Un diagnóstico inesperado después de la cirugía
- El procedimiento de Whipple arroja un diagnóstico inesperado de cáncer de páncreas
- Radioterapia corporal estereotáctica (SBRT) para un primer ensayo clínico
- Segundo ensayo de tratamiento convencional empleado de manera novedosa
- El tercer ensayo incluye vacunas
Soy una sobreviviente del cáncer de páncreas.
Después de tres episodios de pancreatitis aguda, sin motivo conocido, en un período de dos años, acudí al Hershey Medical Center para realizarme una ecografía endoscópica (EUS) y una biopsia de un seudoquiste. Las pruebas mostraron que tenía un quiste mucinoso benigno de baja incidencia que debía extirparse mediante un procedimiento de Whipple. Por mi experiencia en la facultad de enfermería, sabía de la gravedad del Whipple, por lo que le pedí a un amigo médico que me derivara a alguien para solicitar una segunda opinión. Me envió al Dr. Christopher Wolfgang en Johns Hopkins (ahora trabaja en NYU Langone en Nueva York).
Un diagnóstico sorpresa
El Dr. Wolfgang confirmó la necesidad de realizar el procedimiento de Whipple, por lo que el 14 de agosto de 2013, me sometí a cirugía en Johns Hopkins. Me desperté después de una cirugía de ocho horas, que se suponía que iba a durar seis horas, y encontré a mi familia muy nerviosa e incómoda. Antes de la cirugía, mi familia italiana, que es grande y ruidosa, no paraba de reírse; una respuesta innata e inapropiada a la gran ansiedad. Pero ahora en la UCI, a primera vista, cuatro de mis seis hijos, mi esposo y mis hermanas parecían angustiados. Fue entonces cuando descubrí que me habían encontrado un adenocarcinoma, un tumor maligno, junto con el quiste. Tenía cáncer de páncreas.
Tratamiento y ensayos clínicos
Durante el siguiente año, participé en tres ensayos clínicos en Hopkins. Primero, me sometí a radioterapia corporal estereotáctica (SBRT) con el Dr. Joseph Herman (que ahora trabaja en Northwell Health en Nueva York). El tratamiento consistía en 45 minutos diarios durante 5 días y, en una semana, recibí una dosis de radiación equivalente a la que se recibe durante toda la vida.
Mi oncólogo, el Dr. Dung Le, me sometió a 12 sesiones de quimioterapia con FOLFIRINOX, que es una mezcla rigurosa de tres medicamentos de quimioterapia y una supervitamina, mediante una infusión de ocho horas cada dos semanas. FOLFIRINOX suele usarse para el cáncer metastásico; el ensayo tenía como objetivo determinar su eficacia en cánceres en fases iniciales. Unos días después del tratamiento de quimioterapia, acabé siendo internada debido a la deshidratación y a un dolor abdominal resistente al tratamiento. Mi hermoso cabello largo y rizado adquirió una textura como de otro mundo hasta terminar cayéndose por completo. Presionar el botón en el control remoto de la televisión se volvió una actividad aeróbica mientras soportaba los agotadores efectos secundarios del FOLFIRINOX. Completé las 12 sesiones de quimioterapia según el cronograma y según las dosis, con una sonrisa en el rostro, cosa que me llena de orgullo. Mis amigos y familiares me ayudaron de innumerables maneras.
Ahora, acudo a Hopkins cada seis meses para someterme a una tomografía computarizada, a quimioterapia de dosis baja con Cytoxan para inhibir el sistema inmunitario, y luego recibir seis vacunas experimentales. Las vacunas tratan de enseñar a mi sistema inmunitario a reconocer y eliminar las células cancerosas. Hasta ahora, sigo sin tener cáncer.
Consejos para otros pacientes
Internet es un sitio terrorífico para las personas que acaban de recibir un diagnóstico de cáncer de páncreas. Lo que quiero decirles es: ¡¡¡HAY ESPERANZA!!! Mi consejo es:
- Conviértase en el mejor defensor de su salud.
- Obtenga una segunda opinión en una institución educativa importante. La segunda opinión que recibí en Hopkins me salvó la vida y estaré siempre agradecida al equipo que me trató.
- Deje que sus amigos y familiares le ayuden. Ellos lo necesitan y usted los necesita a ellos.
- Para aquellos que tengan fe en algo, déjense llevar por ella; mi fe ha sido de gran ayuda en mi caso.
Dirijo un grupo de apoyo para enfermos de cáncer de páncreas y sus cuidadores que está diseñado para ser seguro, esperanzador, inspirador y alegre. También fundé la sección central de Pennsylvania de The National Pancreas Foundation (NPF) para recaudar fondos y crear conciencia sobre la investigación del cáncer de páncreas. Nunca hubiera elegido esta trayectoria, pero me siento agradecida por esta experiencia, ya que gracias a ella he podido atestiguar lo mejor de la humanidad. La bondad, la compasión, la atención y el amor que ofrecen los demás son la ayuda que necesitamos para encontrar una cura.