Suerte, determinación y apoyo
- El “mariscal de campo” médico nos guía en la elección de médicos y tratamientos
- Quimioterapia y SBRT para reducir el tumor
- Procedimientos de NanoKnife y Whipple combinados
En el otoño de 2015 comencé a sentir dolores en la parte media de la espalda.
Era un académico jubilado, tenía 75 años y gozaba de buena salud. Mis radiografías y ecografías no fueron concluyentes, pero el análisis de sangre indicaba que mi nivel de lipasa, una enzima pancreática, estaba fuera de lo normal. Ese resultado me asustó y pensé que tenía cáncer; le pedí a mi médico de cabecera que me derivara al Princess Margaret Hospital (PMH), el centro oncológico más importante de Canadá.
La tomografía computarizada no fue concluyente, pero la resonancia magnética (RM) de enero de 2016 indicó que tenía cáncer de páncreas local avanzado en estadio III. El tumor estaba en la cabeza del páncreas y había células cancerosas alrededor de la arteria mesentérica superior. Me informaron que los únicos tratamientos disponibles eran quimioterapia y radiación, pero no había procedimientos disponibles en Canadá para extirpar el tumor de la arteria afectada. Una biopsia confirmó los resultados de la RM y me insertaron una vía de acceso para los tratamientos de quimioterapia y análisis de sangre.
La suerte estaba de mi lado
Tuve la suerte de que me diagnosticaran antes que a la mayoría de los pacientes. Mi suerte mejoró y mi tratamiento cambió cuando una sobrina nos informó que el tío de su esposo, un oncólogo especializado en cáncer de páncreas, trabajaba en el Columbia/Presbyterian Hospital de la ciudad de Nueva York. Este oncólogo me dio información sobre el procedimiento NanoKnife, también conocido como electroporación irreversible (IRE). El médico coloca electrodos alrededor del tumor, y una corriente eléctrica hace que mueran las células entre ellos.
El tío me recomendó que consultara con el Dr. John Chabot, un renombrado experto en procedimientos de NanoKnife y Whipple, y director del Pancreas Center en el New York-Presbyterian Hospital. Hasta hoy, llamo al tío de mi sobrina mi mariscal de campo de Columbia; es un colaborador necesario para luchar contra una enfermedad grave.
Mis diferentes tratamientos
Debido a mi ascendencia judía askenazí, me hicieron pruebas para detectar la mutación del gen BRCA y otros marcadores del cáncer de páncreas. Todos los resultados fueron negativos. Los análisis de sangre indicaron que no segregaba CA 19-9, el marcador tumoral pancreático. Las tomografías computarizadas eran el único método para delinear la vida del tumor.
Mi tratamiento comenzó con cuatro sesiones de quimioterapia con FOLFIRINOX, que me administraban por tres días cada dos semanas. Después de la primera sesión, me llevaron a la sala de emergencias, porque tenía náuseas y vómitos excesivos. Cambiaron el medicamento para combatir las náuseas y modificaron la fórmula de la quimioterapia. El nivel de glóbulos blancos estaba bajo y mi mariscal de campo de Columbia me recomendó usar Neulasta para estimular su producción.
Estaba claro que tenía que irme de Canadá si quería recibir un tratamiento aparte de quimioterapia y radiación. El 25 de mayo de 2016, después de las ocho sesiones de quimioterapia, me fui a la ciudad de Nueva York con los últimos resultados de mis tomografías computarizadas para una consulta con el Dr. Chabot. Su diagnóstico fue que mi tumor se había reducido en un 20 % y me recomendó que, antes de la cirugía, me sometiera a radioterapia corporal estereostática (SBRT). En julio recibí tres sesiones de SBRT con el Dr. Yee Ung en el Odette Cancer Centre en Sunnybrook Hospital. El 26 de agosto, me hicieron los procedimientos combinados de NanoKnife y Whipple en Columbia/Presbyterian.
Después de la cirugía, el informe patológico determinó que no había cáncer en los márgenes ni en ganglios linfáticos de la zona. Desde mi cirugía, las cuatro tomografías computarizadas hechas en PMH determinaron que los márgenes y ganglios linfáticos seguían libres de cáncer.
Estoy agradecido por la atención maravillosa que recibí en Canadá, tanto en PMH como en Sunnybrook. Como dicen, la atención “no tiene precio”. Es lamentable que haya tenido que salir del país para llegar a estar libre de cáncer: caí en las grietas del sistema de atención médica, que en todos los otros sentidos es excelente. Por suerte, las cosas están cambiando: en septiembre de 2017 en Toronto General Hospital comenzaron un ensayo que usa el procedimiento de NanoKnife para el cáncer de páncreas.
Efectos secundarios del tratamiento
Tuve los efectos secundarios usuales del tratamiento. El más notable es la neuropatía periférica en las manos como resultado de las sesiones de quimioterapia. Debido a la falta de apetito después de las cirugías, mi peso bajó a 150 lb (68 kg). Consulté con un nutricionista que me ayudó con sugerencias de dietas y suplementos para contrarrestar el cáncer y la osteoporosis.
Debido a los continuos problemas de estómago, he estado consultando con un gastroenterólogo comprensivo, el Dr. Young-in Kim. No tengo palabras para expresar lo buena que es la Dra. Valerie Ha, mi maravillosa médica de cabecera que se mantiene al tanto de todas mis necesidades médicas como mi mariscal de campo de Toronto. Por suerte, he aumentado 15 libras (casi 7 kg) en los últimos tres meses. Ahora tengo que controlar mi consumo de queso cheddar y helado.
Mi fórmula para otras personas
- Un equipo de médicos especializados, especialmente alguien como el Dr. Chabot, cirujano y persona de primera categoría.
- Un médico que sea el “mariscal de campo” para ayudar con las complejidades del mundo médico.
- Una colaborada increíble como mi esposa, que actuó como cuidadora, investigadora, compañera constante y persona de apoyo.
- Otras personas de apoyo, como mi hija Samantha y mi hijo Lindsay; nuestros buenos amigos Linda, Lloyd y Elaine que nos llevaban a las sesiones de quimioterapia y me levantaban el ánimo; y mis primos Patti y Mike que nos recibieron en su hogar durante mi convalecencia.
- Un amplio grupo de apoyo en línea que cultivé con más de 60 parientes y amigos a los que les daba actualizaciones oportunas sobre mi afección y recibía respuestas maravillosamente esperanzadoras.
- La disposición a ayudar a otros enfermos de cáncer de páncreas mediante mi historia y consejos basados en mi experiencia.
- Enérgicas ansias de vivir, mantener el sentido del humor, y a veces estar dispuesto a desafiar a los profesionales médicos. Como en el juego de mesa Monopoly, el mantra de mi quimioterapia era: “Quimio, ve directamente al páncreas, no te detengas en SALIDA, no recojas $ 200 y no hagas ningún viaje adicional”.
Joel cuenta su historia en “Whatever It Takes To Get Through This (Lo que sea necesario para superar esto)”.