Nuevas pautas de detección en cáncer gastrointestinal para pacientes de alto riesgo
Para el año 2030, se prevé que el cáncer de páncreas será la segunda causa más común de muerte por cáncer en los EE. UU.
Aunque se considera que es un cáncer relativamente poco frecuente, las mutaciones genéticas heredadas pueden aumentar el riesgo de que una persona tenga la enfermedad. Para la mayoría de los casos de cáncer, la detección temprana contribuye a una supervivencia más prolongada. Sin embargo, a la mayoría de los pacientes con cáncer de páncreas se los diagnostica en estadios posteriores, cuando la cirugía ya no es una opción. Esto se debe en parte al hecho de que en los primeros estadios muchas personas pueden no tener síntomas indicativos de cáncer de páncreas, lo que hace que sea mucho más difícil de detectar.
En mayo de 2022, la Sociedad Americana para Endoscopia Gastrointestinal (ASGE) publicó un nuevo conjunto de pautas nacionales. En estas pautas, se recomienda que los pacientes con un mayor riesgo debido a la susceptibilidad genética se realicen pruebas de detección para el cáncer de páncreas una vez por año. Si bien las pautas anteriores habían restringido la detección solo a aquellas personas con mutaciones BRCA 1/2 que tenían antecedentes familiares de cáncer de páncreas, este nuevo conjunto de pautas ahora recomienda la detección para todos los pacientes con esas variaciones genéticas, independientemente de los antecedentes familiares.
“Menos del 25 por ciento de los pacientes con BRCA1/2 que padecen cáncer de páncreas en realidad tienen antecedentes familiares de la enfermedad”, explica el gastroenterólogo Amitabh Chak, M.D., profesor de Medicina y Oncología en la Case Western Reserve University School of Medicine y el Brenda and Marshall B. Brown Master Clinician in Innovation and Discovery at University Hospitals UH Seidman Cancer Center (Cleveland, Ohio). “Posiblemente, pasaríamos por alto algunos casos de cáncer [de páncreas] [pancreatic] en este grupo si solo examináramos a aquellas personas que tengan antecedentes familiares de la enfermedad”.
Aunque no hay duda de que realizar pruebas de detección en personas de alto riesgo puede resultar un componente importante de la detección temprana, estas nuevas pautas también destacan los posibles riesgos derivados de los resultados falsos positivos de las pruebas de detección. Se insta a que los proveedores asesoren a los pacientes antes de inscribirlos en un programa de detección de alto riesgo.
Los datos conducen a nuevas pautas
El primer conjunto de pautas para la detección de alto riesgo comenzó hace aproximadamente una década y se publicó en varias revistas de gastroenterología. Esas pautas se crearon con base en un consenso de expertos, en lugar de cualquier sociedad o grupo, explica Chak. Sin embargo, “estas [new]pautas tienen base empírica”, agrega. “Comenzamos creyendo que la detección de alto riesgo sería eficaz. Pero ahora tenemos datos, en lugar de solo opiniones”.
Por ejemplo, un estudio determinó que casi dos tercios de los casos de cáncer de páncreas que se presentan en individuos con BRCA1/2 se pasarían por alto si las pruebas de detección se limitaran únicamente a aquellas personas con antecedentes familiares. La investigación también muestra que los casos de cáncer de páncreas en pacientes con BRCA1/2 responden bien al tratamiento con inhibidores de PARP (poli [ADP-ribose]polimerasa). “Un problema con los antecedentes familiares es que dependen del tamaño de la familia que uno tiene”, dice Chak. “Es posible que uno no tenga una familia numerosa y entonces se perdería las pruebas de detección. También sabemos que los inhibidores de PARP ayudan a tratar este subgrupo de pacientes y también habrá nuevos medicamentos. Así que valió la pena expandirlo”.
Como parte del proceso de desarrollo de las pautas, los investigadores también analizaron los posibles daños de las pruebas de detección del cáncer de páncreas. Concluyeron que las pruebas de detección, como la colangiopancreatografía por resonancia magnética y la ecografía endoscópica, eran seguras y de bajo riesgo.
Sin embargo, el riesgo de someterse a una cirugía como consecuencia de un resultado falso positivo en cualquiera de estas pruebas también se consideró como parte del proceso de desarrollo de las pautas. “Existe una pequeña posibilidad de que un paciente se someta a una cirugía en la que no se encuentre nada”, dice Chak. “Así que someterse a una cirugía no brinda ningún beneficio, y la cirugía sí conlleva riesgos”.
Hablar con los pacientes es vital
Ahora que las pruebas de detección se ofrecerán potencialmente a más personas, es fundamental que los gastroenterólogos y los pacientes hablen tanto de las ventajas como de las posibles desventajas de las pruebas de detección”, añade Chak, que forma parte del Estudio de detección del cáncer de páncreas (CAPS), un programa de investigación de varios institutos desarrollado para evaluar la eficacia de las pruebas de detección temprana en personas con alto riesgo de cáncer de páncreas y para investigar nuevos biomarcadores y así mejorar la detección temprana. Un estudio reciente publicado en el Journal of Clinical Oncology muestra que la mayoría de los casos de cáncer de páncreas diagnosticados dentro de la cohorte de alto riesgo de CAPS en los últimos años han padecido enfermedad en estadio I con supervivencia a largo plazo.
“Algunas personas sin antecedentes familiares de cáncer de páncreas, pero que sí tienen una mutación BRCA, agradecerán esto. Algunos pueden no querer ser evaluados”, dice Chak. “La gente necesita tomar la decisión correcta para ellos sabiendo tanto las ventajas como las desventajas”. Hay pruebas que sugieren que la detección tiene un efecto beneficioso en los pacientes: tienen menos ansiedad en comparación con los pacientes que no se hacen la prueba.
La detección temprana de la enfermedad es vital para aquellas personas con susceptibilidad genética, pero también para aquellos sin esa susceptibilidad que no cumplen los requisitos para la detección de alto riesgo. “Hay una falta real de biomarcadores no invasivos que puedan ayudar a detectar lesiones precursoras y cáncer de páncreas temprano”, explica Chak. “Se están realizando muchas investigaciones en esta área. Tengo esperanzas”.
Como médico, Chak dice que uno de los mayores beneficios de las pruebas de detección es tener noticias de los pacientes. “He sido parte del Consorcio CAPS para la detección de alto riesgo durante los últimos siete u ocho años, y hemos identificado a un par de personas con cánceres tempranos o displasias”, dice. “Recibí un correo electrónico de uno de esos pacientes que atendí hace tres años. Está muy feliz de haberse sometido a las pruebas de detección. Es uno de esos correos electrónicos que te hacen sentir la alegría de ser médico”.