas Karachristos (que ahora trabaja en la University of South Florida, Tampa) como mi cirujano.

El 1 de agosto fue mi último día de trabajo. Colocación de la vía de acceso y quimioterapia con FOLFIRINOX a partir del 2 de agosto. Cinco tratamientos planificados hasta el final de septiembre, repetir la tomografía computarizada, luego, tomar más decisiones sobre la cirugía y más quimio. No iba a ser divertido. Cuatro fármacos de quimio, cada uno con su larga lista de efectos secundarios, una vez cada dos semanas. Seis horas en el hospital, seguidas de 48 horas en casa con la última medicación todavía haciendo efecto. Si todo salía como habíamos planificado, habría terminado con todo en nueve cortos meses.

Intenté mantener una actitud positiva, pero era difícil. La idea de lo que me esperaba era abrumadora. Nueve meses de tratamiento; nueve meses de sentirme pésimo. ¿Cómo iba a sobrellevarlo? Decidí que tenía que bajar la cabeza y abrirme paso.

Como mi esposa sabe, todo lo relaciono con los deportes, y esto no fue diferente. Mi posición cuando jugaba al béisbol era lanzador, y ¿qué es lo mejor que un lanzador puede hacer? Lanzar un juego perfecto. Si iba a sobrevivir esto, tenía que lanzar el primer juego perfecto de mi vida. Nada podía salir mal. Hacer que el día que me enteré del cáncer fuese el peor día.

Por suerte, el comienzo de agosto también marcó el comienzo de la temporada de fútbol de fantasía. Me preguntaba si iba a estar preparado para la selección en mis cuatro ligas habituales. Sí, estaba pensando en el fútbol de fantasía. Pero eso es lo que hizo que los días pasaran.

Los deportes de fantasía me distraen del tratamiento

Me sumergí en el fútbol de fantasía. Escuchaba mis programas favoritos en SiriusXM, pero sobre todo al hombre al que aludí antes. Mi favorito, el Rotobuzzguy, Howard Bender. Nos habíamos hecho amigos en Twitter y nos conocimos en la ciudad de Nueva York en el 2018. Cuando le conté a Howard sobre el cáncer, me alentó. Me hizo reír. Me preguntó si había algo que él pudiera hacer (sí, la mayoría dice eso), pero lo que hizo después fue completamente inesperado. Me dijo que si superaba esto, quería que lo acompañara al Tout Wars (la liga de béisbol de fantasía para expertos) para ayudarlo a seleccionar a su equipo. Al haber jugado béisbol de fantasía durante 28 años, pensé que al menos podía competir con los expertos y ahora podría tener la oportunidad.

Esta fue solo una de las tantas cosas a las que podía aspirar (muchas de ellas eran mucho más importantes que el béisbol de fantasía) que me dieron una razón para seguir adelante. La graduación de mi hija en mayo fue la más inmediata. Por supuesto, no podía imaginar perderme ninguno de los eventos de la vida que habíamos planeado disfrutar, pero no podía dejar de pensar en esa selección. También estaba obsesionado con la preparación de mis selecciones de fútbol de fantasía. Necesitaba mantenerme ocupado y esto me ayudaba, pero tenía demasiado tiempo extra. Terminé con un total de 10 equipos para cuando llegó el día de la apertura. La quimio hizo su trabajo en mí y eso probablemente mantuvo el número más bajo de lo que podría haber sido.

Howard se mantuvo en contacto, me preguntaba cómo estaba y me ofrecía consejos si se los pedía. Envió un Tweet deseándome suerte y muchos de sus seguidores también me enviaron buenos deseos. El apoyo de la comunidad de fantasía fue increíble.

El 1 de octubre me hice la primera tomografía computarizada y las cosas se veían bien. El tumor estaba más pequeño y yo estaba tolerando la quimio. El cirujano decidió que era hora de operar.

Estaba muy contento de que me sacaran esta cosa. Es perturbador saber que el cáncer está adentro tuyo y que no quieren sacarlo de inmediato. Se programó una pancreatectomía distal y una esplenectomía para el lunes 5 de noviembre. Mi loca mente estaba contenta porque era un lunes y sabía que podría meter la formación, y probablemente estaría bien para el jueves para prepararme para la próxima semana.

La cirugía duró ocho horas. Le envié un mensaje a Howard desde la UCI mientras miraba un partido horrible de Monday Night Football (partidos de fútbol que se emiten los lunes por la noche). Se sorprendió de que estuviera suficientemente coherente para enviar un mensaje tan pronto después de la cirugía. Yo también, honestamente.

Tres entradas perfectas y el comienzo de la cuarta

Me dieron de alta el sábado y los enfermeros me dijeron que nunca habían visto a alguien estar tan bien después de esa cirugía. En el camino a casa, comencé a tener visión doble. Fue un susto, pero después de una RM se determinó que era algo que se resolvería en unas pocas semanas y tendría que usar un parche en el ojo hasta que se resolviera. Howard no paró con los chistes de piratas.

En noviembre, llegaron más buenas noticias. El informe de patología indicó que se había extirpado el cáncer por completo y que no se había propagado a ninguno de los ganglios linfáticos. Mi CA 19-9, el marcador tumoral para el cáncer de páncreas, también había regresado a la normalidad. Esta era mi entrada inmaculada: ¡tres eliminaciones por strike en nueve lanzamientos!

Mientras me recuperaba de la cirugía, vi un aviso en Twitter de Fantasy Assembly, un sitio web sobre deportes de fantasía que buscaba escritores, sin experiencia necesaria. Como la temporada de fútbol de fantasía estaba terminando, necesitaba algo para mantener mi mente alejada de la quimio que se aproximaba, y esta era la respuesta. Solicité el trabajo y me aceptaron.

El FOLFIRINOX después de la cirugía me pegó fuerte esta vez. Los efectos secundarios fueron mucho peores. Pensamos que podría ser porque yo estaba más débil por la cirugía; me destruyó durante una semana. Me recostaba sobre el sofá con muchas náuseas y pensaba sobre lo que podría escribir. Cuando finalmente me sentía mejor, escribía tanto como podía antes de la próxima ronda.

Howard leyó algunos de mis artículos y me dio sugerencias que me ayudaron mucho. Ahora estaba en mi sexta entrada de tratamiento y se estaba poniendo difícil. Pero escribir y prepararme para mis selecciones eran mis válvulas de escape en los sombríos días de invierno.

Escribía al menos uno y a veces dos artículos para Fantasy Assembly a la semana entre los ciclos de quimio durante enero y febrero. Era una bendición poder concentrarme en algo más aparte de lo que estaba atravesando. Realmente creo que esto me ayudó a superarlo y a que no pareciera tan malo. Pero la quimio me enfermó tanto esta vez que quería parar después del segundo tratamiento a finales de enero. Acababa de pasar una semana en cama y la idea de volver a hacerlo no era algo que sintiera que podía hacer. Cuando hablé de esto con mi mujer y mi oncólogo, ambos se mostraron firmes en que terminara los tratamientos, a pesar de que no había pruebas de que continuar con la quimioterapia fuese beneficioso. El oncólogo aceptó reducir la dosis un poco esperando poder disminuir los efectos secundarios, por lo que decidí intentarlo. La reducción de la dosis ayudó. Y me aceptaron para participar en The Great Fantasy Baseball Invitational, una liga para “expertos” del béisbol de fantasía, otra cosa buena que me hizo seguir adelante.

Cómo terminar mi juego perfecto

Howard siguió apoyándome. En la selección de la liga de la fantasía LABR, me nombró en voz alta en vivo en SiriusXM antes de anunciar su elección. Esto me levantó el ánimo ya que se había programado mi último tratamiento para dos días más tarde. Era una excelente forma de comenzar mi octava entrada.

El 4 de marzo, recibí mi último tratamiento y “toqué la campana”. Cuarenta y ocho horas después desconecté la última infusión y terminé con los tratamientos. El resto de marzo me dediqué a recuperarme. Mi esposa y yo fuimos a Florida y miramos algunos partidos de entrenamiento de primavera de los Mets. Me encontré con Howard y con otros miembros de la comunidad de fantasía. Luego mi esposa y yo fuimos a Hawái para realmente poder alejarnos de todo y relajarnos. Mi esposa lo merecía más que yo. Ocho entradas hechas, faltaba una. Estaba a tres outs del juego perfecto.

El 9 de abril me hice otra tomografía computarizada y análisis de sangre. Las siguientes 48 horas me provocaron más ansiedad que ningún otro día que recuerde. Fue como estar en el banco cuando se lanzaba un juego perfecto. Nadie hablaba de eso. Fuimos al oncólogo con piedras en el estómago. Sabiendo de nuestra ansiedad, apenas ingresó al consultorio, la Dra. Vijayvergia dijo que todo estaba bien. El marcador tumoral era normal y no había evidencia de ningún tumor en la tomografía. Mis nueve meses de tratamiento se habían terminado y era perfecto.

Sabía que tendría que continuar haciéndome tomografías y análisis, y entendí que realmente no había terminado: nunca termina para un paciente de cáncer. Y a comienzos de julio recibí malas noticias: mi CA 19-9 subió a 1600 y descubrimos una metástasis en el hígado. La noticia fue devastadora, porque todo parecía ir tan bien. Como médico, por supuesto, sabía que no estaba fuera de peligro, pero me sentía muy bien, disfrutaba de haber vuelto al trabajo y de mis otras actividades.

Comencé un tratamiento con gemcitabina y Abraxane e hicimos una consulta en Johns Hopkins. Estoy buscando ensayos clínicos en los que participar. Hasta ahora, no he encontrado ninguno. Mi CA 19-9 continuó subiendo, aunque en mi análisis más reciente finalmente comenzó a caer.

Si no supiese lo que estaba ocurriendo dentro de mí, nunca lo hubiera sabido. No tengo dolor, me siento bien y no estoy bajando de peso. Ha sido muy difícil lidiar con la recurrencia.

Mi consejo frente a mi próximo juego

Hay muchas maneras de ver lo que me sucedió y tratar de explicar por qué he atravesado el tratamiento de la manera en que lo he hecho. Lo hice. El apoyo de mi esposa, mis hijos, mi familia y mis amigos me mantuvo con una sonrisa en los labios porque sabía que tenía la mejor defensa a mis espaldas. Pero poder usar los deportes de fantasía como una diversión de muchas maneras diferentes, desde jugar en 10 ligas de fútbol a escribir sobre subastas de béisbol de fantasía (ahora escribo para Fantasy Alarm), jugar en una liga “de expertos” y tener un amigo en la industria que me apoyó, ayudó más de lo que se puede imaginar.

Como médico que confía en los medicamentos para tratar a los pacientes, fue una lección aprendida. Una actitud positiva y tener algo más para mantener la mente alejada de la lucha ha sido invaluable para salir adelante.

Nadie puede atravesar el cáncer solo. Todo lo que se pueda hacer por esa persona, la ayudará a atravesar el día. Un mensaje de texto. Un llamado. Una tarjeta. Una visita. Espero que esta historia pueda transmitir que no solo son los medicamentos y la cirugía los que me han ayudado. Si escribir esto inspira a una persona a ayudar a otra persona, hice algo bueno.

Andrew falleció tres años después de su diagnóstico de cáncer de páncreas. Se distraía de los rigores del tratamiento concentrándose en el fútbol de fantasía y recibió ayuda de amigos que le tendieron la mano. Compartió ese mensaje, el de tender la mano, con el mayor número de personas posible. Ofrecemos nuestro más sincero pésame a su familia.