Investigación
10 de diciembre, de 2019 • 5 Min

Estudio demuestra que los hongos estimulan el desarrollo y crecimiento del cáncer de páncreas

George Miller and Berk Aykut

La mayoría de las personas no piensa demasiado sobre los hongos, excepto si alguna vez tuvo caspa, uñas del pie amarillentas o una infección por hongos o candidiasis.

En el lado positivo, los hongos pueden curar a una persona. Por ejemplo, la penicilina es tan solo uno de varios medicamentos derivados de estos microbios. Aunque las bacterias reciben toda la atención, especialmente cuando se trata del microbioma intestinal humano, los hongos, que suman alrededor de 2 millones de especies y tienen su propio microambiente llamado micobioma, también pueden establecerse en el intestino. A diferencia de las bacterias, los hongos están presentes en el intestino en cantidades mucho menores.

Pero en un estudio publicado en la revista científica Nature en octubre de 2019, investigadores de la NYU Grossman School of Medicine y el NYU College of Dentistry (ambos en la ciudad de Nueva York) descubrieron que algunos de estos hongos se desplazan del intestino al páncreas y pueden desempeñar un papel vil en el cáncer de páncreas. Según su investigación, ciertas especies de hongos pueden actuar como un promotor tumoral, estimulando el inicio y el crecimiento del cáncer de páncreas.

Esto fue una sorpresa para los investigadores. “No comenzamos con la intención de estudiar hongos, pero no fue muy difícil ya que las bacterias y los hongos son prácticamente primos lejanos”, dice el Dr. George Miller, coautor sénior del estudio y cirujano oncólogo y científico cuyo laboratorio estudia el microbioma bacteriano y su papel en el cáncer de páncreas.

Identificación de la función de los hongos

Hace más de un año, Miller y sus colegas publicaron un estudio preclínico en el que el uso de antibióticos originó una desaceleración del crecimiento del cáncer de páncreas y un aumento de la capacidad de las células inmunitarias para reconocer y erradicar las células del cáncer de páncreas, uno de los desafíos en inmunoterapia para este tipo de cáncer. Pero los modelos de ratones genéticamente modificados utilizados en el estudio también fueron tratados con medicamentos antimicóticos para evitar el crecimiento excesivo de hongos debido a estos antibióticos.

El trabajo fue devuelto en la primera presentación. Un revisor le dijo al grupo que tenían que controlar los antimicóticos utilizados en la investigación. Una vez que lo hicieron, el trabajo fue aceptado para su publicación. Como ventaja adicional, el equipo de investigación obtuvo algunos datos interesantes relacionados con hongos en los que basar el estudio actual, dice Miller, colíder de Tumor Immunology Research Program (programa de investigación en inmunología tumoral) en Perlmutter Cancer Center de NYU Langone Health y director del S. Arthur Localio Laboratory. “La mayoría de los científicos pensaba que el páncreas era simplemente estéril, que nada podía vivir allí, que no había bacterias, básicamente nada”, dice él. “Pero eso ya no se acepta ni remotamente. Nuestro propio trabajo muestra la función que cumplen las bacterias, y ahora estamos descubriendo por primera vez que los hongos también tienen una función. Para ser honestos, nunca esperamos que los hongos desempeñaran un papel potencialmente tan importante”.

Sobre el estudio

El estudio demuestra que la población de hongos es diferente en un páncreas afectado por el cáncer en comparación con un páncreas sano, tanto en ratones como en seres humanos. Pero los investigadores descubrieron que dar a los ratones con cáncer de páncreas un medicamento antimicótico, específicamente el poderoso agente de amplio espectro anfotericina B, dio como resultado una reducción del 20 al 40 por ciento en el peso del tumor y hasta una reducción del 30 por ciento en el desarrollo de la displasia ductal, un cambio celular que conduce al cáncer de páncreas, explica el Dr. Berk Aykut, becario de postdoctorado en el laboratorio del Dr. Miller. Además, el tratamiento antimicótico hizo que la gemcitabina, un medicamento de quimioterapia utilizado solo o en combinación con otros fármacos para tratar el cáncer de páncreas, fuera más eficaz, hasta en un 25 por ciento.

Para responder la gran pregunta sobre si el micobioma cambia a medida que las células sanas normales experimentan la oncogénesis, o se vuelven malignas, los investigadores analizaron más de 30 semanas de muestras fecales de ratones con cáncer de páncreas, específicamente el tipo más común de cáncer de páncreas, el adenocarcinoma ductal de páncreas o ACDP.

Además de usar técnicas genómicas y estadísticas para detectar las especies de hongos presentes, también se fijaron proteínas brillantes a los hongos para rastrear mejor la migración del intestino al páncreas. Se descubrió que estos hongos pueden ingresar al conducto pancreático. Este conducto es una estructura delgada en forma de tubo utilizada por el páncreas para llevar los jugos digestivos a los intestinos. Como su nombre lo indica, el adenocarcinoma ductal de páncreas se desarrolla cuando las células que recubren el tubo se vuelven malignas. Los hongos ingresan al páncreas al desplazarse por este conducto en la dirección opuesta a los líquidos digestivos.

En cuanto a los hongos que van hacia el páncreas, el mayor aumento de la población tanto en ratones como en tejidos humanos fue en un hongo llamado Malassezia, que es responsable de muchos problemas de la piel como el eccema, y problemas en el cuero cabelludo como la caspa. Algunas investigaciones también han vinculado el Malassezia al cáncer de piel y al cáncer colorrectal. Los hongos llamados Parastagonospora, Saccharomyces y Septoriella también se detectaron en cantidades mucho mayores en tejidos del adenocarcinoma ductal de páncreas en comparación con los controles sanos.

Una vez que se sometió a los ratones a un tratamiento antimicótico para eliminar las especies de hongos en el páncreas, los investigadores repoblaron esos páncreas con especies específicas de hongos para determinar cuál causó el crecimiento del cáncer. Detectaron que el cáncer se desarrolló un 20 por ciento más rápido en el páncreas de los ratones repoblados con Malassezia. La presencia de otras especies de hongos no afectó el desarrollo del adenocarcinoma ductal de páncreas. La razón por la que el hongo Malassezia parece estimular el crecimiento del ACDP es probablemente debido a una respuesta inmunitaria llamada cascada del complemento que puede conducir a un crecimiento anormal de tejido, explica Miller.

Los siguientes pasos

El equipo de investigación desea determinar qué hongos pueden estar más relacionados con el desarrollo del cáncer con la esperanza de idear maneras de poder frenar el crecimiento del tumor con medicamentos antimicóticos. “Ya hemos demostrado que los hongos pueden ser un buen adyuvante para el tratamiento con un antimicótico que actúe en sinergia con la quimioterapia con gemcitabina”, dice Miller. “En un mundo perfecto quisiéramos comprobar si tratar a los pacientes con antimicóticos hace mella en el cáncer de páncreas. Este es un primer paso importante y creo que llegaremos a realizar ensayos clínicos en un futuro cercano”.

Otra posible vía de exploración es usar hongos como posible biomarcador al examinar muestras fecales de pacientes que en la edad adulta pueden ser más propensos a tener cáncer de páncreas, dice Aykut.

Miller atribuye los hallazgos a todo el equipo. “Estas cosas nunca se hacen de manera aislada y se trabajó mucho en el tema; cada miembro del equipo trajo una experiencia especial al estudio”, dice él. Otros científicos involucrados en el estudio incluyen al coautor sénior, Dr. Deepak Saxena, profesor de Ciencias Básicas y Biología Craneofacial del NYU College of Dentistry y a la autora coprincipal, la Dra. Smruti Pushalkar, investigadora científica del NYU College of Dentistry, así como a otros investigadores del S. Arthur Localio Laboratory en los departamentos de Cirugía y Biología Celular de la NYU Grossman School of Medicine, e investigadores del Departamento de biología del Brooklyn College y los programas de biología y bioquímica de The City University of New York.