Historias de sobrevivientes
13 de septiembre, de 2024 • 5 Min

No es momento para la autocompasión

David Smith

David Smith and family
  • Diabetes de diagnóstico reciente fue la primera pista
  • Búsqueda de segunda opinión llevó a un diagnóstico temprano
  • Quimioterapia con FOLFIRINOX
  • Pancreatectomía distal y esplenectomía

Cuando me diagnosticaron diabetes, cambié la dieta y aumenté la actividad física. Pero pronto me di cuenta de que había perdido más peso del que pretendía.

Junto con la pérdida de peso tenía dolores digestivos. Mi nuera me insistió en que me hiciera un chequeo porque mis síntomas eran extrañamente familiares. Su padre tuvo el mismo grupo de síntomas antes de que le diagnosticaran cáncer de páncreas, y ella estaba preocupada. Me tomé muy en serio su consejo y de inmediato pedí cita con el médico.

Cómo comenzó

El primer médico que me atendió dijo que mi importante pérdida de peso se debía a la dieta sana que hacía, la cual estaba intentando seguir después de que me diagnosticaran diabetes tras un procedimiento quirúrgico previo. No estaba convencido de su conclusión. Como es mejor prevenir que curar, busqué una segunda opinión.

Mi segundo médico me pidió una tomografía computarizada y, en medio de las pruebas, empecé a sentir un dolor importante en la parte baja de la espalda y el abdomen. Al médico no le gustó lo que vio en la tomografía y me envió a un gastroenterólogo para que me hiciera más pruebas, incluida una prueba de CA 19-9 y una endoscopia. Después de realizar todas las pruebas, el gastroenterólogo me dijo que tenía tumores malignos en la cola y el cuello del páncreas. Agradezco mucho haber escuchado a mi nuera y que pudiéramos detectarlos a tiempo.

En el momento de mi diagnóstico original, no pudieron determinar mi estadio, pero estimaron que, debido a que el cáncer aparentemente no se había diseminado a ningún otro lugar, se trataba de un adenocarcinoma de páncreas en estadio II o III. La buena noticia era que podría ser candidato para someterme a cirugía. (Más tarde, después de la cirugía, me enteré de que estaba en el estadio I).

Nada especial

Empecé a atenderme con la Dra. Devika Rao, oncóloga gastrointestinal, y el Dr. William Jarnagin, cirujano, de Memorial Sloan Kettering Cancer Center (MSKCC) en la ciudad de Nueva York, no demasiado lejos de mi hogar en Nueva Jersey.

El plan inicial era recibir seis rondas de quimioterapia seguidas de cirugía y otras seis rondas.  De inmediato, mi equipo me sometió a un régimen agresivo de quimioterapia con la esperanza de reducir los tumores lo suficiente como para poder operar.

Pero nos topamos con un obstáculo en el camino. Debido a los dos tumores que tenía en el páncreas, me dijeron que no podría operarme hasta después de los 12 ciclos. Durante este tiempo me hicieron pruebas genéticas en el tumor y encontraron una mutación KRAS, que no cambió mi plan de tratamiento.  

Un desvío con C. Diff

Empecé mis doce rondas de FOLFIRINOX. Los efectos secundarios fueron mínimos, pero inesperadamente tuve graves problemas gastrointestinales, que me llevaron de nuevo a pasar una semana en el hospital. Al final, los médicos determinaron que tenía Clostridioides difficile (conocida como C. diff), una infección bacteriana en el colon que podría haber sido causada por un antibiótico que tomé antes de empezar la quimioterapia.

A pesar del contratiempo, les dije a mis médicos que quería seguir con la quimioterapia a toda velocidad. Así que seguimos. Mi cuerpo respondió bien. Mis cifras de CA 19-9 bajaron, mis tumores se redujeron y mis tomografías estaban muy bien. Pregunté a mis médicos si podía dejar la quimio antes de lo indicado, ya que estaba respondiendo tan bien. Después de escuchar muchas opiniones, tomamos juntos la decisión de seguir con el plan completo. Si hubiera interrumpido la quimioterapia a mitad de camino, procedido a la cirugía y no obtenido el resultado adecuado, es posible que no hubiera podido volver a la quimioterapia. Así que continuamos con el tratamiento indicado.

Finalmente, la pancreatectomía

Terminé las doce rondas de quimioterapia a principios de octubre. Dos semanas después, me hicieron una pancreatectomía distal y una esplenectomía. Me desperté cuatro horas más tarde con la gran noticia de que la operación había sido un éxito. Mis médicos consiguieron márgenes libres de cáncer y evitaron la afectación de los ganglios linfáticos, ambos indicios de un resultado excelente.

En cuanto a los efectos secundarios, ahora soy diabético insulinodependiente y tengo una neuropatía continua en los pies y las manos. Ambos son manejables.

Estoy muy agradecido al equipo que me atiende en el MSKCC, a mi red de familiares y amigos, a mi fe en Dios y, por supuesto, a mi nuera por haberme impulsado a consultar a un médico sobre mis síntomas en primer lugar.

Cómo va todo ahora

Ha pasado casi un año desde que terminé la quimioterapia y me hicieron la pancreatectomía. Hoy, por la gracia de Dios y los increíbles esfuerzos de mis médicos y cuidadores, ¡no hay indicios de enfermedad en mi cuerpo!

Aunque el diagnóstico fue devastador al principio, mi estrategia fue reflexionar sobre mis bendiciones, aceptar con gusto el apoyo de mi familia y mis amigos, y prepararme para el reto de mi vida. Hice todo lo posible por mantener la normalidad siempre que mi cuerpo me lo permitió. Gran parte de mi éxito se debe a que mantuve los pies en la tierra durante todo mi tratamiento. Pasé tiempo con mis hijos y nietos, navegando, nadando y jugando al tenis y al pickleball. Además, cuando había que actuar rápido, me desprendí de toda autocompasión. Me obligué a esperar con ilusión cada tratamiento de quimioterapia porque cada uno era un paso más hacia mi objetivo.