Tratamiento de la enfermedad
30 de diciembre, de 2024 • 6 Min

Cáncer de páncreas, diabetes y salud endocrina: lo que necesita saber

Dr. Afreen Shariff

La diabetes y el cáncer de páncreas suelen ir de la mano debido a la función que tiene el páncreas como fábrica de insulina del organismo.

¿Pero sabía usted que el mismo tratamiento del cáncer de páncreas puede influir en los niveles de azúcar en la sangre? ¿O que un páncreas dañado puede empeorar la diabetes existente o causar un tipo poco reconocido, llamado diabetes de tipo 3c?

Por estas razones, entre otras, la Dra. Afreen Shariff, directora del Duke Endo-Oncology Program, en Durham, Carolina del Norte, y cofundadora de una clínica virtual de apoyo para el cáncer llamada Citrus Oncology, cree que toda persona que padece cáncer de páncreas debería contar con un endocrinólogo en su equipo de tratamiento. 

La quimioterapia, la inmunoterapia, la radiación y la cirugía pueden alterar cómo el organismo produce o responde a la insulina. Los tratamientos también pueden dañar las glándulas tiroideas y suprarrenales, que regulan hormonas importantes que ayudan al organismo a funcionar. Mantener estas y otras funciones endocrinas bajo control puede ser un factor clave durante el tratamiento del cáncer.

“Si no se siente bien durante el tratamiento del cáncer y tiene síntomas como fatiga nueva o que ha empeorado, aumento de la micción, sed y pérdida de peso inesperada, los niveles anormales de azúcar en la sangre podrían estar contribuyendo”, dice Shariff. Es posible que se deba suspender el tratamiento del cáncer para tener tiempo de controlar los niveles elevados de azúcar en la sangre, y esto podría resultar muy perjudicial para el éxito del tratamiento o llevar a terapias más tóxicas en el futuro, explica.

Cuando la diabetes es más que solo diabetes

El páncreas es la fábrica que produce insulina, y es el órgano que determina si se presenta la diabetes y cuándo lo hace. Al comer, se libera insulina para mover el azúcar resultante a través del organismo hacia donde se necesita o donde se almacena para su uso posterior. Si el páncreas está ocupado por el cáncer y no puede producir suficiente insulina, el azúcar no se mueve de manera adecuada y permanece en la sangre, lo que provoca un aumento en los niveles de azúcar en la sangre.

En personas con diabetes preexistente, un control que muestre que la diabetes ha empeorado puede ser un signo temprano de cáncer de páncreas. Lamentablemente, también puede pasarse por alto o ser descartado en otros casos cuando es una diabetes de diagnóstico reciente, ya que la diabetes es un diagnóstico común. Se considera que alrededor de un tercio de la población de EE. UU. es prediabética y propensa a niveles altos de azúcar en la sangre.

Los niveles altos de azúcar no siempre le hacen sentir mal (un nivel de azúcar en la sangre de 200 mg/dL se considera alto, pero la mayoría de las personas pueden tolerar hasta 500 mg/dL antes de sentirlo), y los síntomas pueden ser sutiles. Desafortunadamente, esto puede hacer que sea difícil identificar la gravedad de la situación, explica Shariff.

Si nota una pérdida de peso rápida acompañada de visión borrosa, náuseas, calambres, sensación de saciedad sin comer mucho u otros síntomas gastrointestinales, esto no es normal y debe investigarse más a fondo, recomienda.

Qué tener en cuenta durante el tratamiento y después de él

Los tratamientos del cáncer pueden causar estragos en su sistema endocrino, no solo por las terapias que destruyen el cáncer, sino también por los esteroides que muchas veces las acompañan.

Muchos tratamientos del cáncer incluyen la aplicación intermitente de esteroides cada pocas semanas. Los niveles de azúcar en la sangre pueden aumentar durante ese tiempo: en una persona con un nivel base de 150 mg/dL, el nivel podría aumentar a 300 o 400 mg/dL, señala Shariff.

La conciencia y la preparación pueden ser de gran ayuda para mitigar la situación, y un endocrinólogo puede sugerir ajustes en la alimentación, enzimas pancreáticas y medicamentos para tratar los niveles elevados de azúcar en la sangre durante este tiempo. Por ejemplo, es posible que los pacientes necesiten recibir una combinación de inyecciones de insulina de acción rápida y de acción prolongada durante algunos días.

Los cambios en la capacidad del organismo para producir y mantener los niveles de insulina también pueden continuar después del tratamiento.

El daño al páncreas puede causar algo llamado diabetes pancreatogénica (también conocida como diabetes de tipo 3c). Muchas veces infradiagnosticada, este tipo de diabetes es diferente de la diabetes más típica de tipo 1 o de tipo 2. La diabetes de tipo 1 es causada por un ataque del sistema inmunitario que resulta en una deficiencia de insulina, mientras que la diabetes de tipo 2 se caracteriza por la resistencia a la insulina. La diabetes de tipo 3c es similar a la diabetes de tipo 1, en el sentido que hay deficiencia de insulina. Cuando los pacientes reciben esteroides como parte de sus tratamientos para el cáncer, se vuelven resistentes a la insulina, de modo similar a la diabetes de tipo 2, lo que convierte a la diabetes de tipo 3c en un desafío único.

Por lo tanto, su tratamiento también es un poco diferente y más particular y preciso, explica Shariff. “Sus necesidades de tratamiento pueden cambiar con el tiempo si el páncreas sufre más daño”.

Después del tratamiento, los pacientes deben someterse a pruebas para determinar cuánta insulina produce el organismo y ajustar el tratamiento a partir de esos resultados. Los pacientes que padecen cáncer de páncreas y que tenían diabetes de tipo 2 controlada con medicamentos orales como la metformina antes del tratamiento podrían tener que agregar insulina a su plan de atención después del tratamiento, por ejemplo.

Es fundamental gestionar la diabetes preexistente y la inducida por el tratamiento

La diabetes es una enfermedad compleja, por lo que es necesario emplear varias estrategias para controlarla. Además, la diabetes afecta a cada persona de manera diferente, por lo que los planes de tratamiento son altamente personalizados.

Lo ideal es que los pacientes con cáncer de páncreas puedan acceder a un endocrinólogo que también piense como un oncólogo, que anticipe los cambios en el apetito, la energía y el azúcar en la sangre que podrían acompañar a los diferentes estadios del tratamiento del cáncer y ajustar la alimentación, el ejercicio y los planes de medicación en función de la situación.

La oncoendocrinología (también llamada endocrino-oncología) es un campo emergente en la interrelación entre la oncología y la endocrinología que se especializa en la atención de pacientes con cáncer que tienen enfermedades endocrinas preexistentes o nuevas, desde diabetes hasta disfunción pituitaria, hiperglucemia inducida por esteroides o anomalías tiroideas inducidas por medicamentos.

“La atención de la diabetes es un excelente caso de estudio de una enfermedad que puede tratarse de manera remota”, dice Shariff. “Trabajamos con números, como los niveles de A1C, los datos de azúcar en la sangre obtenidos a través de dispositivos de monitoreo continuo de la glucosa, que son fáciles de obtener. Siempre y cuando tengamos acceso a los datos, todo se puede hacer de manera remota”. Debido a esto, incluso si no hay especialistas en oncoendocrinología disponibles en cada centro de tratamiento, a menudo se pueden organizar consultas virtuales.