Un largo recorrido que empezó con una pancreatitis
- Una pancreatitis conduce al diagnóstico de carcinoma de células acinares
- Pancreatectomía distal y esplenectomía
- Las recurrencias conducen a quimioterapia, terapia dirigida y dos tipos de radioterapia
Todo empezó en junio de 2017 con un episodio de pancreatitis.
La pancreatitis volvía una y otra vez. Mis médicos dijeron que cada recurrencia de pancreatitis aumentaba la probabilidad de cáncer de páncreas. Por eso decidimos hacer tomografías computarizadas regularmente para controlar más de cerca el páncreas. Esto lo hicimos más de un año.
Una tomografía mostró algo anormal en el páncreas en octubre de 2018. Mi gastroenterólogo ordenó una ERCP y me tomó una biopsia. Tras analizar detenidamente informes contradictorios, se llegó a la conclusión de que tenía un carcinoma de células acinares (CCA) en estadio II, una forma poco común de cáncer de páncreas.
Era un círculo vicioso: los episodios de pancreatitis causaron cáncer, pero debido a ellos vigilábamos la zona y el cáncer se detectó a tiempo.
Cirugía primero
El Dr. Ganesh Gunasekaran me hizo una pancreatectomía distal y esplenectomía en Mount Sinai, Nueva York, en diciembre de 2018. En el procedimiento, el Dr. Gunasekaran extirpó el tumor de la cola del páncreas. Optamos por no hacer tratamientos postoperatorios porque los márgenes del tumor extirpado estaban limpios. Además, los 22 ganglios linfáticos examinados durante la operación dieron negativo, y había poca evidencia de que la quimioterapia sería beneficiosa para mí.
Yo no quería agraviar a mi cuerpo si no era absolutamente necesario.
Mi vida cambió para siempre
Tres meses después de la cirugía (marzo de 2019), la tomografía computarizada de seguimiento no mostró indicios de cáncer. Pensé que iba por buen camino. Pero otra tomografía tres meses después mostró 25 inesperados tumores metastásicos en el hígado. Estadio IV. Esto fue, sin ninguna duda, un shock. En cuestión de minutos mi vida dio un vuelco y cambió para siempre.
Mi cirujano me recomendó al Dr. Richard Lee, un oncólogo de Merrick, cerca de mi apartamento de Long Beach, en Long Island. Fui a verlo al día siguiente. Me dijo que debía empezar quimioterapia de inmediato y con el régimen más fuerte disponible: FOLFIRINOX. En dos días tenía instalada la vía de acceso y estaba listo para las primeras infusiones.
Insistí en una hacerme otra biopsia
Antes de empezar el tratamiento, yo quería tener certeza absoluta de que se trataba del mismo tipo de cáncer de células acinares que me habían diagnosticado antes. Otro tipo de cáncer podría requerir un tratamiento distinto. Así que insistí en que me hicieran una biopsia de los nuevos tumores. Los resultados llegaron mientras me preparaban para la primera infusión. Sí, era el mismo carcinoma de células acinares.
Seguí adelante con la infusión de FOLFIRINOX y me dieron un paquete de fluorouracilo (5-FU) para llevarme a casa como regalo de despedida. Dos días después de completar el tratamiento en casa, decidí suspender la quimioterapia. No es que los efectos secundarios fueran muy graves. Solo quería probar algo distinto y no recibir una quimioterapia tan fuerte. También consulté con la Dra. Allyson Ocean en Weill Cornell Medicine (Nueva York) sobre las opciones de tratamiento. Decidí intentar un tratamiento alternativo por cuatro meses; al final resultó ineficaz, así que volví al tratamiento convencional.
El momento justo
Por esta época me hice pruebas genéticas que mostraron que soy portador de la mutación de BRCA2. La mutación de BRCA2 me hacía candidato para Lynparza. ¡En el momento justo! El 27 de diciembre de 2019, un día antes de cumplir 70 años, recibí el mejor regalo que podría haber pedido: la FDA aprobó el inhibidor de PARP Lynparza para el tratamiento de cáncer de páncreas. Dos semanas más tarde empecé a recibir el tratamiento en casa.
En el transcurso de 18 meses con este tratamiento, los tumores se redujeron y finalmente desaparecieron. A diferencia de un episodio memorable de Seinfeld, el “encogimiento” es algo estupendo para enfermos de cáncer. Es la palabra que todos esperamos oír.
Mientras tomaba Lynparza, empecé a padecer anemia. Dejé de tomar el fármaco unas tres semanas y luego lo reanudé con una dosis más baja; esto eliminó el problema. Durante el siguiente año y medio con este tratamiento sentí que todo iba bien. Pero mi historia no termina allí.
Terapia dirigida al hígado con Y90
Empezaron a crecer nuevos tumores en el hígado. Esta vez la Dra. Ocean y yo optamos por radioterapia con itrio-90 (Y90). El procedimiento fue realizado por el Dr. Steve Lee en Weill Cornell. Dio resultado y tuve pocos efectos secundarios, aunque la radiación fue intensa. Cuando volvieron a aparecer tumores en el hígado unos meses después, repetí el tratamiento y funcionó. Pero este no es el final de mi historia…
Por diez felices meses no hubo enfermedad activa en mi organismo. En la primavera de 2022 una tomografía mostró dos tumores en el peritoneo, el revestimiento de la cavidad abdominal. Desde el principio, uno de mis objetivos era evitar quimioterapia fuerte y sus efectos secundarios. La Dra. Ocean accedió a mi petición que quimioterapia metronómica, que es una dosis más baja y más frecuente. Lo hice por tres meses; por desgracia no dio resultado, y los tumores aumentaron en tamaño y número.
Decidimos entonces probar radioterapia corporal estereotáctica (SBRT). Este tratamiento fue administrado por el Dr. John Ng, oncólogo de radioterapia de Weill Cornell Medicine. También comencé a recibir Keytruda. Empecé el tratamiento con una infusión de Keytruda dos semanas antes de la SBRT, otra durante los cinco días de la SBRT, y luego una continuación de Keytruda hasta finales de enero.
¡La SBRT y el Keytruda funcionaron!
Los tres tumores se redujeron y al final uno desapareció. En general, la combinación de SBRT y Keytruda fue un éxito. No tuve efectos secundarios de la SBRT, pero sí algunos del Keytruda, como hipotiroidismo, que está bajo control con levotiroxina. Desde luego, la historia continúa.
En abril de 2023 noté un bulto en el pecho. Una tomografía anterior había mostrado algo que los médicos interpretaron como un remanente de la SBRT o un poco de tejido cicatricial. El bulto tenía un centímetro de diámetro, así que lo dejamos. Resultó ser otro tumor de células acinares en el músculo recto derecho, y crecía semana tras semana. Pronto iba a poder colgar una toalla de él. Me programaron para otra SBRT, pero yo preferí operarme. El Dr. Michael Kluger, de Columbia University Irving Medical Center (Nueva York), extirpó el tumor el 30 de junio de 2023. No hubo complicaciones y los márgenes estaban libres de cáncer.
Ha sido un largo camino
En septiembre las tomografías mostraron cinco nuevos tumores en el hígado y uno en el epiplón. No puedo librarme de las recurrencias. Volví con el Dr. Steve Lee para un procedimiento con Y90 en el hígado y visité nuevamente al Dr. Ng para los tratamientos de SBRT para el tumor en el epiplón. Mis últimas tomografías de diciembre mostraron que todos estos tumores ya están muertos. ¡Yupi! Lamentablemente, tengo un nuevo tumor de unos 2 cm en el hígado y otro pequeñito, de unos 7 mm, en el peritoneo. El 28 de diciembre, cuando cumplo 74 años, voy a ver al Dr. Ng para programar tratamientos de SBRT en ambos tumores. No me cabe duda de que estos tumores correrán la misma suerte que los que fueron aniquilados de la misma forma antes.
Hasta ahora he conseguido evitar los tratamientos de quimioterapia más fuertes, que era mi objetivo desde el principio. Gracias a esto, he podido esquivar los efectos secundarios más impactantes sobre la calidad de vida, como neuropatía, sensibilidad al frío, náuseas y cansancio extremo. He podido hacer mucho de lo que hacía antes del diagnóstico, y estoy muy agradecido.
Después de este larguísimo viaje, me siento orgulloso de ser una persona que vive con cáncer de páncreas.